Béisbol

El campo de Jackie

23/02/2020

Fotografía del Ebbets Field. Bain News Service | Wikimedia Commons

“El Ebbets Field era aún más verde que lo que mi mente de mi niño había imaginado. Cuando lo derrumbaron, arrancaron un pedazo de mí. Ni siquiera la Isla Esmeralda era tan verde como la hierba que crecía en el Ebbets Field”. Duke Snider.

En el mes de la Herencia Afroamericana, el béisbol celebra a Jackie Robinson y su legado. En este febrero 2020, se suma a ese festejo el centenario de la fundación de las Ligas Negras y recordamos que hace exactamente sesenta años, dieron inicio a los trabajos de la demolición física, de un estadio que existirá para siempre en la historia de este juego que amamos.

Todo esto ocurrió allí.

“Entonces usted necesita alguien fuerte, que pueda pelear”, le dijo Jackie Robinson a Branch Rickie, al terminar de escuchar sus argumentos para persuadirlo de que aceptara jugar con los Dodgers de Brooklyn.

En aquel tiempo, los peloteros afroamericanos no jugaban en las Grandes Ligas. Tenían su propia liga “Negro League”, fundada hace exactamente cien años.

Rickie, un hombre sensible al problema de la segregación, cuando jugaba para la Universidad Ohio Wesleyan, se disgustó cuando un equipo contrario se negó a jugar contra ellos porque tenían a Charley Thomas, un jugador afroamericano, en la alineación. Desde entonces se hizo el firme propósito de acabar con aquella vergonzosa tara.

Fue un personaje admirable, una figura de la historia del béisbol y contemporánea de los Estados Unidos.

La respuesta del copropietario y presidente de los Dodgers de Brooklyn a la pregunta de Jackie Robinson fue: “No, necesito a alguien todavía más fuerte, para no pelear”.

La historia de allá para acá es conocida. Jackie Robinson debutó en las Mayores el 15 de abril de 1947 y demostró en cada batazo, en cada lance y en cada carrera, que Branch Rickie no se equivocó cuando se decidió por él por encima de otros jugadores tal vez más estelares en la Ligas Negras, como Satchel Paige, quien llegó a la Gran Carpa dos años después con los Indios de Cleveland.

Rickie le pidió que soportara.
Ese año 1947, Jackie Robinson fue elegido como Novato del año y por eso desde 1997, el premio al más destacado debutante lleva su nombre. En 1949 ganó el título de Jugador más valioso de la Liga Nacional. Su carácter y su buen juego le hicieron merecer el respeto de todos.

Fueron días amargos al principio. Robinson fue blanco de amenazas, incluso de muerte, escupitajos de jugadores de equipos contrarios, entradas a sus pantorrillas para lesionarlo, pitcheos al cuerpo, a la cabeza, insultos y groserías de los fanáticos, gatos negros eran lanzados al terreno para burlarse, menosprecio de la prensa y desplantes en hoteles y restaurantes a los que llegaba todo el equipo, menos él.

Jackie respondía con batazos, robando bases, haciendo outs.

Jackie Robinson en 1954. Fotografía de Bob Sandberg | Wikimedia Commons

“Después al primero que te ofenda le responderás”, le dijo Branch Rickie. Jackie firmó el contrato el 11 de abril de 1947.

Pronto fueron disminuyendo las provocaciones. Jackie se había impuesto. Abría la puerta para que otros jugadores afroamericanos llegaran a las Grandes Ligas. Lo siguieron Larry Dobby en la Liga Americana y su compañero de equipo Roy Campanella.

Por diez campañas se mantuvo el oficial y universitario de UCLA, Jackie Robinson, en las Grandes Ligas. Cuando el equipo decidió cambiar de ciudad y mudarse a Los Ángeles, Robinson, aunque había anunciado un acuerdo con los Gigantes, nunca se uniformó con ellos y se retiró antes de comenzar la siguiente temporada, en 1957. Padecía diabetes.

No descansó en la lucha por los derechos civiles de su raza después de su retiro. Fue inspirador y amigo de Martin Luther King.

Una cita del reverendo resume aquella amistad, uno fue inspiración para el otro y estuvieron juntos en la conquista de los derechos civiles, con principios de no violencia activa: “Jackie Robinson es un peregrino que camina en solitario por los caminos hacia la ruta de la libertad».

Un día como hoy en 1960 comenzó a demolerse el Ebbets Field, hogar de los Dodgers de Brooklyn. Ahí consiguieron ser campeones de la Liga Nacional en 1941, 1947, 1949, 1952, 1953, 1955 y 1956. Y ganaron la Serie Mundial de 1955.

El Ebbets Field ya no existe físicamente, pero en la memoria del béisbol se mantiene su leyenda y no es posible hablar de Jackie o del béisbol sin recordar el estadio que diseñó el arquitecto Clarence Randall Van Buskirk y que costó 750 mil dólares.

En ese parque Jackie Robinson, en una Serie Mundial, le robó el home a Yoggie Berra, quien hasta que murió insistía en que el umpire se equivocó y fue out.

En ese lugar se dio una de las gestas más exitosas por la conquista de derechos civiles que puedan recordarse. Fue un campo de batalla de la virtudes contra la segregación racial, en la que ganaron, la inteligencia, la hidalguía, la resistencia pacífica y el béisbol.

Hay lugares que nunca desaparecen. Siguen existiendo aunque los derrumben, el Ebbets Field es uno de ellos.


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