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Estaba poniendo el punto final a una nota sobre el juego de este jueves 20 de junio en Rickwood Field, en Birmingham, Alabama, donde tendrá lugar un tributo a la Negro League, cuando se conoció la noticia: falleció Willie Mays.
Haciéndose el desentendido, como cuando salía a robar una base, se quedó dormido y no despertó.
Se esperaba que pudiera estar en el estadio de béisbol donde comenzó su carrera como profesional, vistiendo el uniforme de los Barones Negros de Birmingham. Ahí dio sus primeros batazos y atrapó pelotas que querían picar imparables o irse a las gradas. Ahí comenzó su leyenda.
Willie Mays nació en Westfield, Alabama, y creció muy cerca de Rickwood Field. El viejo parque era una constante inspiración para él, tenía como meta convertirse en beisbolista y jugar ahí, con el equipo de casa.
Rickwood abrió sus puertas en agosto de 1910, es el estadio de béisbol profesional más antiguo de los Estados Unidos. Grandes figuras del béisbol jugaron en ese diamante. Nunca antes de este 20 de junio de 2024 había albergado un juego de béisbol de Grandes Ligas, pero sí de la Negro League.
Fue el tema del cual Mays conversó en sus últimos días. Aunque había ofrecido disculpas por no poder asistir al homenaje que iba a recibir en el juego, dijo que iba a estar pendiente, muy feliz por la decisión de hacer un juego entre los Cardenales y los Gigantes en ese escenario tan valorado por él.
Publicó el periodista del San Francisco Chronicle, John Shea, que Willie Mays le dio a su amigo Dusty Baker esta declaración: «Me habría gustado estar con todos ustedes hoy. Es de aquí de donde vengo. Obtuve mi primer hit como profesional aquí en Rickwood, como Barón, en 1948. Ahora, este año, 76 años después, finalmente contará en los libros de récords. Algunas cosas toman tiempo, pero siempre es mejor tarde que nunca. El tiempo cambia las cosas. El tiempo cura las heridas, y eso es bueno. Aquí tuve algunos de los mejores momentos de mi vida y de Birmingham, así que quiero que tengas este reloj para recordar esos momentos conmigo y recordar a todos los demás jugadores que tuvieron la suerte de jugar en Rickwood Field en Birmingham. Recuerda, el tiempo está de tu lado”.
Dusty Baker y Willie Mays fueron amigos entrañables, por eso el guiño en el final de esa comunicación, Baker es fanático de los Rolling Stones.
No pensé que su muerte me iba a dar tanta tristeza, pero ¿cómo no? Willie Mays ha estado presente en mi vida, casi toda mi vida. Desde siempre, cada vez que veía un juego con mi papá o se reunía con sus amigos y hablaban de béisbol, hablaban de Willie Mays. Cada quien tenía su jonronero: Babe Ruth, Mickey Mantle, Hank Aaron. Su bateador: Ted Williams, Pete Rose, Rod Carew, por supuesto Vitico siempre. Su jardinero de defensa superior y brazo de cañón, como Roberto Clemente. Estafadores de base: Lou Brock, Luis Aparicio o Rickey Henderson… para llegar a la conclusión de que eran estelares, pero solo Willie Mays y Roberto Clemente eran capaces de hacerlo todo y hacerlo de forma sobresaliente.
Para rematar, como casi todos los venezolanos, desde niña escucho y uso la expresión “Se hizo el Willie Mays”, cuando alguien se hace el loco.
Willie Mays en las historias del Chico Carrasquel, en la sala de mi casa, contando con orgullo que coincidió con él en dos Juegos de las Estrellas, aunque en equipos contrarios: Mays en la Liga Nacional y Carrasquelito en la Liga Americana.
A todo hay que agregarle que Willie Mays era muy carismático, creo que no me equivoco si afirmo que uno de los capítulos más increíbles de la popular serie Hechizada, fue el que tuvo a Mays como invitado. Luego de un breve diálogo desaparecía, como para reafirmarnos que era magia lo que le veíamos hacer.
No de gratis dijo Ted Kluszewski: «No estoy seguro de qué diablos es el carisma, pero tengo la sensación de que es Willie Mays”.
En sus números, en las crónicas de su tiempo como jugador, en las entrevistas que dio y en los testimonios de quienes lo conocieron, encontramos al pelotero extraordinario y al gran ser humano que fue. Un hombre sin rencores, prefirió quedarse con los buenos recuerdos.
En Say Hey: la autobiografía de Willie Mays (1988) se lee: “Siempre me gustó jugar a la pelota, no me importaba si jugaba con niños blancos o con niños negros. Nunca entendí por qué se hacía un problema con quién jugaba, nunca me sentí cómodo, cuando crecía, diciéndole a otras personas cómo actuar. A lo largo de los años, muchas organizaciones me han pedido que sea su portavoz, o han querido que haga discursos sobre mis experiencias como atleta negro, o que hable con los congresistas sobre cuestiones raciales en los deportes, pero mira, nunca recuerdo los problemas. Creo que tuve una infancia feliz. Además de practicar deportes escolares, jugábamos al fútbol contra los niños blancos, y no pensábamos en eso, ni en los negros ni en los blancos. Eran los adultos los que se molestaban… Nunca me metí en una pelea causada por el racismo”.
La verdad es que más allá de las situaciones generadas por las leyes segregacionistas, desde que Willie Mays comenzó a jugar béisbol comenzó a escuchar aplausos. Creció muy cerca de Rickwood, disfrutó el beisbol desde las tribunas y en terreno.
La carta que le dio a Dusty Baker, con sabor a despedida, deja muy claro su sentimiento por ese lugar y aquellos años, contados entre los mejores de sus 93.
Sin embargo, contó Jackie Robinson en una cita que recoge Baseball Almanac: “Pero cuando Willie Mays estaba en California, los blancos se negaron a venderle una casa en su comunidad. Les encantaba su talento pero no lo querían como vecino”. Apenas fue el sexto jugador afroamericano en las Grandes Ligas detrás de Jackie, prefirió ignorar los malos tratos y disfrutó desde muy temprano su estatus de estrella. Optó, como admitió en la frase citada más arriba, por no meterse en polémicas y hablar con su juego.
Ser el mejor fue su manera de vencer la segregación.
Willie Mays made a guest appearance on Bewitch and it was so good pic.twitter.com/qoE7w0avua
— BaseballHistoryNut (@nut_history) June 19, 2024
Algunas frases de quienes le vieron jugar le dan dimensión, o lo intentan: “Él hacía de forma rutinaria cosas que nunca habías visto hacer a nadie más. Anotaba desde la primera base con un sencillo; daba un doble en un turno como emergente, ponía out a alguien en el plato de un bounce y cuanto más grande era el juego, mejor jugaba”, esto lo dijo Peter Magowan, quien fue presidente de los Gigantes.
El exmanager Leo Durocher dejó dichas cosas divertidas y muy descriptivas de todo lo que era capaz de hacer Willie Mays: “Joe Louis, Jascha Heifets, Sammy Davis y Nashua, se convirtieron en uno”. Vale decir que Louis fue un gran boxeador, Heifets está considerado uno de los mejores violinistas de todos los tiempos, Sammy Davis fue un talentosísimo cantante de jazz y actor de Hollywood, y Nashua un caballo purasangre, ganador del Preakness Stakes y del Belmont Stakes en 1955. Famoso porque fue victorioso en muchas carreras y quedó a una cabeza de la Triple Corona.
Sandy Koufax dijo en aquel tiempo que le tocó enfrentarlo: “No puedo caer que Babe Ruth fuera mejor jugador que Willie Mays. Ruth es para el béisbol lo que Arnold Palmer es para el golf. Él puso el juego en marcha, pero no puedo creer que pudiera correr tan bien como Mays, y no puedo creer que fuera mejor jardinero”.
El primer hit de Willie Mays fue un jonrón contra Warren Spahn. El zurdo Salón de la Fama fue el pitcher a quien más castigó con sus batazos de vuelta completa (18), recordó que entonces llevaba de 12-0, aunque Spahn exageró un poco: “Tenía algo así como de 21-0 la primera vez que lo vi. Su primer hit en las Grandes Ligas me lo dio a mí, fue un jonrón que nunca me perdonaré. Podríamos habernos deshecho de Willie Mays para siempre si solo lo hubiera ponchado”.
Una muy citada de Fresco Thompson: “Willie Mays y su guante, donde los triples van a morir”.
Son infinitas las frases sobre él, otra de Leo Durocher que me encanta es breve, pero dice mucho: “Si puede cocinar, me caso con él”.
Una que no tiene autor pero que fue escuchada en una tribuna es la síntesis perfecta: “El único hombre capaz de atrapar esa pelota, acaba de batearla”.
Hay tanto que decir de Willie Mays… me sorprendo a mí misma con una sonrisa mientras escribo.
Se me ha aliviado la tristeza repasando su vida.
Fue, así como él dijo en una entrevista a Newsweek en 1979, porque para qué la falsa modestia: “Creo que fui el mejor jugador de béisbol que he visto”.
No lo dudo, Kid.
Mari Montes
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