Poesía

Las partes sueltas

08/02/2024

Lo que sigue son dos poemas del primer libro publicado en 2024 por Fundación La Poeteca con el apoyo de Banesco Banco Universal. Se trata de Las partes sueltas, de Luis Moreno Villamediana, una de las voces más reconocidas de la poesía venezolana contemporánea. El libro alude a la idea del organismo como conjunto fragmentario, de unidad y balance ilusorios, con certezas sobre el cuerpo que suponen modos igualmente parciales de asumir la experiencia personal y política, incluso la herencia literaria, todo lo cual lleva a preguntas decisivas: ¿cómo asumir las muertes familiares?, ¿qué sentido llegan a tener los eventos comunes?, ¿cuáles son los límites de la normalidad?

 

Luis Moreno Villamediana. Fotografía de Darío Sosa

DIE VERWANDLUNG

 

se sueña con la transformación, no la metamorfosis;

 

pero los cuerpos de seguridad

pero los cuerpos

 

a veces dispersan cuanto haya y desgarran y la carne así se licueface, va al cielo y no vuelve

 

o cae como mancha al piso de baldosas;

 

cuesta tanto drenarse,

 

duele mucho

con la espátula quitar el cemento

el asfalto

 

y darle un nombre a aquello

 

sea botánico o parcialmente representativo

o HASTA reconocible en la calle

o reflejado en azogue

 

***

2022

 

en marzo pueden aparecer cenizas en las cajas

como diminutas bolas de alcanfor,

podría decirse.

 

recuerdo: en el supermercado seguían dando bolsas plásticas

y el trole se tardaba; recuerdo: algo sonaba en las hojas,

los cables de alta tensión.

 

los fantasmas pueden salir en tal contexto.

 

mi hermana llamó para contarme

que mamá se había ido

 

‒como abrir la puerta y arrastrar un bolso de semicuero y parar un taxi en la calle, digamos, para ir al terminal de autobuses

y viajar sola a Zulia,       en la ventana

mirando cómo llueve;

qué fuga rara‒ una marcha así

sin adhesiones

como se nace despoblada,           en el piso o la cama;

 

antes se perdió un poco en la casa alquilada;

esto no es lo mío, quiero estar en lo mío,

comentaba seguido desde una

silla negra

 

y extravió los recuerdos,

los nombres

menos el suyo

como un ancla aún pulida,

 

y en la cadera le aparecieron escaras como cuevas

de lagartos recónditos de palo

 

y la vejez iba y venía como el Gran Revoltijo

de todas las edades

sin detenerse en una,

la indivisible imagen                     de

  • lo antiquísimo y lo jamás vivido
  • las hamacas los patios los trenes detenidos
  • las piraguas los perros.

 

cinco días en la nevera qué confunden

en el resguardo de esos músculos flojos,

qué formato persiste.

 

después de la cremación comienza el mundo:

con el polvo

formamos figuritas;

 

¿será este el busto, madre,

aquestas las heridas,

 

esto el rostro —cual sea?


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