Victoria me acerca a un rostro

Con esta serie Prodavinci festeja las ocho décadas de vida de Victoria de Stefano –y más de cincuenta de escritura creativa–  y se une a la celebración permanente de su universo narrativo: obra singular en el contexto de la literatura venezolana y de amplios alcances en otras regiones de la lengua.

Victoria de Stefano retratada por Ernesto Costante | RMTF.

Le llevo diez años a Victoria de Stefano, pero ella tiene lo que a mí me falta: sabiduría, disposición para la escritura, densidad y pensamiento filosófico y un portentoso olfato literario. En eso me lleva una morena. Yo simplemente la adoro y espero que no lo sepa o no se haya dado cuenta para que no sienta vergüenza alguna.

Tengo suficientes motivos para afirmar lo que digo. Uno de ellos es la vez que me dijo que cuando caminando le tocaba pasar frente a mi casa le agradaba escuchar el sonido de las teclas de mi máquina de escribir. La Lettera 21 con la que levanté a mi familia. El mismo sonido que ilumina la memoria de mi hijo Boris cuando era niño.

El motivo mayor (¡tampoco se lo he dicho nunca!) es que yo andaba por los once años cuando Tula, mi mamá, dejó de estar en este mundo y su rostro se ha borrado o erosionado lenta y dolorosamente, y a mi memoria le cuesta dibujarlo. Por eso, ver a Victoria es rescatar algo sagrado que creía haber perdido para siempre.

Soy lector de todos sus textos y me conmueve verla y sentirla conmovida a ella también cuando le toca dirigirse al público. Otros disertarán o analizarán con inteligente sensibilidad el prodigio de su escritura. Yo apenas tengo la fuerza y el valor de confesar lo que aquí he confesado con lágrimas.

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Lea los textos de la serie:

1. Victoria o el esplendor de la madurez creativa; por Ednodio Quintero.
2. Victoria de Stefano: “A veces siento que llegó la noche”; por Hugo Prieto.
3. Primer capítulo de “Vamos, Venimos”, la más reciente novela de Victoria de Stefano.
4. Mi novela favorita de Victoria de Stefano; por Oscar Marcano.
5. Aprender a caminar de nuevo; por Rodrigo Blanco Calderón.
6. Victoria de Stefano: Claro-que-sí; por Carolina Lozada.
7. Para Victoria de Stefano; por Krina Ber.
8. La utopía literaria de Victoria de Stefano; por Luis Moreno Villamediana.
9. La niña Victoria; por Antonio López Ortega.
10. Simplemente, Victoria; por Hugo Prieto
11. Victoria de Stefano: “En una novela tiene que haber verdad y belleza”; por Hugo Prieto.