Fotos Maura Morandi
EL HAMBRe Y LOS días
Luis Pedro España: “El Gobierno tiene una política social fuera de contexto”
La población va a entender que hay que ir a un reordenamiento de las misiones sociales, sobre todo porque ya han sido desmanteladas por el propio Gobierno. Desde hace tiempo lo que existe es propaganda.
Cuando la prensa internacional, organismos multilaterales y mandatarios extranjeros construyeron un voluminoso coro para festejar los programas sociales creados por Hugo Chávez, englobados bajo el rótulo de misiones, Luis Pedro España dijo lo que ahora luce como una verdad visible y palpable en las calles de Venezuela: no había más que un fastuoso boom petrolero que, una vez llegase a su fin, daría paso a un tiempo de penurias.
Sociólogo, exdirector del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, es uno de los académicos que más ha estudiado las dimensiones de la pobreza en el país, sus raíces y cómo disminuirla. No duda en señalar que el cambio del modelo económico requerirá de un plan de ayuda a las familias más necesitadas a través de transferencias directas.
El estudio elaborado por la empresa de la Universidad Católica Andrés Bello, Ratio UCAB, plasma la gravedad del problema alimentario con datos actualizados porque el trabajo de campo se realizó entre la última semana de octubre y la primera semana de noviembre de 2016. ¿Podría resumirlo?
Se trata de un estudio con alcance nacional y señala que el tema del hambre no es juego, no se trata de una exageración, hablamos de un asunto muy serio. Lo primero es que 53% de los venezolanos indica que su principal problema en este momento es la comida. 36% afirma que ha tenido que vender alguna prenda, artefacto o artículo del hogar para completar el dinero con el fin de adquirir alimentos. Esto es evidente en los pueblos donde existen familias vendiendo sus ventiladores. 30% admite que un conocido le regaló comida y 8% que consumió desechos. No estamos hablando solamente de personas que hurgan en la basura como muchos hemos visto últimamente en las ciudades del país, sino de quienes, por ejemplo, se llevan para su casa lo que sobra en los platos de un comedor industrial. La estadística más dura, donde cualquier número esconde una tragedia, es que 5% de los venezolanos dice que ha recibido ayuda de personas desconocidas para comer, es decir, estamos hablando de limosnas, de mendicidad.
¿Qué indica este estudio en cuanto a la percepción sobre el aumento en el precio de los alimentos, de la inflación y de la escasez?
En este aspecto la mitad de la población, exactamente 50,2%, considera que no se está solucionando el problema de la escasez y 31% afirma que sin un cambio de Gobierno no es posible eliminarla. 41% señala que lo peor es la inflación y 56% la escasez. Los artículos que menos consiguen las familias son: harina precocida de maíz, arroz, mantequilla y pasta. Cuando se les pregunta a las personas: ¿cuánto gastó en alimentos en octubre de 2016? El promedio es ciento veinticinco mil bolívares y para noviembre estimaban ciento noventa y dos mil bolívares.
Usted es autor junto a José Ramón Morales y Douglas Barrios del estudio "Pobreza, cobertura de las Misiones y necesidades de protección social para la reforma económica de Venezuela". ¿Cuántas familias tendrían que ser incluidas en un plan de protección social en caso de que se concrete un cambio político que abra la posibilidad de un ajuste de la economía?
En América Latina teníamos 25 años sin que ningún país de la región hubiese requerido un programa de ajuste, lo cual es un indicador de cómo Venezuela se resiste a entrar por las reglas de una economía productiva. Este es un dato importante y en caso de que se aplique esa reforma es necesario construirle viabilidad social. Utilizando la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi 2015), el valor de la canasta normativa de alimentos del Instituto Nacional de Estadística (INE) a noviembre de 2014 que es el último dato disponible y su proyección a 2015, empleando el Índice Nacional de Precios publicado por el Banco Central (de Venezuela) y el método integrado de cálculo de la pobreza, se determinó el número de hogares en pobreza por necesidades básicas insatisfechas, más los hogares que no son pobres estructurales por necesidades básicas insatisfechas pero cuyos ingresos están por debajo de una canasta normativa de alimentos. Se hizo un ejercicio de estratificación denominado Método Integrado Modificado y la cantidad de personas pobres por necesidades básicas insatisfechas es de nueve millones trescientos ochenta y un mil, es decir, 31% de la población. Y los no pobres con ingresos bajos, nueve millones novecientos ochenta y cuatro mil personas: un 33% de la población.
A la luz de los resultados de la encuesta Encovi 2016, la pobreza por necesidades básicas insatisfechas aumentó de 31% a 34%.
¿Cómo proteger a estos venezolanos con una nueva política social?
Existe consenso en que la transferencia directa es lo que permitiría que el aparato productivo se recupere con mayor rapidez y que los canales de distribución operen y se acaben las distorsiones. Para calcular la transferencia, construimos una canasta de once productos que cubren 70% de los requerimientos nutricionales, hablamos de artículos normativos y de hábito: harina de maíz, pasta o arroz, caraotas o algún grano, aceite, margarina o mayonesa, pollo, azúcar, sal, café, leche en polvo, sardinas en lata. Se estima 1,06 dólares por persona al día utilizando como referencia precios de Colombia. Esto no quiere decir que las personas solo van a consumir esos alimentos; se trata del monto de la transferencia a recibir. Todos los estudios demuestran que cuando la ayuda es asignada a los hogares más vulnerables y entregada a las madres, es efectiva. Entonces, si hablamos de los pobres por necesidades básicas insatisfechas nos referimos a un monto cercano a cuatro mil millones de dólares en un año.
¿Esa canasta de once alimentos no difiere en mucho de, por ejemplo, la canasta que cada mes difunde el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM)?
Se trata de canastas diferentes, las canastas para medir pobreza no son el deber ser, algo a lo que aspira un gremio. Los amigos del Cendas plantearon esa medición con un error, pero se ha convertido en un indicador por la falta de estadísticas oficiales.
¿La idea sería mantener este programa de trasferencia directa por cuánto tiempo?
Un año. Una vez se instrumente hay que censar las zonas populares, realizar estudios que pueden hacerse rápidamente, una auditoría, y de acuerdo con cómo marche la recuperación de la economía y las variables macroeconómicas, se determina si es posible ir eliminando la transferencia. Hay criterios que señalan que lo mejor es concretar el pago de forma trimestral o semestral, porque se trataría de compensar el golpe propinado por el gobierno de Nicolás Maduro. Además, no debe verse como un derecho adquirido. Se recibe la transferencia, por ejemplo, dos veces al año y si al terminar ese lapso la persona continúa en situación de desempleo, de necesidad, es necesario chequearse nuevamente. Esto para el caso de los hogares urbanos; en los rurales, se trataría de exigir corresponsabilidad: para seguir otorgando el beneficio, el Estado verificaría que los hijos del beneficiario asisten a la escuela y que aquel está tomando los cursos de capacitación laboral que deben diseñarse. La ayuda tiene que ser temporal. No puede desincentivar el empleo y mucho menos competir contra una remuneración laboral. De mantenerse en el tiempo, debe estar justificada con un mecanismo de corresponsabilidad por parte de las familias beneficiadas.
¿Esa política está alineada con la idea de que buena parte del empobrecimiento en los dos últimos años es por ingresos, y por tanto con una política económica que restituya el crecimiento y frene la inflación es posible contener el deterioro?
Ha habido un shock de ingresos; por lo tanto, como se indica en el trabajo que mencionaste anteriormente, en más de dos terceras partes la pobreza es reciente. Estos hogares necesitan sobre todo oportunidades económicas y una ayuda como la transferencia directa para compensar la caída que han tenido en el ingreso. De esta forma puede evitarse que adopten las prácticas que llevan a atornillarse en la pobreza, como la reducción del consumo, la deserción escolar, la iniciación temprana en el trabajo y la liquidación de activos que son productivos. Estas son las cosas que hacen que una crisis de ingresos se transforme en un alza de la pobreza estructural.
¿Desde su punto de vista qué debe hacerse con las misiones?
La población va a entender que hay que ir a un reordenamiento de las misiones sociales, sobre todo porque ya han sido desmanteladas por el propio Gobierno. Desde hace tiempo lo que existe es propaganda, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) que distribuyen bolsas de comida, y esa suerte de lotería que es la Misión Vivienda.
¿Cuál es su opinión respecto a los Clap?
Las bolsas de comida Clap son muy ineficientes e injustas porque en la práctica están segmentadas por la capacidad de organización de las comunidades y su vinculación con el aparato del partido. Por ejemplo, en zonas de Caricuao los vecinos se organizaron y gracias a las protestas que han hecho, las bolsas llegan una vez al mes. Pero los más necesitados no pueden hacer esto. Si algo sabemos de política social es que los pobres no llegan a ti, tú tienes que salir a buscarlos. No puedes operar como si fueses una panadería donde la demanda te va a llegar.
¿Qué propone en el caso de la Misión Vivienda?
Comprender que la política para enfrentar el problema no puede ser un sistema en el que existen alrededor de un millón y medio de inscritos y cada dos meses el sector público construye unas cincuenta viviendas. Hay que ir a un modelo diverso que contemple ampliaciones, nuevos urbanismos, programas de construcción asistida e incorporar al sector privado.
¿Por qué cree que no ha habido cambios en la política social a pesar de que ha habido un deterioro muy marcado en la calidad de vida de la población?
El gobierno de Nicolás Maduro mantiene una política social fuera de contexto. Al igual que con el tema económico, tiene los mismos preceptos en un entorno que es enteramente distinto al boom petrolero que hubo cuando gobernó Hugo Chávez. Creo que eso apunta a que no tienen ideas, son estériles, repiten lo mismo como si padecieran de un tic nervioso.
¿Cuál cree que es la falla fundamental de las misiones que visiblemente han fracasado como mecanismo para evitar el empobrecimiento?
Se utilizaba el esquema mediante el cual ante una problemática se inventaba una misión, una acción, un establecimiento, una propaganda, un presupuesto. Así no funcionan los programas sociales. Por ejemplo, la mortalidad infantil no tiene una sola causa, tiene por lo menos seis y la más importante no es la atención médica. Por eso con Barrio Adentro solo estabas atendiendo una de las causas de la mortalidad infantil. El impacto social cuantificado, la articulación con otras políticas, la transparencia en el manejo de los fondos, la selección de los beneficiarios de acuerdo con sus reales necesidades, nada de eso importaba. Los beneficiarios no solamente son de una misión sino son de varias porque la entrada a los programas es libre. Además, la política social de las misiones no atacaba las distintas causas de problemas como el abandono escolar, la precariedad del empleo y el déficit de inversión en infraestructura.
Usted afirma sobre el período 2004-2008 que “el ascenso social ocurrido en Venezuela es de naturaleza economicista y rentista. No es el resultado de una política integral de desarrollo”. ¿A qué llama un ascenso economicista y rentista?
Como el ingreso petrolero se distribuyó a través de gasto público o por medio del subsidio del tipo de cambio, los sectores que más se favorecieron fueron los que tenían más capacidades, mejor inserción en el mercado laboral. El mercado asigna en función de quiénes son los mejores, los más productivos, los más eficientes, los más creativos y ante esa tendencia, que debe existir para que haya progreso porque de lo contrario desaparece el esfuerzo, es necesaria una política social que busque a los excluidos o menos favorecidos para transferirles recursos y capacidades.
Hubo la idea generalizada de que los programas sociales que creó el chavismo fueron un cambio drástico porque la renta petrolera comenzó a llegar a los estratos pobres. ¿Qué opina?
En el momento del boom petrolero, cuando las compañías de mercadeo comenzaron a ver que la demanda se estaba incrementando en los sectores populares, primero porque eran más y segundo porque tenían mayor capacidad de compra, comenzó un discurso según el cual la mejora en el ingreso provenía de las misiones. Pero cuando revisas la encuesta de hogares del INE o la encuesta del Estudio de la Pobreza, observas que ciertamente hubo un aumento de las transferencias hacia los hogares, pero no de las dimensiones que se decía. En 1997 cuando se hizo la primera encuesta del Estudio de la Pobreza, los hogares reportaron que hasta un 6% de sus ingresos totales provenían de transferencias que podían ser pensiones o de otro tipo. Diez años después, en 2008 cuando se hizo la segunda encuesta, eso pasó de 6 % a 12 %, que es bastante, el doble, pero siguió siendo 12%. El 80% del ingreso de los sectores populares provino de su trabajo, un trabajo sobrerremunerado si tú quieres, porque había un tipo de cambio subsidiado que abarataba los productos importados, pero no de transferencias.
Presentación
LOS DATOS Y LAS CAUSAS
TESTIMONIOS
Por Roberto MAta
1. "Mis compañeros de trabajo me dan algo de comer" Leydis Mariana Farfán
2. "Mi niña está jugando y me busca: 'Papá, tengo hambre'" Alcibiades Lozano Guerra
3. "Mi esposo y yo nos acostamos sin comer, lo que hay se los damos a los niños" Sugey López
4. "A mis hijos les duele la barriga y la cabeza por pasar hambre" Milagros Jiménez
5. "He llorado por dos harinas de maíz" Natasha Salvador
6. "Estamos a punto de empezar a pasar hambre" Ana Bello
7. "No hago cola para comprar comida porque es muy peligroso" Dilcia Pimentel
8. "Me estoy acostumbrando a vivir sin los productos de la ciudad" Adolfo Marquina
9. "Nunca pensé que tendría que dejar de trabajar para comprar comida" José Luis Marín
CRÓNICAS
1. Un Estado paralizado por el hambre; Por Diego Marcano
2. Todo cuanto se olvida detrás del hambre; Por Sheyla Urdaneta
3. Luis en Guanta, contra la ballena blanca del hambre; Por Ari De Sousa
4. Comer basura: la última esperanza para sobrevivir; Por Yorman Guerrero
5. Aulas contra el hambre; Por Indira Rojas
6. Entre el hambre, las sobras y un plato de sopa en un hospital infantil de Caracas; Por Marcy Rangel
ENTREVISTAS
Por Víctor Salmerón
1. Carlos Machado Allison: “Es brutal el atraso tecnológico en el sistema agroalimentario”
2. Alejandro Gutiérrez: “Creían que todo lo podían resolver con importaciones”
3. Luis Pedro España: “El Gobierno tiene una política social fuera de contexto”
4. Susana Raffalli: “La idea de que esta crisis la vamos a resolver con ayuda humanitaria es un mito”
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