Homenaje a Szymborska

Wislawa Szymborska: la poeta que cortaba y pegaba

06/11/2021

Para continuar el homenaje que se rinde a la poeta Wisława Szymborska en ocasión de cumplirse los 25 años de haber recibido el Nobel de literatura, Josefina Núñez aborda otra de sus facetas, la de collagista.

Tengo una idea

Con la palabra wyklejanki, que traduce «el medio idiosincrásico del autor», llamaba Szymborska las tarjetas o postales de cortar y pegar (los collages) que realizara desde finales de los años 60, durante 40 años. Se estima que envió alrededor de 10.000 a amigos y conocidos. Recuerda Michal Rusinek, quien fuera su secretario a partir del recibimiento del Nobel, que una vez al año, a principios de noviembre, la poeta solía disculparse diciendo: «Por favor, no me visites por unos días porque voy a ser artista».

No es poco significativo que con una imagen hecha de recortes pegados y pensando en un destinatario, contestara buena parte de su correspondencia. También es claro que los collages szymborskianos no tienen la intención de «ejecutar una disciplina plástica», ni obedecen a tal impulso. Sin embargo, se perciben en ellos, señas de su ars poética. A ella alude Mercedes Monmany, en el prólogo del poemario Instante (Ediciones Igitur, 2011) cuando dice que su poesía transcurre «utilizando el disfraz y la sencillez insignificante de los más ínfimos motivos de nuestro entorno cotidiano (…) de la enunciación no grandilocuente de posibles verdades, de tranquilas renuncias, de interrogantes sin cerrar».

¿Por qué tengo que seguir justificándome?

 

¿Qué hora es?

El Museo de Arte Contemporáneo de Cracovia editó, en 2019, el catálogo Wislawa Szymborska, Collages, a propósito de la exposición realizada en el 2014, curada por Maria Anna Potocka. Las selección de fotografías y citas textuales de esta breve reseña, corresponden a esa magnífica publicación.

Rusinek, quien pudo estar muy cerca de la poeta, comenta a propósito de los collages: «La clave de su comprensión, al parecer, es la ironía, la misma ironía que es una de las claves para comprender la poesía de Szymborska».

Cuando pronunciamos una palabra, usamos 72 músculos

 

Destinatario Michal Rusinek

La describe de esta manera: «La ironía es una figura de distancia. Permite una visión diferente no solo del mundo sino también del lenguaje, incluido el lenguaje visual utilizado para describir el mundo. Un ironista no es alguien satírico, tampoco es un burlón. Un ironista es alguien que no solo mira el mundo que lo rodea, sino que también se mira a sí mismo mirando el mundo. Con una sonrisa, aunque sea amarga».

«La ironía tiene sus raíces en los dominios de la cosmovisión y la filosofía» agrega Rusinek. Sobre todo, cuando consigue desmontar la preponderancia y representación de los opuestos. La curiosidad entonces es una forma de rebelión y el juego la opción de cuestionar la realidad, al punto de dejar al descubierto la relatividad de las afirmaciones y negaciones que la determinan. El juego concibe otra realidad, incluso para los mitos. No es casual que Camus imagine a Sísifo sonriente cuando burla su condena al darle un sentido propio.

Concluye Rusinek sus reflexiones sobre la ironía: «El juego debe tomarse particularmente en serio, como solía decir Szymborska. La ironía es, de hecho, una figura de juego que se toma en serio» (…) «debería ser importante que un artista ‘poco serio’ pueda transformar, modelar y arreglar con la misma gravedad con la que un artista serio transforma, modela y ordena la realidad material. Una persona seria se tomará el lenguaje a la ligera y la realidad en serio; una persona ‘poco seria’ tendrá una actitud seria principalmente hacia el lenguaje, para exponer aún más pronunciadamente la paradójica relatividad, ambigüedad, incertidumbre y desconocimiento de la realidad».

 

A ellos no les gusta viajar

 

Destinatarios Joanna Illg, Jerzy Illg

Desde la perspectiva del lenguaje y el medio, observamos que los recortes de Wislawa —aquello que un collagista llama colección—, provienen de ilustraciones viejas y revistas comunes. Abundan en sus collages los motivos con figuras humanas y animales en forma de retratos. A la mayoría incorpora un mensaje escrito, como un comentario dicho o pensado por la figura.

Al ver las fotografías que se conservan de Szymborsca posando debajo o al lado de los letreros de las ciudades y pueblos que visitaba con sus amigos y sobre los que escribía liméricos, recordamos los collages compuestos por ella con tan solo dos recortes: una figura y una franja tipográfica. Ella que solía decir que no le gustaba viajar sino regresar, ha quedado en estos retratos como en una de sus postales.

 

Algunos nos gustan, otros no

En la relación entre imagen y texto se asoma el genio de las asociaciones de Szymborka. No pocos de estos collages hacen un guiño a Goya, por lo caprichosos y disparatados, o resuenan como cuestionamientos sociales, políticos y filosóficos, a lo Hannah Höch. Formalmente, abundan los que tienen un pie en el surrealismo de Ernst y hasta en el pop de Warhol. No obstante, los vínculos de su composición coinciden con la manera de mirar que Szymborska destila en su poesía. Tal como la describe Leszek Kołakowski: «Expone como dudoso lo que parece más inquebrantable, revela las contradicciones en lo que parece obvio e incontrovertible, ridiculiza el sentido común y lee el sentido en el absurdo».

Destinatario Kornel Filipowicz

 

Destinatario Kornel Filipowicz

 

Destinatario Kornel Filipowicz

En este catálogo aparece una serie de collages cuyo destinatario es su pareja, Kornel Filipowicz (tres collages anteriores). Son escenas sugestivas, elocuentes y sin  textos. Uno se pregunta si hacía estas postales y las dejaba sobre la mesa o las pasaba por debajo de la puerta. ¿Acaso las colocaría en el buzón de correo? Este regalo epistolar nos da una idea de hasta dónde la vida, además de ser sueño, como apunta Calderón de la Barca, puede ser juego.

Bajo el título del texto curatorial de Maria Anna Potocka: Poesía seria, poesía poco seria y tarjetas de cortar y pegar, su autora presenta de manera integrada el carácter, las necesidades expresivas y el cómo decir qué, de la poeta. Ello abarca, porque no puede ser de otro modo, las tensiones que supone esta clasificación, en la intimidad de un hacer y respecto a los parámetros externos del arte.

 

En la escuela lo hice mal

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Destinataria Marcin Filipowicz

Los argumentos que esgrime Potocka, en un sentido van de la mano con esas dos palabras que tanto estimaba Szymborska, en torno a las que giró buena parte de su discurso del Nobel. Esas dos palabras son: No sé. «Pequeñas, pero dotadas de alas para el vuelo». En otro sentido, vuelven sobre la pregunta de ¿cómo definir a un artista, que en su encuentro y desencuentro (consigo mismo y con aquello que lo rodea, anterior y propio de su tiempo) habita en el filo que, afirma tanto como niega, lo que es y lo que hace?

Este párrafo es muy esclarecedor: «Un poeta célebre, con un extraordinario sentido de los significados contenidos en las palabras, decide probar su ‘oído’ para los significados de las imágenes. Ella descubre en sí misma un gran talento para manipular la ‘palabra’ visual. A veces, todo lo que necesita son dos de esas ‘palabras’ para crear un ‘texto’ de contenido semántico extenso. Construir poemas pictóricos se convierte en su pasión. Sin embargo, surge un problema en el punto de contacto entre el lenguaje verbal y el lenguaje visual. El lenguaje verbal tiene una gama completa de significados para ella, desde la seriedad del existencialismo desesperado hasta el desenfreno juguetón, al borde de un juego atrevido con el lenguaje. Mientras que lo que domina su lenguaje visual es el ingenio y la ironía. El juego para convertirse en una parte de la vida de pleno derecho requiere una justificación que, en este caso, corresponde a los destinatarios».

 

Una de las causas de congestión nasal

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Cantará en Varsovia el 16 de enero

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Solo en una cama ortopédica

Continúa Potocka: «El mundo de las tarjetas de cortar y pegar analiza un método que causa mucha confusión en nuestras vidas, donde una cosa, cuando se yuxtapone con otra, pierde su significado por el significado que surge en el medio. Las tarjetas de cortar y pegar muestran qué tan profundos pueden ser estos cambios y qué tan lejos se mueven de los significados originales».

Propio del collage es juntar dos fragmentos rotos, aparentemente inconexos, en una relación inusitada en la que solo parte de lo que eran se mantiene, inclusive para negarse y dar paso a nuevas lecturas. La poesía de Szymborska nos enseña a mirar los intersticios entre las cosas y la importancia de la infinitud del mundo, no siendo solo el ojo humano el único que mira, sino el que es mirado a su vez.

Destinatarios Krystyna Krynicka, Ryszard Krynicki

Hacia el final de esta cuidadosa lectura curatorial, leemos que hacer un desglose de lo serio y lo que no lo es, en el caso de la obra de Szymborska, «no sería adecuado ni completo. Sin duda, la poeta se percibía a sí misma como una persona mucho más complicada, personalidad a veces dialéctica, y buscó diferentes formas de descubrir y explorar aquellas áreas que no cedían fácilmente a la poesía seria. La realidad que percibió a su alrededor a modo de premonición y que deseaba inspeccionar desde todos los ángulos, era demasiado compleja internamente para ser capturada con una sola caña de pescar. En aquellos para quienes ‘el mundo es su ostra’, tales dilemas a menudo conducen a experimentos creativos y a la expansión a otros medios, más efectivos para señalar contradicciones. En el caso de personalidades polifacéticas, limitarse a una única forma de expresión no resuelve el problema de describir lo que somos en relación con el mundo que percibimos».

Hoy en día se multiplican los destinatarios, aproximaciones y valoración que pueden hacerse de los wyklejanki. No tengo la menor duda de que, en adelante, seguirá sucediendo. A este público, desconocido por Szymborska, siguen hablando sus postales, con la fuerza y emoción que poseen las imágenes universales. Curiosamente este público anónimo percibe, al verlas, el gesto singular que solo puede darse entre amigos.


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