Millones de niños en riesgo de adquirir enfermedades inmunoprevenibles. Fotografía de Asif Hassan | AFP
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Las medidas de confinamiento con el eslogan “quédate en casa” fueron aplicadas con el fin de interrumpir la diseminación del virus. El tiempo pasa y el entusiasmo inicial ante las medidas, que se tomaron con absoluto rigor epidemiológico, está generando en todas partes un daño colateral. En artículos anteriores también comenté el tema de la permanencia en casa y la afectación psicológica de los miembros del grupo familiar, incluyendo a los niños y niñas. Otro aspecto que ha hecho mella en nuestros niños ha sido la suspensión de clases.
Vemos también un aspecto no menos terrible: la falta de atención de nuestros niños en lo que respecta a sus inmunizaciones.
Los expertos en salud pública alertan sobre la posible aparición de otra crisis sanitaria. Henrietta Fore, director ejecutiva de la Unicef, dijo que no se puede abandonar la lucha contra otras enfermedades, aunque parezca que la lucha sanitaria solo se concentra en controlar la pandemia de covid-19. La caída drástica en las tasas de inmunizaciones en los niños está generando gran preocupación ante la llegada de una segunda epidemia por una enfermedad infecciosa prevenible por vacuna. Mientras tanto, los pediatras tratan de mantener viables sus consultorios.
La preocupación se ha extendido y generó pronunciamientos como los de la Academia Americana de Pediatría, la Asociación Española de Pediatría, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades Infecciosas, la OMS, y la Academia Americana de Médicos de Familia. En algunos sitios, España, USA, Argentina, se han preparado unidades móviles de vacunación para asistir directamente a los niños.
Recordemos que las vacunas son sustancias biológicas obtenidas luego de años de investigación, que dan como origen una sustancia que al ser aplicada en el humano desencadena la producción de anticuerpos protectores y defensas de índole celular en el cuerpo. Evita que nos enfermemos a causa de un germen específico que está incluido en la vacuna. Por ejemplo, la vacuna contra el sarampión contiene el virus vivo atenuado en su virulencia. Al aplicarse, brinda protección sin provocar la enfermedad.
Los esquemas de vacunación se entregan al familiar del niño que acude a la consulta. En una cartulina explicativa se indica las vacunas según la edad del niño. En el primer año, se aplican una mayor cantidad de vacunas en comparación con las otras edades. Así, a los 18 años se habrá completado todo el esquema. Después de esta edad, las vacunas que se apliquen corresponden al adulto.
El plan de vacunaciones se revisa con alguna periodicidad para agregar productos nuevos y retirar algunos que son superados por los nuevos aportes tecnológicos. Las vacunaciones en Venezuela siguen el esquema del Ministerio para la Salud, un esquema tan antiguo como el ministerio. Existe uno nuevo que es una propuesta de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, que fue una de mis ideas durante mi ejercicio como presidente de esa institución. Es una valiosa referencia sobre cuáles son las vacunas que deben aplicarse según la edad del niño.
Las vacunas y el saneamiento ambiental son históricamente las dos medidas más efectivas para prevenir enfermedades, discapacidades y la muerte. ¿En qué capacidad se encuentra nuestro país para el adecuado cumplimiento de los programas de inmunizaciones?
En época prepandémica ocurrió un evento en nuestro país que merece comentarse. En 2017 se confirmaron en el estado Bolívar 38 casos de sarampión. Había otros 88 casos sospechosos. Las autoridades sanitarias locales informaron lo siguiente:
1. Se trató de una epidemia de evolución rápida.
2. El 79% de los casos confirmados tenían menos de 9 años.
3. El 74% no había sido vacunados.
4. Se desconoce el número de fallecidos.
5. Había una cobertura de vacunación subóptima.
Meses después, el Servicio de Infectología del Hospital de Niños Dr. J. M. de los Ríos, de Caracas, publicó información sobre casos de sarampión. Destaco nueve puntos al respecto:
1. Durante el primer cuatrimestre de 2018 se registraron 46 casos.
2. Los lactantes, niños menores de 2 años, fueron los más afectados.
3. El 94,7% de los pacientes mayores de 1 año no tenían la vacuna.
4. El 57% de los pacientes procedían del municipio Libertador de Caracas.
5. El 69% de los pacientes estaban bien nutridos.
6. En 65% de los casos se desconocía la fuente de infección.
7. El 93% de los pacientes recibió lactancia materna por solo 6 meses.
8. La complicación más frecuente de los pacientes era neumonía (84%).
9. La mortalidad era de 6,5%.
Este es el panorama en época prepandémica, sin restricciones de circulación.
Sabemos que la mayoría de las consultas pediátricas ocurren durante el primer año de vida de todo niño o niña. El médico debe establecer una excelente alianza con los familiares que permite cubrir varios aspectos: la evaluación de peso y talla, las inmunizaciones del niño, el consejo nutricional, el control sobre la lactancia materna y la evaluación del entorno familiar.
La mayoría de las enfermedades prevenibles por vacuna reciben su inmunógeno en este período de tiempo, lo cual representa entre 7 y 9 visitas al médico. A partir del segundo año de vida, las consultas al pediatra disminuyen notablemente, y continúan así hasta que se realizan 1 o 2 veces por año, o si el niño requiere verse por un problema puntual de salud.
En la pandemia, la violenta disminución de las consultas pediátricas, y en consecuencia de los programas de inmunizaciones, hace que se corra el riesgo de la reactivación de algunas enfermedades inmunoprevenibles. La interrupción de la circulación de un agente infectante solo se alcanza cuando la comunidad está vacunada en un 80% o más. Muchas enfermedades se mantienen a raya gracias a los efectos de la vacunación.
El mundo desarrollado está alerta. Hay un descenso de las coberturas infantiles de vacunación porque los padres no llevan a los niños a las consultas. En Venezuela, la medidas restrictivas y el miedo a la covid-19 hace que se pospongan las citas de control y vacunas. Esto pone a millones de niños en riesgo de adquirir enfermedades inmunoprevenibles.
Cerca de 80 millones de niños en todo el mundo se encuentran en riesgo de contraer sarampión y polio debido a la brusca caída de las inmunizaciones, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef. El cumplimiento de los esquemas de inmunización se ha visto obstaculizado en por lo menos 68 países, particularmente en niños menores de 1 año, situación atribuible a las restricciones de viaje, retraso en los suministros, rechazo a salir de la casa y ausencia de trabajadores de la salud.
Se ha determinado que globalmente los programas nacionales de inmunizaciones están en riesgo de suspenderse por la gran afectación de los sistemas de salud y por las medidas de distanciamiento que han sido aplicadas con el fin de mitigar la pandemia de covid-19.
En África, el cumplimiento de los esquemas de inmunización pudo prevenir un 95% de fallecimientos, por lo que se infiere que las muertes prevenibles por cumplimiento adecuado de los programas de inmunización superan el riesgo de muerte por covid-19.
En abril de 2020, Argentina, a través de su Ministerio de Salud, elaboró la guía Estrategias de sostenimiento de vacunación en contexto de pandemia. Su objetivo fundamental es sostener o mejorar los estándares de vacunación, manteniendo la seguridad de los equipos de inmunizaciones. La principal recomendación es declarar formalmente la vacunación como actividad prioritaria de salud. Mientras tanto, los tiempos que vienen seguirán enseñándonos a enfrentar este increíble enemigo invisible.
Para finalizar, son esenciales tres puntos: el suministro de vacunas debe verificarse, el esquema de vacunaciones debe ser de cumplimiento obligatorio, y el esquema debe actualizarse, ya que con frecuencia aparecen nuevos productos cuya eficacia y sensibilidad obligan a revisarse para insertarlos en el esquema y retirar al mismo tiempo el inmunógeno cuya calidad sea inferior. Por otra parte, hay vacunas nuevas que una vez cumplida su etapa de evaluación pueden incluirse y generar entre nosotros una propuesta óptima de inmunizaciones. Una vez que el producto sale a la calle, la carencia de reacciones secundarias ha sido probada y, por supuesto, la eficacia y sensibilidad en la obtención de los mejores resultados de protección para nuestros niños
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Juan Félix García es infectólogo pediatra, jefe de servicio y director del Postgrado de Infectología Pediátrica en el Hospital de Niños J.M. de los Ríos. Expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría y profesor de Pediatría en la Escuela de Medicina José María Vargas de la Universidad Central de Venezuela.
Juan Félix García
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