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José Esparza: consideraciones sobre la vacunación en Venezuela y el futuro de la pandemia
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En el año 2016, el virólogo venezolano José Esparza escribió un artículo en la revista Investigación Clínica, en el que especulaba cuál podría ser la siguiente pandemia que la humanidad tendría que enfrentar.
Entonces, Esparza pronosticó que la influenza sería probablemente la causante de una nueva pandemia, aunque incluyó en la lista de posibles detonantes a los coronavirus altamente patógenos.
Un día antes de que se cumpla un año desde que la Organización Mundial de la Salud declarara a la covid-19 como pandemia, el 10 de marzo 2021, el doctor Esparza participó en el ciclo de charlas de la Sociedad Venezolana de Infectología y SOS Telemedicina de la Universidad Central de Venezuela, para hablar sobre los últimos acontecimientos en el curso de la pandemia de covid-19 y los retos de la vacunación en Venezuela.
Proceso de vacunación en Venezuela
Mientras que el resto de los países de la región ya han publicado sus planes nacionales de vacunación, los cuales definen claramente elementos como los grupos prioritarios y fases del proceso de vacunación, la logística para llevar las vacunas a los diferentes grupos poblacionales, y el monitoreo de los efectos secundarios causados por las vacunas, Venezuela todavía no lo ha hecho.
Esparza manifestó su preocupación por el agravamiento de la pandemia en Venezuela e hizo hincapié en la necesidad de continuar y reforzar las medidas preventivas, tales como el uso de mascarillas, distanciamiento físico y medidas de higiene personal.
Para el especialista, el futuro de la pandemia depende del comportamiento de las personas, así como de la gestión del gobierno. Esparza sostiene que el plan de vacunación en Venezuela no será lo suficientemente intenso para establecer inmunidad colectiva y recomienda al gobierno priorizar el uso de las vacunas disponibles en las poblaciones de más alto riesgo, sobre todo el personal de salud.
“Venezuela comenzó un plan vacunal en el que ni siquiera sabemos con cuántas vacunas puede contar el país. Lo poquito que sabemos del plan no se cumple”, dijo Esparza. “Por ejemplo, la primera prioridad en todo el mundo es vacunar a los trabajadores de la salud, porque son los que están más expuestos al virus. En Venezuela han muerto al menos 350 trabajadores de la salud. De manera que esa es la primera prioridad”.
En Venezuela, la Academia Nacional de Medicina ha hecho recomendaciones en torno a la urgencia de definir un plan de vacunación nacional con dos componentes fundamentales. El primero es la necesidad de tener diferentes vacunas contra la covid-19 para asegurar el acceso a suficientes dosis para vacunar al menos al 70% de la población adulta del país, que en Venezuela son 15 millones de personas. Para ello se requerirían 30 millones de dosis. Hasta ahora, han entrado al país 700.000 dosis (200.000 de Sputnik V y 500.000 de Sinopharm).
En segundo lugar, el plan de vacunación debe ser publicado y de libre acceso a la población, para que ésta pueda conocer a cabalidad el plan y pueda entonces aceptarlo.
“Espero que en algún momento el gobierno actual entienda que la Academia Nacional de Medicina no está antagonizando, sino que la Academia tiene un objetivo que es favorecer la salud de los venezolanos, que cada venezolano tenga acceso a la vacuna y que evitemos una tragedia mayor”, dijo Esparza.
¿A qué velocidad se puede vacunar en Venezuela?
La velocidad a la que se logrará desarrollar el plan de vacunación en Venezuela dependerá de la disponibilidad real de vacunas. Esta cifra no viene dada por el contrato que se ha firmado con una farmacéutica, sino por el número de vacunas que están disponibles en el país y por la capacidad que tiene el sistema de salud para suministrar las dosis de las vacunas.
Se estima que si cada día se vacuna al 1% de la población objetivo, se requerirían 100 días para inmunizar a la totalidad. Muy pocos países alcanzan esa meta. Sin embargo, en Venezuela, aceptando que la capacidad de gestión está lejos de ser óptima, el doctor Esparza estima que diariamente se podría vacunar al 0,2% de la población (unas 30.000 personas). A este ritmo estimado se necesitarían más de 500 días, casi dos años, para alcanzar la meta de vacunación.
“El hecho real es que la vacunación en Venezuela comenzó el 18 de febrero de 2021 y, de acuerdo a la información oficial, en estos 21 días sólo se han administrado 60.000 dosis. Es mucho lo que tenemos que trabajar para alcanzar la meta de vacunación”, concluyó Esparza.
Pandemias, una perspectiva histórica
Aunque la pandemia de covid-19 es un hecho inédito en la historia mundial reciente, una revisión de otras pandemias y epidemias previas puede ofrecer lecciones valiosas sobre qué se puede esperar de la covid-19 en la fase actual de desarrollo de la pandemia y cuál podría ser el curso a futuro de esta enfermedad.
La mayoría de las epidemias que se han producido en los últimos tres siglos tienen algunos rasgos en común. En primer lugar, la mayoría, aunque no todas, comenzaron en China y mostraron un comportamiento estacional, con picos de infección en la temporada de invierno.
La mayoría de estas epidemias tuvieron una duración de entre 2 y 3 años, y cursaron de dos a tres olas. Asimismo, la mayoría parecen haber sido finalmente controladas a través de la inmunidad de rebaño, con al menos un 40% de inmunidad en la población.
La Gripe Española: la pandemia del siglo XX
La pandemia conocida como la gripe española se gestó durante los años de la Primera Guerra Mundial. A pesar de su nombre, esta pandemia se originó en realidad en Estados Unidos y fue llevada a Europa por los soldados americanos que fueron enviados a combatir en la guerra.
Esta pandemia debe su nombre al hecho de que durante la Primera Guerra Mundial, la mayoría de los países beligerantes que peleaban en el conflicto ocultaron las cifras e información sobre las muertes de tropas causadas por el virus. España, que no formaba parte de los países beligerantes, sí publicó datos sobre los estragos de la enfermedad, y por esa razón le adjudicaron a la pandemia el nombre de gripe española.
A finales de 1918, en Francia, se cree que comenzaron a aparecer variantes de interés del virus causante de la gripe española. “Pudo haber aparecido una mutación espontánea, en la que el virus de influenza se adaptó a la multiplicación en humanos en medio de la concentración de tropas que peleaban en Europa”, explicó el doctor Esparza, “y es probable que el paso del virus entre humanos haya aumentado su virulencia”.
La segunda ola de la gripe española fue la que se esparció por todo el mundo y llegó a La Guaira, Venezuela, en octubre de 1918. En aquel entonces no se viajaba por avión, de manera que el virus se trasladó por barco. Aún así, la epidemia se esparció por todo el mundo a gran velocidad y estuvo activa hasta principios de 1919.
La mayoría de los casos de gripe española en Caracas se produjeron a finales de 1918 y se estima que la epidemia causó entre 25.000 y 75.000 muertes, lo que en aquel momento representaba del 1% al 3% de la población nacional.
Entonces se formó la “Junta de Socorro”, presidida por el Dr. Luis Razetti, de la Academia Nacional de Medicina, para atender a la población afectada por la pandemia. “Una cosa importante es que las medidas de aislamiento social y el distanciamiento social mostraron ser efectivas en el control de la gripe española”, resaltó el doctor Esparza.
La influenza pandémica y la covid-19: similitudes y diferencias
Aunque la influenza pandémica y la covid-19 son causadas por virus de distintas familias, ambas enfermedades comparten varias características en común.
En primer lugar, ambas son causadas por virus para los cuales no hay una inmunidad preexistente en la población mundial. Otro rasgo común es que las dos enfermedades se transmiten por vía respiratoria y también comparten un factor que ha sido determinante en el curso de la enfermedad entre la población mundial, y es que los asintomáticos pueden transmitir el virus, haciendo difícil el control de la pandemia.
Los dos virus son además capaces de infectar a millones de personas y se propagan rápidamente alrededor del mundo.
Una de las diferencias más significativas entre la influenza y la covid-19 ha sido el ritmo básico de reproducción, que es el número promedio de casos nuevos que se generan a partir de un caso dado a lo largo de un período infeccioso.
Un ritmo básico de reproducción superior a 1 quiere decir que la epidemia está creciendo. En el caso de la gripe española, el ritmo básico de reproducción era de entre 3 y 4 casos nuevos a partir de cada infección. En la covid-19, el ritmo básico de reproducción se sitúa entre 3 y 6 nuevos casos a partir de cada infección.
Variantes del SARS-CoV-2
Las variantes del virus se generan a partir de las mutaciones que se producen en el virus. Estas mutaciones ocurren cada vez que el virus infecta a una nueva persona, debido a que el virus debe copiar su código genético en las células del nuevo anfitrión para reproducirse, y al hacerlo comete errores en la transcripción de su código genético. Estos errores se traducen en variaciones en el código genético del virus, que pueden ser cosméticas o pueden alterar elementos significativos en su composición.
Hay varios aspectos importantes a considerar en relación a las variantes del virus.
En primer lugar, la transmisibilidad, es decir, si la variante hace que el virus se transmita entre personas con mayor facilidad. También se debe analizar si la variante produce cambios en la patogenicidad del virus o fallas en la identificación del virus mediante diagnóstico molecular. Por último, es necesario identificar si la variante afecta la protección contra el virus conferida por una infección previa o por alguna vacuna.
Una de las primeras mutaciones del SARS-CoV-2, documentada en la fase temprana de la pandemia, fue la mutación conocida como D614G, que trajo un cambio en un aminoácido del virus: de ácido aspártico a glicina. “Cuando esta mutación apareció, nos dimos cuenta de que estaba reemplazando a la versión anterior del virus, y se convirtió en el virus que con más frecuencia se estaba transmitiendo en el mundo”, explicó Esparza.
Algunas de las variantes más notables del virus que están circulando actualmente en el mundo comparten la mutación D614G. Es el caso de la B.1.1.7, que surgió en el Reino Unido, y que se transmite con gran densidad. El 40% de las infecciones que han ocurrido en Estados Unidos hasta el momento pertenecen a esta variante.
La misma mutación D614G también está presente en la variante B.1.351 de Sudáfrica y en la P.1 de Manaos, Brasil.
Otra mutación relevante del SARS-CoV-2 es la conocida como E484K, que también aparece en la variante de Sudáfrica y en la de Brasil, que ya está presente en Venezuela.
Esta es una sustitución en el lugar 484 de un ácido glutámico a lisina, lo que potencialmente podría hacer que esta variante pueda escapar en alguna medida a la respuesta inmune producida por las vacunas recientemente aprobadas para uso de emergencia contra la covid-19.
De momento aún se están realizando estudios, pero todavía no hay suficiente información sobre cuál puede ser el efecto clínico de esta mutación en una persona que haya sido vacunada contra los referentes previos del virus. “No obstante, las empresas farmacéuticas ya están desarrollando vacunas adaptadas”, explicó el doctor Esparza, “y puede que en el futuro tengamos que adaptar o actualizar periódicamente las vacunas para hacerlas efectivas contra las variantes que puedan surgir, como actualmente lo hacemos contra la influenza”.
¿Qué pasará con la pandemia de covid-19?
Una epidemia solo llega a su fin cuando se interrumpe la cadena de transmisión. Para ello se ponen en práctica medidas no farmacológicas: el uso de mascarillas, el distanciamiento social, la higiene personal y la limitación en la congregación de personas. Pero la forma más efectiva de interrumpir la cadena de contagio es con una campaña de vacunación global de alta cobertura, que logre alcanzar al 70% de la población mundial, lo que plantea un reto muy significativo.
Hasta el momento, existe cierto consenso en torno a la hipótesis de que la pandemia de Covid-19 desaparecerá cuando se alcance la inmunidad de rebaño. “No obstante, mucha gente piensa que este virus de SARS-CoV-2 vino para quedarse”, dijo Esparza.
Existe la posibilidad de que el SARS-CoV-2 afecte a bolsas de población que no hayan alcanzado inmunidad, como por ejemplo a los niños. Podría entonces convertirse en una enfermedad propia de la infancia, como lo es por ejemplo el sarampión. “También queda la pregunta de si vamos a tener que actualizar la vacuna anualmente, así como lo hacemos con la vacuna contra la gripe”, dijo Esparza.
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