Destacadas
Te puede interesar
Los más leídos
—Mami, ¿le puedes decir al señor que se vaya?
Esa fue la primera frase que te escuché, tenías poco más de dos años y me fui. Te hice caso, todavía lo hago, aún más hoy en día. Aunque no me haya ido del todo.
Así empezamos tú y yo. Así quiero terminar, haciéndote caso.
Ahora te vas tú y no sé qué hacer.
Es la vida la que dijo que vas a otro país, a otra cultura, a otro todo y me reclamo: ¿lo hice bien? ¿Te espanté? Quizás no te di ese sentir venezolano tan malversado en ocasiones, pero fundamental para mí.
Y me pregunto por lo que dejé de enseñarte, si es que acaso tuve algo que transmitir, y estoy seguro de que en el balance recibí más de lo que te di.
Oigo Gorillaz porque tú y tu hermano me enseñaron a hacerlo. Entiendo que la ciencia es algo importante porque tú lo consideras. Acepto la ponderación desde que te conozco. Aprendí a escuchar con paciencia tu hablar pausado porque me bajaste las revoluciones. Acepté tu pelo largo como un único acto de rebeldía.
Hace poco la vida se me puso chiquita y, ante todo un círculo de amistades imperecederas, sólo fui a ti.
Estoy empezando un raro proceso, quizás prematuro, de querer poner en tus manos no sentimientos, pero sí decisiones, y lo hago desde el egoísmo puro y genuino. No me avergüenzo. Y te consulto y te pregunto todo porque creo en ti.
No te escribo acerca del éxito que te deseo porque es inútil, eso está garantizado: eres un tipo superior y tengo testigos. Solo te pido perdón por lo que no hice bien en estos 16 años
Hoy cumples 18 años y te pido renovar el contrato.
***
Este artículo fue publicado originalmente en Prodavinci el 15 de diciembre de 2016
Roberto Mata
ARTÍCULOS MÁS RECIENTES DEL AUTOR
Suscríbete al boletín
No te pierdas la información más importante de PRODAVINCI en tu buzón de correo