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100 días de Milei: Sin apoyo del Congreso, ¿sobrevivirá la agenda libertaria?
por Diego Marcano
Fotografía de Luciano González | EFE
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Javier Milei cumplió sus primeros 100 días desde que le fue impuesta la banda presidencial el 10 de diciembre de 2023. Durante la toma de posesión, el presidente anunció que su gobierno se enfocaría en adelantar un profundo ajuste fiscal, para remediar un déficit financiero del 4.4% que heredó de su predecesor kirchnerista, Alberto Fernández, y lo enmarcó como el “último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina”.
“Nada grande, nada estable y duradero se conquista en el mundo cuando se trata de la libertad de los hombres y del agradecimiento de los pueblos, si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios”, sentenció Milei en su primer discurso como presidente.
En solo 100 días de gobierno, sus promesas de campaña, en las que se comprometió a hacer crecer la economía, a lograr un mejoramiento salarial generalizado y a combatir la pobreza están lejos de cumplirse. No obstante, el mandatario ha logrado tener notables avances en su política de déficit cero.
El presidente también realizó recortes que contribuyeron a la eliminación del déficit fiscal: disminuyó el número de ministerios y organismos estatales, paralizó obras públicas de infraestructura, despidió empleados públicos y redujo subsidios. Tras lograr un superávit financiero de 397 millones de dólares (al cambio oficial) en febrero, el gobierno de Milei se ha alejado del aumento del gasto público característico de las administraciones kirchneristas.
Al asumir el cargo, el presidente heredó un Estado hinchado con déficits presupuestarios sustanciales, financiados principalmente mediante la impresión de dinero. La inflación se había descontrolado y el valor del peso se desplomaba.
El gobierno tenía una asombrosa deuda de 263.000 millones de dólares con acreedores extranjeros, incluidos 43.000 millones con el FMI, y unas reservas de dólares menguantes. El Gobierno de Fernández había perpetrado el patrón de las administraciones anteriores, recurriendo a un gasto excesivo y a emisión monetaria para financiar planes sociales, estableciendo estrictos controles de precios.
Al asumir el cargo en diciembre, Milei no tardó en presentar una serie de iniciativas encaminadas a hacer frente a las persistentes presiones inflacionarias de la Argentina. Entre estas medidas destacó una importante devaluación de la moneda nacional del 50%, con la que se pretendía sentar las bases para frenar la inflación.
En su tercer mes de gobierno, Milei celebró la desaceleración de la tasa de inflación mensual de Argentina, la cual se situó en el 13,2%. Un resultado positivo para el Gobierno, considerando las tasas registradas en enero (20,6%) y diciembre (25,5%).
Además de poner fin a la política de control de precios impuesta por sus predecesores para aliviar los bolsillos de los argentinos ante la creciente inflación, el gobierno de Milei ha aplicado varias medidas de austeridad. Entre ellas, la reducción de las subvenciones estatales al transporte y la energía, así como el recorte de la financiación a las provincias.
La acumulación de reservas por parte del Banco Central superó las expectativas, poniendo fin a la inestabilidad financiera que padeció el gobierno anterior. El éxito del mercado financiero y el equilibrio de las cuentas públicas han contribuido a estabilizar el peso frente al dólar, el cual se ha mantenido consistente en los últimos meses.
Si se observa el comportamiento de la divisa en lo que va del año, el dólar paralelo (conocido como dólar blue) en Argentina aumentó un 1,93% en comparación con el comienzo del año, cuando se ofrecía a 1025 pesos argentinos. Mientras que la
administración Fernández, que optó por enfrentar la escasez de divisas con un control cambiario cada vez más estricto, en cuatro años experimentó un aumento del dólar blue de 69,50 a 990 pesos argentinos, un incremento del 1.324%.
Obstáculos en el Congreso y las calles
En los diez primeros días de su presidencia, Milei se encontró con su primera protesta, seguida de dos huelgas organizadas por la Confederación General del Trabajo, que representa a multitud de sindicatos. En el Congreso, las reformas propuestas por el mandatario han encontrado una fuerte resistencia.
La inflación se ha desacelerado, frente al 38% en septiembre del año pasado, el valor más alto en los últimos 20 años. No obstante, el reto es alto pues el 57,4% de la población argentina vive en la pobreza. Las pequeñas y medianas empresas experimentaron un descenso de casi el 30% en el volumen de ventas en enero, en comparación con el año anterior, y el banco Barclays predice que la economía Argentina se contraerá un 4% este año.
Según cifras oficiales, en enero, la utilización de la capacidad instalada de la industria cayó 7,4 puntos respecto al mismo mes del año anterior. Claramente, el impacto de la desaceleración económica ha afectado al país.
A pesar de que la Cámara de Diputados aprobó el 2 de febrero el amplio proyecto de reforma del presidente Milei, llamado “Ley Omnibus” -que incluía disposiciones para privatizar entidades estatales, cambios normativos y reducciones de subsidios-, el proyecto sufrió un revés. Tras varios días de debate, la cámara baja lo devolvió a la comisión legislativa el 6 de febrero. Los legisladores optaron por revisar el proyecto artículo por artículo, antes de decidir finalmente devolverlo sin aprobarlo en su forma actual.
Milei llamó traidores a los legisladores de la oposición que votaron en contra de su Ley Ómnibus y afirmó que la ley es necesaria para rescatar a Argentina de la crisis económica.
En un animado discurso ante el Congreso el 1 de marzo, Milei prometió acelerar sus planes para reformar el país y abordar sus retos económicos. Adoptando un tono asertivo, pidió al Congreso que se uniera a él, pero advirtió que los cambios se harían con o sin la aprobación legislativa.
Sin embargo, Milei sufrió otro revés el 14 de marzo, cuando su propuesta de «mega decreto» de reformas económicas fue rechazada por el senado argentino. El decreto, que inicialmente constaba de más de 600 artículos, fue rechazado por 42 votos a favor, 25 en contra y cuatro abstenciones.
Sin el apoyo del Congreso, Milei enfrenta importantes obstáculos para sacar adelante las propuestas de su gobierno y lograr el éxito en su programa de austeridad. Lo que deja al presidente en la necesidad de pactar, o intentar ganar terreno en el Congreso, lo cual no será una tarea sencilla tomando en cuenta que las siguientes elecciones serán a finales de 2025, y sin una victoria qué celebrar, su apoyo popular podría menguar.
Pese a los obstáculos que ha enfrentado su gobierno para avanzar en la agenda de sus propuestas de campaña, el vocero de la Presidencia de la Nación Argentina, Manuel Adorni, hace un balance positivo de la gestión presidencial.
“Nunca nadie ocultó que íbamos a pasar meses difíciles”, dijo Adorni, quien señaló a la administración predecesora de Alberto Fernández por la gravedad económica que enfrenta Argentina. “El balance es que elegimos el mejor camino que se podía elegir. Hicimos el mayor esfuerzo que se podía hacer y evitamos la peor de las catástrofes: la hiperinflación”.
En el camino que ha recorrido hasta ahora, más allá de lo económico, el gobierno se ha peleado con sindicatos, gobernadores, legisladores, movimientos feministas y sectores de la cultura y de la prensa. Sin embargo, Milei todavía mantiene apoyo en diversos sectores de la sociedad.
El presidente ha cosechado notables éxitos económicos en sus primeros tres meses de mandato, lo que contribuye a mantener su popularidad que, de acuerdo con un sondeo reciente de Opina Argentina, registra un ligero aumento del índice de aprobación presidencial en el mes de Marzo, con una valoración positiva del 52%.
Los recortes radicales le han ayudado a sacar al país de la elevada emisión monetaria y de gastos que a menudo experimentaba. Al dar prioridad a políticas como la reducción del déficit fiscal y la estabilización de la moneda, Milei ha demostrado su compromiso de hacer frente a los antiguos retos económicos que han afectado a la Nación, a pesar de la impopularidad que pueden sembrar sus medidas de austeridad.
La capacidad del presidente para mantener el apoyo público hasta las próximas elecciones de mitad de mandato sigue siendo fundamental para lograr ejecutar su programa de gobierno. El apoyo del electorado será crucial para que Milei pueda consolidar apoyos e influencia en el Congreso, y así impulsar nuevas reformas que hasta ahora han sido continuamente rechazadas por el Congreso.
Sin embargo, en medio de las dificultades económicas suscitadas por el fuerte ajuste fiscal, existe el riesgo de que el pueblo argentino se desilusione con el liderazgo de Milei y haga de las siguientes elecciones el fin prematuro de su experimento libertario.
Javier Milei tendrá más de 1350 días hasta el final del período presidencial, trece veces más de lo transcurrido hasta ahora, para poner a prueba sus propuestas de campaña. No obstante, deberá conseguir pactar con un Congreso que, mayoritariamente, lo mira con sospecha
Diego Marcano
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