Diario Literario

Diario literario 2024, abril (parte I): la triste primavera de Machado, el exilio de Superman

06/04/2024

Antonio Machado retratado por Leandro Oroz. 1925

Milán, lunes  1º de abril de 2024

La triste primavera de Machado

Uno de esos días que hace de la primavera un milagro, sólo comparable a una mañana de enero en el Caribe de Margarita. Cuando la luz es la más transparente y los cielos están a mano no importa el azul de la altura. Es imposible no pensar en el estadoudinense cuando decía, que nada peor que ser ciego en la Alhambra. Pero la primavera es un mito, un relato que casi nuca tiene que ver con la realidad. Lo hace poco, pero la experiencia es inefable y de allí, de esta incapacidad para racionalizar lo irracional, nace el mito. También Antonio Machado esperaba un milagro de la primavera que nunca se produjo. Su joven esposa moriría poco después de este poema-oración:

 

A UN OLMO SECO

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas nuevas le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejercito de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes de que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde del camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
Olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida
otro milagro de la primavera.

Botellas de Kandor. Mike Kelley. Fotografía de Bourse de Commerce de Paris

Milán, martes 2 de abril de 2024 

Segunda versión

En 2022, nueve años después de una experiencia con el arte de Mike Kelley en la muestra “Ghost&Spirit” en el Hangar Bicocca de Milán, escribí la primera versión de esta elegía dedicada a Superman, quien no era otro que el mismo Kelly. Un año más tarde, en 2023, en la Bourse de Commerce de París, sede de la Fundación Pinault, me tocó en suerte encontrarme de nuevo con Kelley en la exposición “Eternity is a Long Time”, una experiencia, como la del Biccoca, memorable. De esa experiencia de hace menos de un año es esta segunda versión de “El exilio de Superman”:

 

EL EXILIO DE SUPERMAN (2ª VERSION)

De todos los exilios,
ninguno más ingrato
que el de Súperman.
Nunca desapareció
su país abandonado
y el sabio padre escogió
el planeta equivocado.
Cambiar Kripton
por la Tierra, no fue
lo más acertado.
No fue destruida Kándor,
la ciudad natal,
sino secuestrada
por las fuerzas del mal.
Reducida cien
veces de talla,
Kándor sigue con vida
en una campana
de cristal.
El hombre de acero
llora cuando la observa
más allá del horizonte sideral.
De nada le sirve
su roja capa,
ni la velocidad
estelar.
Sabe que su exilio
será tal largo
como sus días.
La Montaña
de la Soledad
es su sola
compañía.
Quisiera acompañarlo,
compartir con él
algunas poesías,
cantos de amor y esperanza
aunque no sea yo,
exiliado poeta,
un experto en alegrías.

Vista panorámica de Atenas. Fotografía de Dario Sušanj | Flickr

 Atenas por fin

La generosidad de Constanza, quien me llevó a Creta hace unos años, me hace posible mi visita a Atenas a partir de mañana. No puedo estar más excitado. Estoy hablando de Atenas, sin conocerla en persona, desde que comencé mi carrera de docente en la Escuela de Artes Plásticas “Arturo Michelena”, apenas cumplidos veintiún años. Les hablaba a los futuros artistas de la tragedia griega siguiendo los sabios comentarios de Albin Lesky. La Atenas de mañana, sin embargo, seguramente estará más cerca de Seferis que de Sófocles. Llevo conmigo el diario de Cavafy cuando visitó la capital griega, pero dificulto que sea algo revelador. Demasiado alejandrino para sentirse a sus anchas en Atenas. Vamos a ver.


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