Fútbol

La Vinotinto espanta sus fantasmas: goleó a Chile con Soteldo y Rondón en plan estelar

Fotografía de Federico Parra | AFP

18/10/2023

La selección de fútbol de Chile solía lucirse contra Venezuela, pero se fue del Estadio Monumental de Maturín pegando patadas y pidiendo la hora. Cuando el árbitro pitó el final del partido antes de cumplirse el tiempo agregado, Alexis Sánchez y Gary Medel, dos históricos de aquella selección que daban por hecho sumar puntos en Venezuela, terminaron jadeando y frustrados. Mientras tanto, Yeferson Soteldo y Salomón Rondón se daban un baño de masas, luego de conseguir el resultado más importante para la Vinotinto, luego del 0-3 en el Estadio Centenario de Montevideo.

Se puede pensar que los mejores días de la selección de fútbol de Chile pasaron, que aquella generación ganadora de dos Copa América es solo un recuerdo; incluso es válido tener en cuenta que la expulsión de uno de sus jugadores, durante el segundo tiempo contra Venezuela, terminó por desbalancear el pulso. Aún con esas consideraciones sobre la mesa, la goleada de la Vinotinto 3 a 0 no pierde un ápice de relevancia ni valor histórico: solo había ganado una vez siendo local. 

Cuando Venezuela enfrentó a Chile en un contexto definitorio, urgida de puntos o en un ambiente donde debía reafirmar un buen momento deportivo, La Roja arruinó cualquier tipo de esperanza. En cambio este martes 17 de octubre de 2023, la Vinotinto volvió a cruzarse contra su némesis particular y tuvo la oportunidad de cambiar esa tendencia contemporánea y no la desaprovechó.

Antes que a otro equipo, Venezuela se estaba enfrentando contra su falta de competitividad en un escenario donde ganar es un deber. Contra su tendencia a dispararse el pie, cometiendo errores de categorías no de profesionales, y su incapacidad para aprovechar del mal momento de su adversario. En resumen: contra sí misma. Esta goleada no puede resumirse solo a este instante particular ni al lugar momentáneo que ocupa el equipo en la tabla de clasificación. Se trata de un resultado que salda un legado de frustraciones sociales y deportivas y, quizá, sea una transición para el principal objetivo del equipo: clasificar al próximo Mundial de Fútbol. 

Fotografía de Federico Parra | AFP

Las caras de la Vinotinto

Una de las ideas en las que Fernando Batista ha insistido es que Venezuela no debe sentirse menos que nadie. La intención, dentro del deporte de alto rendimiento, es un lugar común y tiene tradición dentro de nuestra propia mitología (Richard Páez fue uno de los que la pregonó). Sin embargo, esta etiqueta no hace que sea más fácil recrear esa actitud dentro del campo. A juzgar por los resultados y el desempeño de la Vinotinto, el mensaje del entrenador caló en sus futbolistas, quienes se adecuan a cada plan de juego que Batista propone. 

Los primeros minutos contra Chile tuvieron un punto de agresividad que no es común dentro de la Vinotinto. Los centrales y los mediocampistas pegaron patadas y “cuerpiaron” con una actitud más propia de los minutos finales antes que los iniciales. Era una manera de marcar la cancha, de intentar imponer condiciones físicas, aunque el juego estuviera bajo control rival.

Durante los primeros 25 minutos Chile fue mejor: atacó por los costados, manejó la pelota y, de vez en cuando, buscó la espalda de los defensores venezolanos. Sin ser aquella máquina que con Marcelo Bielsa y luego con Jorge Sampaoli puso en aprietos a la región, el visitante dominaba e incluso pudo anotar un gol, con un remate que pegó en el larguero. Ante cambios de ritmo o juego directo, a Venezuela le cuesta defenderse y cuando esto ocurre, le resulta mucho más difícil atacar.

Era inevitable pensar que, como en las ocasiones anteriores, Venezuela no podría ante el contexto. Sin embargo, la Vinotinto logró a través de acciones puntuales mantenerse en juego y cambiar el curso del partido. Un cabezazo de Salomón Rondón y luego una corrida por el sector derecho de la defensa rival fueron clave para sembrar dudas en el visitante: el punto débil era Gary Medel. 

Entre una y otra acción, el equipo debió reconocer que Chile ya no tiene la intensidad de antes y que su defensa era frágil. Yangel Herrera y José Martínez centraron esfuerzos en presionar la salida de balón. Así se generaron dos de las ocasiones más peligrosas de la Vinotinto en la primera parte. Con la segunda, llegó el primer gol del equipo, nacido de una definición impecable de Yeferson Soteldo en el minuto 46.

Gol.

Fotografía de Federico Parra | AFP

Soteldo llega a la cima

Con cada toque de balón de Soteldo, el Estadio Monumental de Maturín rugía. La conexión entre afición y atacante es natural y ha sobrevivido a alguna polémica. La grada sabe que es el jugador diferencial de la Vinotinto y mucho de lo que pueda ocurrir en campo rival depende de su habilidad. Desbordar y asociarse con sus compañeros.

Cuando Soteldo ataca, tiene espacio para correr y no está muy lejos del área, puede que sea uno de los jugadores más desequilibrantes de la región. Chile le ofreció este contexto y el jugador respondió. El rival ya tenía uno menos, debido a la expulsión de Marcelino Nuñez en el 59, y Aléxis Sánchez ya no podía dar más para salvar a su equipo. Entonces, Soteldo mostró una y otra vez su capacidad para mantener cerca del pie la pelota o lanzarla al vacío sin perder control sobre ella; su manejo del tempo para saber cuándo frenar y acelerar; su estado físico para resistir choques rivales y dejarlos regados en el campo, víctimas de una batalla, hasta centrar para que otro mande a algún chileno a sacarla de su propio arco.

Gol.

Fue de Rondón, quien igualó a Juan Arango como el máximo goleador en Eliminatorias de Venezuela con 12 anotaciones y es el quinto histórico de la región con 41. El mejor partido de Soteldo llegó cuando el equipo necesitaba reafirmar su buen comienzo matemático, con cuatro de nueve puntos. Se produjo con la Vinotinto siendo irregular como colectivo durante algunos tramos del juego. Pero su talento individual, quizá por primera vez en mucho tiempo, logró elevarla de forma definitiva por sobre su adversario. Con una jugada similar a la descrita se produjo la tercera anotación de Venezuela, firmada por Darwin Machís. 

Gol.

Este último se produjo luego de más de 60 pases, con una posesión de balón que superó los 3 minutos. Con cada uno de esos tres goles, en las calles de Santiago se escucharon cornetazos de los carros. En Chile hay más de 440 mil migrantes venezolanos que, quizá por unos instantes y con el deporte de por medio, no se sintieron tan lejos de casa. Es probable que alguno de ellos recordara, entre gritos y ruido, los malos partidos contra el equipo del país donde ahora viven e, incluso, los haya sufrido desde la cancha, con los rostros de Gary Medel o de Arturo Vidal (hoy ausente) celebrando sobre la tristeza de Venezuela.

Pero no esta vez.

Venezuela, aún en proceso de evolución, sumó 7 de 12 puntos posibles. De momento, y de forma resumida, la intención del equipo es tener una defensa sólida —dos goles recibidos en cuatro partidos— y contraatacar —cinco goles anotados— la mayoría de las veces, a menos que el rival de facilidades para manejar el balón a gusto. El plan de juego le resta protagonismo en los partidos a favor de un poco de estabilidad en cada una de las áreas. 

Aún queda mucha Eliminatoria, el calendario se extiende hasta 2025, en escenarios complicados y la selección depende del rendimiento que los futbolistas puedan sostener en sus clubes. Sigue sin ser un equipo al que no le sobra nada, que debe a los esfuerzos colectivos su fortaleza. Pero la sensación es que puede mejorar y eso, con goleadas sobre rivales históricos, es más fácil de lograr. La fe, para que no se pervierta, necesita de algún tipo de recompensa. La Vinotinto, con resultados como este y el anterior antes Brasil, se la está dando a una afición que luce cada vez más conectada con su equipo. 


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