Despachos desde la frontera (1): Entre el júbilo y el miedo

Paso en el puente Simón Bolívar. Fotografía de Raúl Arboleda | AFP

22/02/2019

El vuelo entre Caracas y Santo Domingo del Táchira estaba sobrevendido. Varios periodistas intentábamos viajar a la frontera entre Venezuela y Colombia para reportar sobre el ingreso de ayuda humanitaria a territorio venezolano el sábado 23 de febrero de 2019, por iniciativa de Juan Guaidó desde la Asamblea Nacional. El diputado asumió la encargaduría de la Presidencia de la República tras desconocer la elección de Nicolás Maduro para un segundo mandato.

La aerolínea solucionó el contratiempo y abordamos el avión cerca de la 1:00 de la tarde. Minutos antes, Maduro hablaba por televisión, rodeado por los generales que integran el Comando Estratégico Operacional, la cabeza que planifica, dirige y ejecuta las acciones de la Fuerza Armada venezolana. Cuando llegamos al aeropuerto de Santo Domingo, nos enteramos de que Maduro había ordenado el cierre de frontera con Brasil y amenazaba con bloquear los pasos con Colombia.

El día anterior habían cerrado el tránsito aéreo y marítimo con Aruba, Curazao y Bonaire. Guaidó había prometido que los despachos entrarían el sábado desde la ciudad colombiana de Cúcuta, el estado brasileño de Roraima y a través de los puertos de la costa norte del país para recibir los insumos provenientes de las islas del Caribe. Nos pusimos nerviosos, teníamos que apurarnos. Debíamos recorrer más de 18 kilómetros para cruzar la frontera antes de que la cerraran.

Dos hombres nos miraban mientras esperábamos las maletas. Parecían vigilarnos. “Son funcionarios de las Faes”, dijo uno de los choferes que nos llevarían desde San Antonio hasta Cúcuta. El gobierno de Maduro creó las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana en julio de 2017, para reforzar los cuerpos de orden público después de las protestas en las que murieron 128 personas. El chofer nos contó que había policías y militares por todas partes, especialmente en las vías hacia Ureña y San Antonio.

En la Troncal 5 vimos tres convoy de la Guardia Nacional. La gobernadora de Táchira, Laidy Gómez, dijo que se mantenían alerta ante una posible toma de centros hospitalarios y escuelas por militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela y militares. Iban a entregar colchones en el Hospital Central de San Cristóbal. Fuimos hasta allá.

San Cristóbal ha estado en tensión durante la semana. Todos los días se han visto largas colas de carros para abastecerse de gasolina. Los pensionados esperan horas en filas para retirar el pago mensual de la pensión en los bancos. Apenas reciben mil bolívares de los 18.000 que les corresponde, en billetes de 5, 10 y 100.

Laidy Gómez declaró el viernes 22 de febrero como día no laborable por el concierto Venezuela Aid Live en Cúcuta. La gobernadora pidió que se habilitaran los puentes de Tienditas, San Antonio y de Ureña para el paso de la ayuda humanitaria. “En Tienditas hay unos containers, creo que unas cien personas son capaces de moverlos, empujando un poquito, sin armas (…) Los tachirenses hoy tenemos la esperanza a unos pocos kilómetros”.

Salimos del hospital a las 3:40 de la tarde hacia San Antonio. En el camino había manifestaciones en apoyo a la ayuda humanitaria. Se desarrollaban cerca de comandos de la Guardia Nacional. Táchira parecía dividirse en dos emociones: júbilo y miedo. Ya en San Antonio, a unos pasos del Puente Internacional Simón Bolívar, tres jóvenes pintaban un mural con la frase “Venezuela es paz” y un logo oficialista con la popularizada “Hands off  Venezuela” (Manos fuera de Venezuela), dedicada al presidente estadounidense, Donald Trump.

Quedaba mucha gente en el principal cruce fronterizo entre Táchira y Cúcuta cuando faltaban apenas dos horas para el cierre regular. Todos decían que sería imposible pasar al otro lado: “Van a cerrar desde hoy hasta el lunes”, “Maduro va a cerrar en cualquier momento”. Pasamos sin contratiempos. El jueves 21 de febrero, en la noche, Guaidó reiteró que la Asamblea Nacional había autorizado el ingreso de la ayuda humanitaria y llamó a los militares a que actuarán “de acuerdo a la instrucción”.

En el puente se escuchó varias veces el #MaduroChallenge. Alguien gritaba “¡Maduro!”. El resto respondía un insulto al unísono. Dos guardias nacionales participaron, moviendo los labios, sin emitir palabra.

En La Parada, zona colombiana que recibe al transeúnte del Puente Internacional Simón Bolívar, seguía el festejo y las ventas asociadas al concierto. Las franelas alusivas al Venezuela Aid Live se vendían en 20 mil pesos cada una (poco más de 6 dólares). El viernes 22 de febrero, habrá conciertos en ambos lados de las frontera colombo-venezolana, pero la gente piensa que no es lo único que pasará.


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