EntrevistaDERECHOS HUMANOS EN VENEZUELA: 6 PERSPECTIVAS

Luisa Kislinger: “No queda duda de que hay un patrón en el uso de la violencia sexual”

28/09/2020

Fotografía tomada de Linkedin.

La Misión Internacional Independiente de determinación de los hechos de las Naciones Unidas sobre Venezuela publicó su primer informe el 16 de septiembre de 2020. Una semana después, lo presentó ante el Consejo de Derechos Humanos. Un grupo de tres especialistas, junto a su equipo técnico, investigó las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas, las detenciones arbitrarias y la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes cometidos desde 2014. Seis defensores venezolanos de derechos humanos explican el impacto del documento, qué significa para las víctimas y su relevancia internacional. En esta última entrega habla Luisa Kislinger, internacionalista y activista por los derechos humanos con enfoque de género, directora de la ONG Mujeres en línea.

En el informe de la Misión Internacional Independiente de determinación de los hechos sobre Venezuela no queda duda de que hay un patrón, que se repite desde hace varios años, en el uso de la violencia sexual por parte de diferentes fuerzas de seguridad para intimidar, acosar, y para infligir daño. Ya sea con el propósito de obtener un testimonio, falso o no; de neutralizar a las personas o simplemente para humillarlas, en el contexto de lo que implica la lógica retorcida de las detenciones arbitrarias. El uso de la violencia sexual cuenta con la anuencia de altas autoridades y constituye una política de Estado. Es sistemática y sostenida, lo que hace que los casos que incluyen actos de violencia sexual, así como otros delitos investigados por la Misión, califiquen como crímenes de lesa humanidad.

Si los crímenes descritos hubiesen ocurrido de forma aislada, en uno que otro caso, estaríamos frente a un delito igualmente condenable y abominable, pero a los responsables les tocaría ser procesados bajo otro tipo de acusación por tribunales nacionales; tribunales que deberían actuar para investigar estos casos en una democracia funcional. El tema aquí es que los crímenes de lesa humanidad tienen un tinte distinto. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional establece que las violaciones y cualquier otra forma de violencia sexual son crímenes de lesa humanidad cuando se cometen como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, que es lo que está pasando en Venezuela según lo que señala el informe de la Misión. Los crímenes de lesa humanidad se utilizan para anular a la población y negarle sus derechos fundamentales.

Reitero que la violación es solo una de las formas de violencia sexual. Es importante decir que las amenazas de violación también constituyen un crimen, aunque el acto no se haya perpetrado después. Desnudar a la gente en contra de su voluntad también es violencia sexual porque inflige terror en la persona. En esa situación tú no sabes si te van a violar, no sabes qué es lo que te van a hacer. Acoto que no solo las mujeres han sido víctimas de este tipo de violencia. También los hombres.

En el informe están citados casos terribles. La Misión investigó trece casos en los que funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional torturaron o sometieron a personas detenidas a tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes, y entre ellos se mencionan las amenazas de violación sexual, contra la víctima o contra sus familiares, y la desnudez forzada. En siete de los trece casos, dice el informe, los funcionarios “perpetraron actos de violencia sexual o de género contra personas detenidas en un intento de obtener confesiones o información que implicara a otros, o para degradarlos, humillarlos o castigarlos”. Varios exdetenidos dijeron a la Misión que podían ver o escuchar cómo otras personas eran torturadas. Y entre los actos escuchados se incluye la violación de al menos una mujer. 

La Misión también documentó violencia de género y hace un buen trabajo en develar cómo se produce. Todavía se siguen usando apelativos sexistas. Esto muestra cómo es el manejo de los estereotipos sexuales, de lo que debe ser una mujer y un hombre. Es decir, que hay machismo solapado.

En el capítulo VI analizan el impacto diferenciado de las violaciones de los derechos humanos en mujeres y niños, y se incluye la afectación indirecta. La mayoría de las víctimas de las detenciones arbitrarias y las ejecuciones extrajudiciales son hombres jóvenes, pero en estos casos las mujeres son víctimas secundarias que llevan un peso particular. Siguiendo el rol en las tareas de cuidado, es común que sean las mujeres las que visitan a los detenidos para llevarles ropa y comida. Los que están allí son sus hijos o su esposo. En estas visitas ellas pueden ser víctimas de malos tratos. Su productividad, sus trabajos y sus ingresos también se ven afectados porque deben manejar todos los temas legales y a la familia, cuya dinámica queda trastocada.

Aunque la Misión no pudo entrar a Venezuela, el grupo realizó un trabajo importante. Quiero resaltar que el mandato proviene de un órgano intergubernamental. Es diferente cuando los informes son encomendados por el secretario general de la OEA o por una Oficina de las Naciones Unidas, por ejemplo, porque pueden ser objeto de una interpretación más política. Me refiero a que alguien puede decir que el que habla en el informe es Michelle Bachelet, en el caso de la Oficina de la Alta Comisionada por los Derechos Humanos; o el secretario general de la OEA, como pasó en el caso del informe que encomendó Luis Almagro hace dos años. El informe de la Misión tiene otro peso porque el Consejo de Derechos Humanos de la ONU es un órgano compuesto por Estados miembro, y estos proponen y deciden la creación de una Misión de determinación de los hechos.

Este informe revela cosas tan comprometedoras que el mismo secretario general de la ONU, que rara vez se pronuncia sobre el tema venezolano, dijo que los hallazgos eran muy preocupantes y que las autoridades venezolanas debían tomar el informe muy en serio. 

Que se registren posibles casos de crímenes de lesa humanidad pone a Venezuela en otra liga, en la que están otros países que fueron dirigidos por dictadores crueles y a los que Naciones Unidas también investigó. No vamos a ver un resultado inmediato de esto, porque los procesos judiciales toman años. La gente se frustra y pierde la esperanza, por eso hay que recordar que este primer informe de la Misión abona un camino de documentación y memoria que da fe de cómo se cometieron violaciones de derechos humanos de forma sistemática en Venezuela. Se pudo haber decidido engavetar todo esto, bajarle el volumen o cambiar el encuadre. Hay que decir que también la Misión ha demostrado un compromiso con la verdad y con las víctimas que no puede ser desestimado. 

Celebro que la violencia sexual y de género haya sido analizada con rigurosidad en el informe, y ojalá se renueve el mandato de la Misión de determinación de los hechos para que puedan investigar otros casos.

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