Foto Roberto Mata

EL HAMBRe Y LOS días



"Estamos a punto de empezar a pasar hambre"

"A la una de la mañana tomo un taxi que me cuesta 1.700 bolívares para empezar la cola en el supermercado Kromi, en Prebo. Eso es en el noroeste de Valencia. La cola es por orden de llegada, pero cuando llego compro un puesto por 1.000 bolívares y entonces me rodeo de bachaqueros.

 

Ya a las seis de la mañana tengo mi lugar en la cola, pero sin número todavía, y he gastado 2.700 bolívares. Y todavía me faltan por lo menos seis horas para ver si compro algo. Mientras tanto, la policía me hace correr de aquí para allá… porque les encanta hacer correr a todo el mundo.

 

Hace quince días, en la parada del autobús, la gente empezó a decir que en Acarigua se podía comprar de todo. Entonces me fui a las cuatro de la mañana para allá. A las nueve, cuando llegué, me tuve que colear sin pagar el puesto porque esa cola ya era imposible. Tuve suerte. Mi yerno fue conmigo y no se quiso colear. Se devolvió vacío y a las diez de la noche. No compró nada. No tuvo suerte. Yo, en cambio, traje una bolsa con cinco kilos de harina, cinco kilos de arroz, seis paquetes de pasta y dos kilos de azúcar. Pagué por todo 6.022 bolívares… ¿pero cuánto dura este combo? ¿Y cuándo voy a poder comprar de nuevo esa cantidad? Para Acarigua no puedo volver porque a los valencianos los han metido presos: dicen que echamos a perder Acarigua, que somos unos desordenados y que se acabó la paz.

 

Antes si no era Harina P.A.N. para mí eso no era harina. Y si no era Mazeite, para mí eso no era aceite. Sólo comía pasta larga y no me gustaba la pasta corta… y ésa tengo meses que no la veo. Ahorita me adapto a lo que consiga, pero un pan no es una arepa. No llena igual. Una arepa es una arepa, aunque no tenga ni mantequilla. Y si te la comes de noche, duermes corrido. Un pan sólo te llena un ratico.

 

Yo no soy bachaquera. ¿Para qué voy a vender lo que compro? Yo prefiero llevar todo para mi casa y que haya comida para mi hijo de 11 años antes que ganar plata. Porque para eso tengo un trabajo. Y en las horas libres, cuando no estoy en una cola, estoy sentada frente a la máquina de coser. Hago pantaletas y bolsos. Mi esposo trabaja en una agencia de festejos, ¿pero quién hace fiestas ahora?

Estamos a punto de empezar a pasar hambre”

 

Ana Bello.

Supervisora de empaques en una industria panificadora.

45 años.

Valencia, estado Carabobo.



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