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Emilia Díaz-Struck: “Los periodistas buscamos cómo los datos ayudan a responder preguntas periodísticas”

08/12/2023

 

Foto tomada de latamjournalismreview.org

Antes se veía al periodista de investigación como un lobo estepario: la publicación de una investigación que revelaba información importante para todo un país solía verse como un trabajo individual. Pero esta tendencia ha cambiado en el transcurso de los años, dijo la periodista venezolana Emilia Díaz-Struck, directora de la Global Investigative Journalism Network (GIJN) en Periodismo de investigación: datos, tecnología y redes, una conferencia magistral del Programa de formación para periodistas de Academia Prodavinci.

Ahora los periodistas de investigación trabajan en equipo, comparten conocimiento y combinan enfoques multidisciplinarios. Esto incide en la calidad de los trabajos que se publican y ayuda a reducir riesgos porque hay más periodistas involucrados.

Díaz-Struck mencionó el deterioro en la libertad de expresión, acceso a información y riesgos en el mundo. “No son sólo riesgos físicos sino también digitales. Por ejemplo, más de 20 periodistas de El Faro estaban bajo vigilancia con un sistema que se llama Pegasus. Todo este sistema de deterioro es parte de ese contexto en el que trabajan los periodistas en el mundo”.

“Cuando hablamos de periodismo de investigación estamos hablando de información que muchas veces está oculta a los ojos de la sociedad. Son historias en las que los periodistas van juntando piezas de un gran rompecabezas para contar esa historia que es de interés público para los ciudadanos”, dijo Díaz-Struck.

Los temas son varios: investigaciones históricas para entender un fenómeno que pasó en otro momento; casos sobre lavado de dinero, narcotráfico, crimen organizado, ambiente, derechos humanos. “El periodismo de investigación no es del día a día sino son trabajos que llevan tiempo: se buscan documentos, datos, fuentes vivas para luego construir esa historia en distintos medios y formatos”.

Desde finales de septiembre, Díaz-Struck lidera la Global Investigative Journalism Network, una organización que nació hace 20 años y donde hay más de 240 miembros en 90 países. La GIJN se encarga de fortalecer, capacitar y avanzar el periodismo en el mundo. Emilia Díaz-Struck es egresada de la Universidad Central de Venezuela y comenzó su carrera como periodista en Caracas. En 2012 hizo una residencia profesional en el New England Center for Investigative Reporting en Boston University y Connectas.

A continuación resumimos los consejos y herramientas de Díaz-Struck para hacer periodismo de investigación con estándares globales.

¿Por qué hacer periodismo colaborativo?

Díaz-Struck explicó que en los proyectos grandes de investigación hay un proceso de comunicación constante con criterios de confidencialidad y no se comparte la información sobre lo que se está trabajando hasta que se publica el trabajo. Se evalúan riesgos, se aseguran que todos los implicados en el proyecto estén trabajando. Hay que construir procesos de colaboración y reglas claras para avanzar en la investigación. 

Hay temas que son locales, pero generalmente hay casos que cruzan fronteras. Entonces se convierten en temas globales.

“Antes se veía al periodista de investigación como un lobo estepario y luego salía con una gran investigación, que era una revelación importante para todo un país. Pero ese contexto global ha hecho que los periodistas trabajen en equipo. Se comparte conocimiento y hablamos de un periodismo de investigación que cruza fronteras a escala global”.

En ese cambio de modelos, hay organizaciones que trabajan y colaboran para hacer trabajos periodísticos. Ejemplo de esto es International Consortium of Investigative Journalists, Organized Crime and Corruption Reporting Project, Pulitzer Center, Forbidden Stories, Center for Collaborative Journalism. En América Latina están los ejemplos de Clip (Centro Latinoamericano de Investigación Periodística), Connectas, entre otros.

Uno de los ejemplos más destacados de periodismo de investigación colaborativo fueron los Panama Papers (2016). Se analizaron 11,5 millones de registros en los que participaron más de 380 periodistas y fue coordinado por el International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ), donde Emilia fue editora de datos e investigación y coordinadora para América Latina. “Se encontró que políticos, corporaciones, criminales usaban paraísos fiscales para distintas actividades, algunas de ellas ilícitas”, recuerda Díaz-Struck. A partir de este trabajo, los gobiernos recuperaron miles de millones de dólares, se abrieron investigaciones en todo el mundo.

“La sociedad comenzó a ver en los distintos países que las historias tenían escala global y cómo el sistema de los paraísos fiscales afectaba su día a día. Por ejemplo, cuando fondos públicos se movían en paraísos fiscales y ese dinero no llegaba a obras o beneficios locales”, dice Díaz-Struck.

De este volumen de documentos, se extrajeron datos que luego se cruzaron con otros datos públicos. Esta información se hizo de forma colaborativa entre varios países para contar historias “no de un solo país sino de muchos”.

Otro ejemplo de periodismo colaborativo son los Pandora Papers. Participaron más de 600 periodistas en más de 100 países, también coordinados por el ICIJ. Se analizaron 13,4 millones de datos donde se encontraron a políticos, presidentes, expresidentes que usaban paraísos fiscales para comprar propiedades; también había casos de corrupción, fraude y estafa, casos sobre ambiente.

“Fue un hito en temas de investigación, cómo los procesos de tecnología se usaron para compartir de manera segura el modelo de colaborar para luego publicar de manera conjunta historias que eran de interés público en el mundo”.

En el caso de Venezuela, el modelo colaborativo se ha ido desarrollando. El Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela en alianza con ArmandoInfo y Poderopedia investigó el cambio de propiedad de medios, un trabajo que se llamó Propietarios de la censura en Venezuela. Este trabajo involucró a más de 30 periodistas venezolanos de distintos estados del país.

Esta tendencia colaborativa ha crecido por un tema de recursos y capacidad. Como este tipo de investigaciones toman tiempo y absorben recursos, los medios han creado sus propias alianzas para hacer proyectos viables.

“La investigación y colaboración ayuda a compartir recursos: humanos, pero también tecnológicos. No hay que tener un reportero que viaje por toda América Latina, sino que tenemos a los mejores periodistas en toda la región avanzando en el trabajo que se hace. Elementos conjuntos que se pueden usar para la publicación”, dice Díaz-Struck.

La investigación colaborativa “ayuda a proteger porque ya no es un solo periodista el que está haciendo la investigación, sino a veces 10, 20, 100 o 600. Ayuda a reducir riesgos”, como indica Díaz-Struck. Además, el alcance aumenta y el impacto también, porque hay varios medios con varias audiencias, en varios países y en distintos formatos.

También hay una coalición de recursos multidisciplinaria: los mejores reporteros de calle, programación, seguridad, documentos y otras áreas específicas que ayudan a que el trabajo de investigación tenga mejor calidad y profundidad. “También es un tema de credibilidad: muchos medios, muchos periodistas, muchas miradas, muchas maneras de trabajar que luego publican. Hacer investigaciones que de otra manera no fueran posible”, concluye Díaz-Struck.

¿Qué metodología se usa para trabajar con datos?

“Al trabajar con datos no solo podemos ver el árbol, esa historia puntual, local, sino también el bosque. Podemos explorar historias de manera sistemática. Hay bases de datos que ayudan a avanzar”.

Pero esas bases de datos casi nunca están limpias. A veces los datos están disgregados en reportes, PDF, por lo que hay que verificarlos, organizarlos, revisar la calidad de los datos para luego estructurarlos y armar la base de datos. También hay que entender el contexto: ¿cómo se construyó?, ¿de dónde vino?

“A veces pensamos que no hay data de mi país, pero resulta que esa data está en otro país por este tema de complejidad en la que se mueve la información, se mueve el dinero alrededor del mundo”, dice Díaz-Struck.

Después viene un proceso de análisis de datos, cómo cruzarlos. ¿Cuáles son las preguntas periodísticas que esos datos nos pueden responder y luego conectar ese trabajo en paralelo con la repostería tradicional. Cruzar esos datos con otros para conseguir tendencias o hallazgos asociados con esa data y búsqueda de fuentes.

Luego viene todo el proceso de contar la historia que partió de una base de datos. Además hay que hacer la metodología del trabajo para que el público pueda revisar de manera independiente estos datos.

“El universo de datos es gigante. Tenemos que entender qué estamos investigando y cómo estas bases de datos nos ayudan a avanzar. Podemos hacer investigación que conecta con nuestros países con bases de datos públicas que ya existen”, concluye Díaz-Struck.

¿Cómo usar la tecnología en el periodismo de investigación?

Hay herramientas gratuitas que sirven para manejar datos. El ICIJ desarrolló el Datashare, que ha utilizado para varios proyectos.

“Ayuda a que se comparta información de manera segura. Se suben los documentos, de manera local o en una nube de forma encriptada. Como en cualquier buscador que utilizamos para cualquier cosa, uno puede escribir un nombre (entidades, personas, locaciones) y va a dar un resultado entre ese gran volúmen de documentos”.

Díaz-Struck también citó el ejemplo de Aleph, creado por Organized Crime and Corruption Reporting Project, una herramienta que tiene una versión pública, donde se puede investigar, y una versión interna similar al Datashare que ayuda a minar y extraer documentos.

También hay herramientas de inteligencia artificial como machine learning: se le enseña a la computadora a repetir un proceso. Díaz-Struck citó el caso de un trabajo de minería Corredor furtivo, ganador del Premio Global Shining Light Award (2023), de ArmandoInfo. Buscaron imágenes satelitales y le enseñaron a la computadora a identificar puntos de actividad minera en los estados venezolanos Bolívar y Amazonas y posibles pistas clandestinas.

“La inteligencia artificial se ha utilizado no por moda, sino que nos permite avanzar en historias que no se podrían contar de otra manera”, concluye Díaz-Struck.

La periodista advirtió que hay que entrenar bien a la computadora para evitar errores:

“Si los datos están mal, la computadora los va a aprender mal; si hay un montón de documentos con información incorrecta, el factor humano falla. Si hay un humano creando un algoritmo y le enseña a la máquina solo unas cosas, hay un sesgo o predisposición”.

Para Díaz-Struck el gran aprendizaje es la colaboración. Colaboración entre medios, pero también alianzas con académicos.

“Hay que atreverse a contactar a otros y no tener miedo. No importa en qué país estamos ni el tamaño del medio. Hay que atrevernos a colaborar y a pedir ayuda”, concluyó Díaz-Struck.

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Vea completa la conferencia magistral:


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