Diario Literario

Diario literario 2023, octubre (parte V): Don Giovanni Strehler-Mutti, Can Xue, Dido por Tate y Purcell

28/10/2023

Montaje de Don Giovanni por Giorgio Strehler. 1987

Milán, sábado 21 de octubre de 2023

El Don Giovanni Strehler-Mutti 

La noche pasada, en la RAI, la transmisión de uno de los montajes anhelados. Después de tanto tiempo, me había resignado, como en tantas otras ocasiones, a no verlo nunca. Sin embargo, gracias a la programación de uno de los canales culturales de la televisión pública italiana, RAI, tuve anoche el privilegio de disfrutarlo. Se trata del legendario montaje de Don Giovanni que Giorgio Strehler produjera para la Scala de Milán en 1987, a cuatro manos con Riccardo Mutti, en ese entonces director artístico de la primera casa de ópera. En contra de todos los pronósticos, que apuntaban hacia una accidentada colaboración entre dos personalidades como las de Strehler y Mutti, el genio se impuso y, en palabras de Strehler, ambos estuvieron de acuerdo en todo desde el principio y hasta el final. El conductor napolitano, consciente de que se trataba de una realización histórica, dirigió su orquesta hacia una de las mejores versiones de la difícil ópera, al mismo nivel de las legendarias de Fritz Busch de 1937, para el Festival de Glyndebourne, y la de Carlo Maria Giulini para la casa Emi Records en 1959. En la mejor tradición de Toscanini, su verdadero maestro, Mutti siguió la partitura al pie de la letra que parecía escrita especialmente para él y para que Strehler la montase. Al final resultaron indisociables, las ideas de Strehler parecían de Mutti, y la versión de Mutti parecía de Strehler. Se trata de un Don Giovanni “metafísico”, un súper hombre, un contra-héroe épico, más grande que la vida, que vive en medio de otros seres humanos que mira siempre desde arriba. Su Giovanni, protagonizado a la perfección por el veterano Thomas Allen, es la fascinante encarnación del mal en toda su grandeza. El modelo de Strehler  es el Lucifer de Milton, comprometido en una batalla sin victoria, un encuentro donde lo heroico es el desarrollo, no el desenlace. Lucifer no  teme  las consecuencias de su desigual encuentro con Dios, así como el Giovanni de Strehler-Mutti no se espanta ante las palabras del Comendador ni la cercanía de la muerte. Aquí, Don Giovanni es un übermensch, cuya grandeza consiste en la seguridad de sus limitaciones. No pudo Lucifer contra su Creador, ni Giovanni contra el mundo al que ha ultrajado con un solipsismo enfermizo y metafísico. No exageraba yo en lo más mínimo al lamentar amargamente no conocer esta gloria del arte escénico, que es el Don Giovanni en las manos de Giogio Strehler y Riccardo Muti. Todo aquí es perfección, desde el deslumbrante decorado, hasta la participación de un grupo de solistas que no podían adecuarse mejor al proyecto con un despliegue de talento raras veces visto en un conjunto. Strehler ponía en práctica en la Scala uno de los principios de su Piccolo Teatro: en sus montajes todos los participantes son primeras actrices y primeros actores.

Milán, martes 24 de octubre de 2023

Los colores de El Greco

Segunda vez en la muestra de El Greco en Palazzo Reale, esta vez sólo por los colores. El cromatismo del cretense es el nada obvio desarrollo de la aventura del color de la escuela veneciana. Frente a la insistencia de los florentinos en el dibujo, los maestros de Venecia, a partir de Giorgione, confiaron al color la expresión de la sentimentalidad más sofisticada (“Pastor con flauta”) y las emociones más intensas (“Diana y Acteón”, de Tiziano). El Greco hace nueva esta tradición colorística. Su cromatismo lo convirtió en el precursor de un expresionismo cromático que será extremado por los abstractos del siglo XX, desde Franz Marc a Rothko. El color al servicio de la fe. Las grandes áreas de rojos, azules o verdes son una vía para expresar la intensidad del sentimiento religioso. Esta vez, el Greco me hizo recordar al Delacroix de una retrospectiva en Filadelfia hace más años de los que quisiera.

Can Xue. Fotografía de CHEN XIAOZHEN | AFP

Milán, miércoles 25 de octubre de 2023 

Una hermosa mañana de otoño con sus blanquecinas nieblas y una tímida llovizna que, con las luces de la calle, nos hacen sentir en un paisaje de Magritte. También fuera de la realidad convencional, la visita de estos pajaritos otoñales, contentos con el clima y el agua dulce que cae del cielo. Llegan a la ciudad desde campo, donde el frío es cruel y los árboles despojados tempranamente de follaje. Aquí, el calor de las casas, los carros y la gente hacen para ellos más grato el ambiente.

Can Xue

De acuerdo a comentaristas cercanos a la Academia Sueca, Can Xue, la narradora china, estuvo a punto de quedarse con el Premio Nobel de Literatura que le fuera otorga a Jon Fosse. La Xue es una gran escritora si la grandeza, como pedía Jaspers a los filósofos, bien condicionada por su originalidad e influencia. De la segunda es poco lo que sé, ignorando casi todo sobre la literatura china, pero su originalidad es innegable. El mundo de los cuentos reunidos en Diálogos en el cielo es como el de Gogol o Kafka. Y, hasta donde sé, este fatástico no es una de las marcas de la narrativa del lejano país. A los personajes de Xue personajes le ocurren cosas que no le ocurren a nadie. No obstante, los tres, Gogol, Kafka y Xue lo cuentan como si de cruzar un campo se tratara. Una nariz que se separa del cuerpo y sale caminado por las calles de San Petesburgo, así como si nada. O un pobre hombre que es condenado sin tener la menor idea de lo que ocurre. Para el joven protagonista de una de las historias de la escritora china, que su madre se disuelva en una tina de agua no es nada extraordinario, sucede, it happens. Y en esto consiste la novedad. En la insistencia en un anti-realismo que contradice la tendencia realista de la literatura post-Mao, preferida incluso por destacados autores de generaciones más recientes como Ma Jian. En Diálogos en el cielo, el volumen de trece relatos que estoy leyendo, Xue incluye su “Autobiografía”:

Can Xue, seudónimo de Deng Xiadhua. Sexo femenino. Nació en Chansha en 1953. Nivel de instrucción: bachillerato. Fue médico itinerante, obrera y suplente de maestra de escuela. En 1980, ella y su esposo aprendieron por su cuenta el arte de la costura, del cual han hecho un medio de subsistencia. En 1983 abandonó esta actividad (continuada por el marido) para dedicarse a los oficios domésticos y a la literatura. En 1985 comenzó a publicar sus relatos y a ser conocida incluso en el extranjero. En 1986 participó en el Segundo Congreso de Jóvenes Escritores Chinos. Aspira convertirse en escritora para transformar los prejuicios de algunos en contra del trabajo individual.

Esta crítica del colectivismo oficial fue escrita en 1988. Desde entonces, son muchas las aguas que han pasado bajo el puente de la historia de China. Y muchas las circunstancias que han acompañado la carrera literaria de Xue, hasta convertirla en una casi Premio Nobel, lo cual no necesariamente garantiza la calidad de los candidatos. En el caso de Can Xue sí.

Retrato de Henry Purcell. 1695. John Closterman

Milán, jueves 26 de octubre de 2023

Dido Por Purcell & Tate

La inmortalidad es caprichosa. Nahum Tate es uno de esos individuos escogidos por la Fortuna para permanecer en la memoria de los hombres. Varias son las razones. Por una parte, es el autor de una infame versión del Antonio y Cleopatra de Shakespeare, donde los protagonistas, en lugar de ser presa de sus desenfrenadas emociones, se comportan como una decorosa pareja que el destino condenó a la desgracia. Ya por esto es inolvidable. De Tate se podría decir, sin embargo, que conocía su oficio, y su versificación puede ser la más correcta. Esta habilidad para escribir de un manera decente justifica la segunda de las razones que explican su permanencia. Tate es autor del libreto de la más conocida de las óperas de Henry Purcell, Dido&Eneas,  que lo convirtió en el responsable de la letra de una de las arias más bellas y desgarradas de la ópera en Occidente . Una canción cuya intensidad recuerda a Ofelia y a Isolda en sus últimos minutos. A las tres heroínas el fato les tenía reservadas las más trágicas de las muertes. Dido se quita la vida, a Ofelia se la quita Otelo, su esposo; y a la criatura de Wagner le correspondió una romántica Liebestod, una muerte por amor. Estas son las últimas palabras de Dido en la versión Tate:

(Recitative)

Thy hand, Belinda, darkness shades me,
on thy bosom let me rest,
more I would, but death invades me;
death is now a welcome guest.

(Song)

When I am laid in earth, may my wrongs create
no trouble in thy breast;
remember me, but, ¡ah!, forget my fate.

(Recitativo)

Alcánzame tu mano, Belinda, la oscuridad me rodea,

déjame descansar en tu regazo,
quisiera quedarme más, pero la muerte, que es ahora
un bienvenido huésped, me invade.

(Canción)

Ya bajo tierra, que mis errores no causen
más problemas a tu corazón. Recuérdame,
pero, ¡ah, de mi suerte olvídate.

La única versión que se debe escuchar de esta aria es la de Dame Janet Baker, y de las varias que grabó, ninguna como la conmovedora hasta las lágrimas del Festival Glyndebourne de 1966 cuando la dirigió Sir Charles Mackerras.

Can Xue a los 20 años. Fotografía de mit.edu

Milán, viernes 27 de octubre de 2023

Can Xue (2)

Can Xue puede ser de un candor desconcertante. A ratos escribe de una manera que le habría parecido inaceptable a Virgina Woolf, por ejemplo, o Faulkner, pero que es moneda corriente en estos tiempos todo-vale. En el primero de los relatos de su Diálogos en el cielo, la narradora, que viene contando la historia de una pequeña familia campesina, que ha podido ser la de cualquiera de su generación, de pronto acude las cursivas y asume un tono confesional:

En 1966 se inició la Revolución cultural. Yo, que apenas había comenzado el bachillerato, tuve que interrumpir mis estudios. Todas mis hermanas fueron obligadas a irse a trabajar al campo. Mi padre fue hecho prisionero; y mi madre enviada a la “Siete de mayo”, un campo de adoctrinamiento. Nuestra casa fue confiscada y a mí, que me quedé sola, me tocó vivir en la habitación sin luces que me fue asignada.

Así sigue por unas cuantas, y preciosas, líneas más, hasta la rehabilitación del padre trece años después. “El espléndido verano del sur”, que es como se llama el cuento, termina con estas inspiradas expresiones:

Me gustaría afirmar que mis escritos brillan con una luz que atraviesa cada palabra y cada línea. Me interesa subrayar que mi producción literaria estuvo estimulada por el espléndido y ardiente sol del sur. Precisamente porque en el corazón porto la luz, la oscuridad es una verdadera oscuridad. Y es porque existe el paraíso es que podemos tener una profunda experiencia del infierno. Y porque el hombre está lleno de amor universal puede distanciarse y sublimarlo en la esfera del arte. Sólo los mediocres y superficiales no pueden ver este aspecto.

La que habla en este tono franco y candoroso es considerada, sin embargo, como una de las escritoras más representativas de la literatura china de vanguardia.

 

 

 

 

 

 


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