Imago Mundi

La recóndita Asturias

Oviedo. Fotografía de Hernán Piñera | Flickr

29/05/2021

Queríamos ir a la región más aislada de España, amurallada por montañas, tierra de sidra, ganado, carbón, verde y lluviosa. Nos alojamos en Oviedo, en la elegantísima Oviedo, he debido decir. Desde allí nos movimos por su geografía habitada por un millón de personas, que representan apenas el 2 % del reino de España, con la tasa más baja de natalidad y la más alta de mortalidad. En camino de despoblarse, como vemos, si no llegan los inmigrantes a cambiar el patrón decreciente.

Los ovetenses profesan con orgullo su gentilicio, y con razón. La ciudad de pequeñas proporciones, fundada en la Alta Edad Media (circa siglo VIII), nos recuerda que de piedra serán las urbes y de árboles frondosos sus parques. Una sobria arquitectura encaja perfectamente con la serena conducción de sus vidas por parte de sus habitantes. Cero estridencias. Mucho trabajo y una interiorización colectiva de la condición de principado que ostenta Asturias.

De hecho, a partir de 1981 comenzó a entregarse el Premio Príncipe de Asturias (hoy Princesa de Asturias) todos los años en distintas áreas. Venezuela lo ha ganado cuatro veces. En 1984 como integrante del Grupo Contadora obtuvo el Premio de Cooperación Internacional junto con Colombia, México y Panamá por el trabajo de transición de un estatuto a otro en el canal de Panamá. Luego, en 1987, le fue conferido al doctor Jacinto Convit en el área de Investigación Científica y Técnica por sus trabajos sobre la lepra. Después lo ganó en el área de las Letras don Arturo Uslar Pietri, en 1990 y, finalmente, las Orquestas Nacionales Infantiles y Juveniles del maestro José Antonio Abreu lo obtuvieron el año 2008.

De Oviedo nos movimos a Gijón, al borde del mar, y con una playa larga y sorprendente de arenas rojizas, con la misma elegancia de la capital asturiana, pero con un aire marino propio, por una parte, y por otra su estampa de puerto industrial. El malecón de la playa es el lugar de encuentro de la gente que sale a ver y a ser vista, salpicado de ventas ambulantes y alegrado por la remota furia del Cantábrico.

Nos llamó la tierra adentro y seguimos hacia Avilés y Luarca. Luego, ya en ruta hacia Castro Urdiales, en Cantabria, donde fuimos a visitar a unos amigos entrañables, nos detuvimos en el Parque Nacional de los Picos de Europa, y nos impresionaron sus dimensiones, su invitación al repliegue personal e incluso cierto toque desafiante y enigmático. Bastión defensivo de los asturianos ante el embate de los moros en el siglo VIII.

Gijón. Fotografía de Hernán Piñera | Flickr

Los verdes prados pintados por las pieles del ganado vacuno y un tono melancólico nos sobrecogieron, mientras pensaba en la cantidad de gente valiosa que había dado aquella zona remota de España. Severo Ochoa nació en Luarca y obtuvo el Premio Nobel de Medicina en 1959. Gaspar Melchor de Jovellanos nació en Gijón. El general Rafael del Riego, a quien tanto le debe la independencia de América de manera indirecta, era de Tuña, y Fernando Alonso, dos veces ganador del campeonato de la Fórmula 1 (2005 y 2006) es de Oviedo.

La insólita Corín Tellado nació en Viavélez, donde hoy en día viven veintidós personas, y publicó cinco mil títulos y vendió cuatrocientos millones de ejemplares. De lejos, la autora de habla hispana que más libros ha vendido en el planeta en toda la historia de la humanidad. Todo un fenómeno de paradojas. Sus novelas de amor hipnotizaron a medio mundo, Guillermo Cabrera Infante entre ellos, y ella confesaba haberse casado sin amor y por despecho, lo que después de dos hijos la llevó a separarse del esposo malquerido para siempre. Mal para el marido abandonado porque la fortuna que dejó al morir en Gijón (2009) Doña Corín es difícil de calcular. Todo superlativo y desproporcionado en una vecina de la playa, con cara de poco humor y una capacidad de escritura festejada por el Libro Guiness de los récords.

Quizás Corín Tellado sea la clave de Asturias. Una región discreta de logros titánicos, de apacible belleza, de sidras servidas con toda la distancia posible entre la jarra y la copa, en perfecto equilibrio, sin derramar una gota. Una región donde Pelayo resistió la invasión musulmana del año 711 y se inició la reconquista que tomó otros setecientos y tantos años en culminar. La región a la que le canta Víctor Manuel pronunciando su nombre con vocales de recuerdos y quimera. La Asturias de esa actriz hermosísima que es Paula Echevarría, cuya piel dorada juega con la perfección de sus dientes y toda ella es gracia y más gracia.

La región más recóndita de España, acotada por sus montañas, de la que su gente emigra y conquista otros mundos, pero la mirada se les pierde en lontananza cuando recuerdan a su patria chica, como le ocurre a Víctor Manuel cuando dice “Astuuuuriaaas” en su canción, y se le nublan los ojos. Sin embargo, la que tocó la mayor cantidad de corazones en el mundo no salió de allí: María del Socorro Tellado López. Vaya paradoja.

De Gijón seguimos hacia Santander a conocer el nuevo Centro Botín de arte donado a la ciudad por la familia Botín, los dueños del Banco Santander, una obra hermosa del arquitecto italiano Renzo Piano, inaugurada en 2017, al borde del mar y con sus aguas como protagonistas de los espacios museísticos. Pero esto ya es harina de otro costal.


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