Eliminatorias sudamericanas

La Vinotinto evita una crisis: ganó contra Paraguay

Fotografía de Yuri Cortez | AFP

13/09/2023

Salomón Rondón mira a la grada y levanta el puño izquierdo hacia la noche. El balón ya no rueda. Quienes lo ven desde la tribuna están saltando. Gritan, sonríen, se abrazan. Unos instantes previos a este momento, el delantero estaba arrodillado y con la frente pegada al césped. Quizá estaba agradeciendo por su gol de penal, en el 93’, tal vez pensando en su papá, fallecido hace casi un año, en las críticas recibidas y en el valor de la anotación: La Vinotinto ganó tres puntos contra Paraguay, este 12 de septiembre de 2023, y corresponde a la fe que una parte de la sociedad está entregándole. 

Aunque lo normal es quedarse con el resultado, ese 1-0 en el Estadio Monumental de Maturín, en el partido pasaron varias cosas que sirven para enriquecer la discusión más allá del marcador. La primera de ellas tiene que ver con el público. La historia contemporánea del país sugiere que, cuando se trata de deportes colectivos, las selecciones han generado más expectativas que resultados positivos. La Vinotinto no escapa a eso. Aún así, se renuevan las oleadas de seguidores y desde las gradas vuelven a bajar gritos de “¡Venezuela, Venezuela, Venezuela!”, o se celebran acciones inofensivas como si se trataran de movimientos definitorios. 

Lo anterior es relevante si se recuerda que los mejores años de La Vinotinto fueron de la mano con la afición, una que sigue sin interesarse en el fútbol local —por razones que pertenecen a otro artículo— pero que, cuando se trata de la selección, conecta de una forma intensa y comprometida. Puede que ese rugido del público sirviera para sacudir algún temor en los jugadores y llevarlos a mostrar una mejor versión de la vista contra Colombia. La posible evolución del juego del equipo no sucederá de un momento a otro. De ocurrir, será a través de partidos como este, ante rivales con calidad técnica similar y con tendencia al juego directo. 

La Vinotinto y la obligación de proponer

Luego de la derrota contra Colombia, se abrieron varias preguntas relacionadas con Paraguay. ¿Cuál sería la intención del equipo? ¿Saldría a atacar? En ese caso, ¿de qué manera lo haría?, teniendo en cuenta que viene de varios partidos en los que anotar un gol es complicado. Si Paraguay se cerraba, ¿cómo haría La Vinotinto para encontrar espacios?

El partido ofreció un poco de cada uno de esos escenarios y Venezuela compitió de buena manera en las diversas situaciones que se le plantearon. Aún con Miguel Almirón intimidando en el sector defendido por Miguel Navarro, quien ofreció un mejor rendimiento que Luis Mago; o con las caídas de Ramón Sosa por el lado opuesto de la cancha.

Superados los temporales ocasionales que generaron los visitantes, esta vez La Vinotinto sí pudo tomar mayor altura cuando Paraguay retrocedió metros. Las distintas líneas del equipo se encontraron con mayor facilidad y eficacia. Nada muy sobresaliente. La sensación es que aún hay potencial para el juego asociado. Pero, teniendo en cuenta que este ciclo recién comienza, no es un detalle menor: cuando debía proponerse algo más que defender, equipo y cuerpo técnico dieron un paso al frente. 

El valor de Yeferson Soteldo

Ya no es un secreto regional que Yeferson Soteldo es el jugador más hábil de Venezuela. Pero eso entraña un problema: los adversarios saben que si logran detenerlo, el juego ofensivo de La Vinotinto se reducirá de forma significativa. Su regate y velocidad van a seguir siendo un valor dentro de la selección. Aunque su juego gana en diversidad cuando no se aferra a esos recursos y entiendo que a través de la asociación también puede crecer el equipo.

Su partido fue un collage de situaciones en las que pudo ofrecer una y otra versión. A largo plazo, puede que la segunda, esa en la que conecta con más compañeros, agitando las posibilidades ofensivas del equipo, sea la más útil. Soteldo, cuando sale de la banda izquierda y se tira hacia el centro, se lleva defensas y abre espacios para otros compañeros. Su movilidad, en zonas de creación y ataque, lo acerca a interiores como Yangel Herrera, con quien está llamado a liderar este nuevo ciclo eliminatorio, junto con Yordan Osorio. 

Soteldo, Herrera y Osorio tuvieron un rendimiento acorde con lo que se espera. Se hicieron base del equipo, superando algún error o reduciendo los riesgos que Rafa Romo propicia con algunos rebotes. La dinámica de los tres repercutió, de forma directa, en quien se lleva todas las portadas impresas y digitales de esta noche en el Monumental de Maturín, Salomón Rondón.

La vieja guardia y el paso del tiempo

En la rueda de prensa previa al partido, el entrenador Fernando Batista estuvo acompañado de Tomás Rincón. Parecía una pista: el capitán de La Vinotinto repetiría como titular, aunque todavía esté tomando ritmo de competencia en Brasil. Pero no. Evaluar el rendimiento del equipo sin él, teniendo en cuenta que no está en su pico de rendimiento, tendría un punto de injusticia. Sin embargo, su ascendencia dentro del grupo sí es algo que puede considerarse. 

Esta se vio cuando recibió a Josef Martínez, quien fue sustituido luego de que el segundo tiempo tuviera pocos minutos. Puede que la escena se repita con frecuencia en los próximos meses, con Martínez o con cualquier otro. Antes de este momento, Rincón ya había celebrado que el equipo se encontrara en un mejor contexto institucional y organizativo que el vivido en tiempo no muy lejano. Está por verse cuál será su rol deportivo, pero este tipo de gestos también cuenta dentro de estos procesos largos e irregulares. Contra Paraguay, el campo se hizo reflejo del que parece ser el estado de ánimo del equipo: ilusión y compromiso. 

Por extraño u obvio que parezca, conviene recordar que hasta hace mucho no era así, con polémicas y disputas hacia cualquier dirección. Es desde ese mood colectivo que se explica la celebración del gol anulado a Yangel Herrera, con titulares y suplentes abrazándose y, también, la fiesta que propició el penal cobrado por Rondón. 

Venezuela vuelve a ganar con Paraguay como visitante, algo que no ocurría desde el 2005, de acuerdo con datos de Renzo Di Vincenzo. Mientras tanto, el “mano, tengo fe”, ese fenómeno viral, comienza a sumar en el ciclo eliminatorio. 


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