Álbum de familia

Viaje en círculo

05/05/2022

Fotografía de álbum familiar ©Archivo Fotografía Urbana

El tedio se filtra

a través del plafón gris del otoño.

Las primeras horas de la mañana

caminan el adoquinado de una calle

hasta la parada del tranvía,

junto al odoroso riachuelo.

Sigo una lógica que me dictan

ciertas obviedades

y me digo

que si el tranvía de la línea Nº 2

cruza frente a mi casa

para luego perderse

por veredas incógnitas

y después regresar,

esto significa que ese trayecto

me pertenece

y es posible conocer un segmento

circular

del mundo.

Así ocurrió hoy miércoles

de septiembre con niebla

al apartarme de mi garzonier

en Bucarest:

la pequeña París,

la arruinada Trieste.

Y salí a pasear tras un portazo de tranvía,

sentado en un asiento

color mostaza.

Rodé y rodé con el traquetear

de los engranajes

y chispazos de alta tensión,

y contemplé los dioramas

que fue dejando la Segunda Guerra Mundial

con la retirada del ejército rojo de los sóviets:

ellos son el pasado que todavía acobarda al presente

arrancándole ojos y boca.

¿Pero los fantasmas de los transeúntes

tendrán alguna responsabilidad?:

esos, los que hacen la cola del pan

o caminaban con una bolsa

de menguados encurtidos.

Eran secuencias en blanco y negro:

el verde era gris,

el abrigo marrón era gris,

la calle, y las casas…

Me bajé en una esquina donde una mujer

estaba al acecho de lo inexistente

se me acercó tanto:

el placer apagado sin rubor

y el modesto élan

de un perfume

que el viento disolvía

en la vaguedad de aquel purgatorio.

Luego regresé a la grasa

frotando su congelamiento contra los rieles,

también al color mostaza de otra banca

y al achispado relámpago eléctrico

de los engranajes del tranvía

al tomar una curva.

Por fin dormí con resaca

sobre mi almohada

que no me dejó soñar cuando se hizo de noche.

 

¡Otra vez la noche!


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