PerspectivasCOVID-19

Los niños en la pandemia: el impacto en sus necesidades psicosociales

Niños juegan en la calle, frente a sus casas, en Petare. Fotografía de Yadira Pérez | RMTF

03/07/2020

Escribí estas líneas para tocar el corazón de los padres lectores.

Lo hago por mis dos nietos: ella es preescolar y él está en edad escolar. Su madre, con experiencia docente, hace “de tripas corazón” para tener el mejor día posible. Ella se agota, ellos no. Las preguntas inician apenas amanece: ¿Por qué no salimos? ¿Por qué no puedo jugar con mis amigos de la planta baja? ¿Cuándo me voy a quitar la máscara? Están inquietos y por eso siempre exigen un «pero, ¿por qué?».

La infancia está experimentando cambios notables en su rutina diaria, sin que aún sepamos cómo enfrentar el porvenir. Esta violenta diseminación global de la COVID-19 representa también una alteración en el grupo familiar en general.

A pesar de algunas medidas de salud pública, tomadas en beneficio de los niños, tales como la suspensión escolar y la permanencia en casa, se genera confusión en los mismos. Aunque los niños y adolescentes tienen tasas de complicaciones menores que los adultos, permanecen vulnerables a las implicaciones psicosociales de la pandemia.

Un grupo numeroso de asociaciones pediátricas de países europeos hacen seguimiento, en conjunto con centros médicos chinos, para compartir información. Se requiere tener un conocimiento exacto de las necesidades psicosociales. La pediatría china observó desde el principio que los niños experimentaban con mayor frecuencia irritabilidad, apego excesivo, distracción, y temor a hablar sobre la pandemia.

Los niños no son indiferentes al impacto dramático de la pandemia. Ellos sienten temores e incertidumbres, por lo que importa mucho entender sus emociones y reacciones. El niño experimenta cambios sin precedentes en su sentido de seguridad y normalidad, algunos son testigos de la enfermedad en miembros de su familia y ven cómo sus padres o cuidadores pierden sus empleos o cambian sus dinámicas de trabajo.

¿Qué se observa en los niños como manifestaciones de alteración psicológica?: pérdida de atención e irritabilidad. En los pre-escolares (de 3 a 6 años) predominan los miedos, y en los mayores de 6 años se observa pérdida de atención y preguntas frecuentes.

¿Cómo mitigar los efectos del confinamiento? El confinamiento afecta la salud física y mental del niño. La permanencia en casa los hace menos activos, con más tiempo frente a una pantalla, con patrones irregulares de sueño, mayor ganancia de peso y menos actividad física. Uno de los efectos más importantes es el impacto psicológico en niños y adolescentes. Los factores de estrés aquí presentes son:

  1. Duración prolongada del confinamiento.
  2. Temor a infectarse.
  3. Frustración.
  4. Aburrimiento
  5. Información inadecuada.
  6. Pérdida de contacto con compañeros de clase, amigos y profesores.
  7. Pérdida de espacios.

Algo hay que hacer. Se requiere la interacción urgente de entes gubernamentales, no gubernamentales, la familia, la escuela, la comunidad, los recursos en línea, que son de crecimiento indudable.  El niño no tiene la capacidad suficiente para hacer oír sus necesidades.

Los niños reaccionan frente a lo que ven en los adultos que los rodean. Se les debe crear un ambiente confortable, que los haga sentir seguros, brindándoles las respuestas requeridas de manera franca de acuerdo a la edad, con el fin de controlar la ansiedad y la confusión.

Si el niño pregunta si está muriendo mucha gente por el virus, la respuesta debe ser “Sí”. Si el niño pregunta si existe una cura para el virus, la respuesta debe ser “Aún no”. Si el niño pregunta si va a morir por el virus, la respuesta debería ser: “Los pequeños enfrentan mucho mejor el problema de salud que representa el virus y es mucho menos afectado”. Hay que tomar en cuenta que nuestros hijos reaccionan frente a la ansiedad de los adultos a su alrededor, y oyen hablar a sus padres de la pérdida de vidas.

El cierre de las escuelas genera muchos riesgos. En Inglaterra se ha informado que dicho cierre solo ha disminuido entre 2% y 4% la incidencia de COVID-19. En China, el cierre escolar se ha hecho por 2 meses, pero en muchos países el cierre es indefinido.

En este momento, a nivel mundial, existen cerca de 2 billones de jóvenes sometidos al cierre escolar. Durante la epidemia de Ébola, la permanencia obligada de los escolares en sus hogares produjo un aumento de embarazos en adolescentes, abandono, abuso sexual, y muchos niños jamás regresaron a sus escuelas.

Situación en Venezuela

El 16 de marzo de 2020, las autoridades de educación publicaron el programa Cada familia una escuela, cuya finalidad es la de garantizar la continuidad del año escolar 2019-2020 en el marco de la medida de suspensión de actividades en los preescolares, escuelas, liceos y escuelas técnicas. Este documento está disponible en el portal del Ministerio de Educación.

Allí se contempla el desarrollo de contenidos educativos para los estudiantes de los niveles de educación inicial, primaria, y media, con la participación activa de las familias. Sin embargo, tampoco se ha ofrecido un balance oficial del alcance de este programa. La Red por los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes en Venezuela (conocida por sus siglas Redhnna) advierte que el plan “recibió serios cuestionamientos por parte de especialistas y docentes e, incluso las propias madres, padres y representantes, quienes afirmaron no tener la formación ni las herramientas para asumir responsabilidades educativas”.

En Venezuela nacen 650.000 niños por año. ¿Qué ofrecerle al niño en la escuela?

Además de formación, allí se recibe asistencia social, alimentación, agua potable, aseo, cuidados de salud, vacunaciones y atención en salud mental. El adolescente, durante su formación escolar, crece en independencia y añade nuevos contactos. La interrupción genera en ellos comportamientos aprehensivos, incertidumbre, ansiedad por no entender el efecto de la pandemia en ellos, sus familiares y amigos.

El niño, finalmente, debe recibir información franca y honesta acerca de los cambios que ocurren dentro del seno de la familia. Si no es así, el niño hará uso de su mundo mágico. Por lo tanto, es fundamental asegurar una comunicación efectiva.

Seamos los padres los cuenta cuentos del difícil relato de esta insólita y prolongada pandemia, porque de otra forma el niño recurrirá a su asombroso pensamiento mágico y correrá a interpretar a su modo el porqué de lo que sucede en su mundo exterior, cuya realidad inédita para los adultos es ya de difícil comprensión. Los padres, por el gran amor que tienen por sus hijos, son llamados a ser sus mejores guías.

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Juan Félix García es infectólogo pediatra, Jefe de Servicio y Director del Postgrado de Infectología Pediátrica en el Hospital de Niños J.M. de los Ríos. Expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, y profesor de Pediatría en la Escuela de Medicina “José María Vargas” de la Universidad Central de Venezuela.


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