Perspectivas

Arte Milán: Role Play

16/03/2022

Fotografía de Delfino Sisto Legnani | Fondazione Prada

La Fundación Prada tal vez sea la institución privada italiana más activa en la empresa de difundir el arte moderno y contemporáneo en la península. Sus sedes más conocidas en Italia (existe también una en Shanghai) son la de Milán, un ambicioso proyecto museístico “deconstruido” por Rem Koolhas, y la de Venecia, en Palazzo Ca Corner della Regina. No obstante, desde hace una media docena de años, un tercer espacio se ha integrado a esta empresa de divulgación. En el propio corazón de la capital lombarda, la Galería Vittorio Emanuele, a pocos metros del Duomo, y cuartel general de las empresas Prada, funciona el llamado Osservatorio, un amplio y acogedor espacio expositivo que, en sus dos niveles, se dedica a presentar las obras de fotógrafos y video artistas emergentes de todo el mundo. La presentación es clara: ”Se trata de un lugar de exploración e investigación de las tendencias y expresiones de la fotografía contemporánea, de la evolución constante del médium y de sus conexiones con otras disciplinas y realidades creativas. En un momento histórico en el cual la fotografía es parte integral del flujo global de comunicación digital, la Fundación Prada, a través de las actividades del Osservatorio, se interroga sobre las implicaciones culturales y sociales de la producción fotográfica actual”. Fiel a este credo, el Osservatorio presenta en este momento la muestra Role Play, una colectiva con trabajos recientes de un conjunto planetario de fotógrafos que incluye a Cao Fei, Darius Miksys, Bogosi Sekhukhuni, Juno Calypso, Meriem Bennani, Haruka Sakaguchi y Griselda San Martin, Amalia Ulman, Tomoko Sawada, Beatrice Marchi, Narcissister, Mary Reid Kelly y Patrick Kelly.

Fotografía de Delfino Sisto Legnani | Fondazione Prada

Fotografía de Delfino Sisto Legnani | Fondazione Prada

Role Play alude a la voluntad de estos artistas de investigar las posibilidades de la fotografía para expresar nuevos modelos de realidad. No aclara nada decir que se trata de una neorrealidad, pero, en esencia, de eso se trata. Neorrealidad o ultrarrealidad son maneras de denominar lo que en definitiva es el metaverso. Los fotógrafos reunidos bajo el techo de esa imponente expresión de realidad real que es la Galería Vittorio Emanuele II se han dedicado a la expresión de una realidad conceptual de manera tan radical como, hace cien años, harían Paul Strand y sus contemporáneos que se esforzaron en la expresión de una realidad directa, sucia, polvorienta y sudorosa. No obstante, la aspiración de aquellos maestros a que la fotografía fuera considerada como un arte, no guarda ningún sentido para los jóvenes de Role Play. Las “necesidades expresivas” superan largamente cualquier consideración estética. Para la “docena del Osservatorio”, la belleza no es un placer eterno, sino una emoción permanente. Insisten en el poder de la emoción sobre la imagen. Y es lo más inquietante de esta muestra, el desborde de la emocionalidad más impúdica. No poco se siente de “neorromanticismo cibernético” en muchas de las obras desplegadas. La repudiada empatía, la vieja Einfühlung, ha sido rescatada y es un elemento fundamental de la poética de Role Play. Y el visitante, incluso sin saber lo que está pasando, se siente afectado por esta emocionalidad reiterada. El patetismo, que fuera considerado una falacia por los ideólogos de la modernidad, es reivindicado por artistas como Tomoko Sawada, Bogosi Sekhukhuni o Merien Bennani, y no son los únicos. Tomoko (Kobe, 1977) se nos presenta, sin ninguna “pena”, en treinta imágenes a color donde aparece vestida con kimonos tradicionales o trajes tipo occidental, a la usanza de los álbumes de fotografías que se intercambiaban los candidatos a un compromiso matrimonial. Treinta novias en busca de autor. El conjunto es todo lo patético que se pueda imaginar. Treinta imágenes de esta joven, poco agraciada y entrada en peso, que son treinta avatares de Tomoko. Como ficticia y empática es la relación con su padre desconocido que presenta Sekhukhune. Dos pantallas de fondo amarillo chirriante, donde aparecen el que se supone que es el artista, o su avatar, eso es irrelevante, y su padre, tal como se lo imagina, en la otra pantalla. El diálogo es ficticio pero no por eso deja de ser profundamente conmovedor. A este escritor le hizo recordar el largo, poético y patético diálogo de padre e hijo en The Road, de Corman MacCarthy. La empatía, que es el gran signo de la exposición, se pluraliza en la descripción de Merien Bennani. Un video de 15’.49”, donde aparecen miembros de su familia inmersos en un largo viaje metaversal donde los miembros son avatares en busca de una salida. La que no encontraron en la realidad real, donde la incomunicación se hizo universal y, lo peor, normal. Role Play es una invitación a volver a vernos en el gran espejo de la virtualidad, tal vez más gratificante que el que conocemos,  cuyos reflejos hablan de refugiados, exilios, pandemias y guerra.

Fotografía de Delfino Sisto Legnani | Fondazione Prada


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