Fotografía de Federico PARRA | AFP
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En medio de una fuerte escasez de combustible que ha derivado en mercado negro, precios exorbitantes y largas filas de vehículos en las estaciones de servicio, la administración de Nicolás Maduro pondrá en práctica, a partir del primero de junio, un nuevo esquema para la venta de gasolina y diesel en Venezuela.
Tareck El Aissami, vicepresidente para el área económica y presidente de Pdvsa, la empresa petrolera del Estado, anunció que habrá tres modalidades: subsidio para motos y vehículos, subsidio al transporte público y vehículos de carga, y venta de gasolina a precios en dólares.
Los propietarios de vehículos podrán comprar en 1.368 estaciones de servicio que trabajarán desde las 6 de la mañana hasta las 7 de la tarde, hasta 120 litros de gasolina al mes al precio subsidiado de 5.000 bolívares por litro, unos 0,025 dólares al tipo de cambio oficial del viernes pasado. En el caso de las motocicletas, el cupo será de 60 litros al mes.
Los propietarios de los vehículos o motocicletas deberán estar en la base de datos del Instituto Nacional de Tránsito Terrestre (INTTT) o en el Sistema Patria, que ya cuenta con 19 millones de venezolanos inscritos y permite al gobierno distribuir alimentos a bajo costo y bonos a la población de bajos recursos.
“Cualquier persona puede tener acceso al sistema patria, es un sitio web, desde su casa puede ingresar e inscribirse. Sin embargo, también tenemos la base de datos del INTT, allí se registran todos los vehículos y también tenemos acceso a ella para garantizar esta medida de protección al pueblo”, dijo Tareck El Aissami.
El vicepresidente de economía explicó que en cada estación de servicio habrá dispositivos interconectados que permitirán el pago con tarjetas de débito, crédito, monedero del sistema patria o efectivo. Al introducir el número de cédula el dispositivo comprueba el registro, permite el pago y exige la huella digital para validar la transacción. Además, registra el consumo de cada persona y va actualizando el saldo disponible de la cuota mensual de litros.
Los venezolanos podrán comprar en las estaciones de servicio a precio subsidiado un día de la semana, dependiendo del último número de la placa del vehículo: lunes 1 y 2, martes 3 y 4, miércoles 5 y 6, jueves 7 y 8, viernes 9 y 0.
Además, los propietarios de vehículos y motos podrán comprar toda la gasolina que deseen en 200 estaciones de servicio donde el precio se fijará en divisas: “Se ha tomado como valor inicial 0,50 dólares el litro, estas estaciones no están sujetas a ningún tipo de control de placa o cantidad. Se podrá pagar con petros, divisas o bolívares; en efectivo o mediante cualquier medio electrónico”, dijo Tareck El Aissami.
Estas estaciones de servicio se surtirán con gasolina importada por empresarios privados que han obtenido una licencia del gobierno para comprar gasolina en el exterior.
En cuanto al transporte público y de carga, Tareck El Aissami explicó que “para que no haya impacto en las tarifas del transporte público y en los precios, por el transporte de carga, en este caso se ha decidido subsidiar el cien por ciento del combustible, gasolina y diesel por los próximos noventa días”.
Las distorsiones
El esquema se resume en que habrá dos precios para un mismo producto: gasolina a 5 mil bolívares el litro que equivalen a 0,025 dólares y a 0,5 dólares el litro, una brecha de 1.900% que de acuerdo con analistas abre las puertas para la corrupción y el mercado negro.
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, afirma que “si consigues la gasolina a precio subsidiado tienes todos los incentivos para revenderla a un precio intermedio, inferior a 0,5 dólares el litro. Cuando tienes precios diferenciados, generas estructuras de corrupción”.
Omar Zambrano, director de la firma Anova y execonomista senior del Banco Interamericano de Desarrollo, considera que “es muy probable que veamos escasez y largas colas en las estaciones de servicio a precio subsidiado y que la gasolina se desvíe a un mercado intermedio o a las estaciones de servicio que venderán a 0,50 dólares el litro. Las bombas premium tienen muchos incentivos para comprar la gasolina que trae el Gobierno y revenderla a 0,5 dólares el litro”.
Francisco Monaldi, académico de la Universidad Rice de Houston, explicó a través de Twitter: “Dudo mucho que los privados importen cantidades relevantes de gasolina en ese esquema. Los riesgos son inmensos. Las estaciones de servicio en dólares se surtirán de las reguladas en bolívares. ¿Quién controlará ese negocio redondo?”
En diciembre de 2010 Irán implementó un sistema de precios diferenciados para el combustible a través de chips en los automóviles que daban acceso a una tarifa subsidiada hasta cierta cantidad de litros. Superada esta cantidad, se pagaba la gasolina a precio internacional: el resultado fue un gigantesco mercado negro de chips que hizo fracasar el modelo.
Fuimos un país petrolero
La producción de petróleo en Venezuela se ha desplomado a 622 mil barriles diarios, el nivel más bajo desde 1943 y las refinerías, que tienen capacidad para procesar 1,3 millones de barriles diarios, trabajan a 10% de su capacidad.
En este entorno, la administración de Nicolás Maduro comenzó a importar gasolina de Irán en momentos en que las reservas internacionales del país se ubican en mínimos históricos, el declive de las exportaciones petroleras redujo el flujo de caja y no hay acceso al crédito internacional.
Durante años, el enfoque de los analistas se centró en el enorme costo de oportunidad en que incurría Pdvsa al comparar el ínfimo precio al que los venezolanos compraban la gasolina y lo que habría recibido la empresa en caso de haber exportado los combustibles que producía a través de sus refinerías.
De acuerdo al trabajo Weathering Collapse: An Assessment of the Financial and Operational Situation of the Venezuelan Oil Industry elaborado por Francisco Monaldi e Igor Hernández, entre 2010-2015, en promedio cada año este subsidio implícito se ubicó en 14.700 millones de dólares.
Douglas Barrios, investigador de la Universidad de Harvard, determinó que el subsidio a la gasolina no benefició a todos los venezolanos por igual: 27% llegaba a las familias pobres, 26% al quintil de mayores ingresos y alrededor de 45% quedaba en manos de los contrabandistas que adquirían la gasolina a precios ridículamente bajos y la revendían en Colombia.
En ese entonces la propuesta de la mayoría de los analistas era que el gobierno adoptara un esquema en el que Pdvsa vendía la gasolina en Venezuela a precio internacional pero luego se le distribuía a la población la diferencia entre el costo de producción y el dinero obtenido a través de la venta de la gasolina.
“A manera de ejemplo, vendes la gasolina a un dólar el litro y te cuesta producirla 0,2 dólares, entonces por cada litro tienes 0,8 centavos de beneficio. Este beneficio el Estado lo reparte a la población. El Estado no tiene beneficios ni pérdidas por la venta de la gasolina, eso es el esquema de un país petrolero, pero ahora Venezuela está importando gasolina, eso cambia el panorama”, dice Asdrúbal Oliveros.
“Cuando importas la gasolina no hay ningún tipo de beneficio, solo hay costos. Lo que deberías hacer es venderla a precio de mercado para recuperar lo que el Estado gastó en comprarla y después de un estudio, entregar un subsidio directo a quienes no pueden pagarla. Me refiero a que a esas personas se les deposite el dinero que necesitan para comprar gasolina a precio internacional en las estaciones de servicio, de esa manera no tienes precios diferenciados”, dice Asdrúbal Oliveros.
Agrega que “todo apunta a que a lo sumo la capacidad de las refinerías podría aumentar hasta cubrir 45% de las necesidades de combustible en el país, entonces habrá que seguir importando combustible. De lo contrario, la escasez de gasolina seguirá siendo muy fuerte”.
Sin recuperar de una manera importante la capacidad de las refinerías, la administración de Nicolás Maduro tendría que continuar importando gasolina para luego revenderla con enormes pérdidas a precios subsidiados, un esquema que no luce sostenible en medio de la bancarrota del Estado.
Tareck El Aissami aseguró que “esto no es un punto de llegada, es el punto de partida hacia un nuevo comienzo para la liberación definitiva de Pdvsa».
Víctor Salmerón
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