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Los invisibles
La contemplación prolongada de estas imágenes fotográficas de Ernesto Costante me ha sacudido hasta las lágrimas. Terribles y sublimes a la vez. El fotógrafo ha hallado a los invisibles, a los “olvidados de la tierra”, en Caracas. Drogadictos, niños de la calle, moribundos, enfermos, mineros en el río Guaire, desnutridos y, aunque parezca imposible, el abrazo solidario de dos niños en la plaza Miranda de Altamira. Una pieza que me hace cerrar los ojos y elevar una plegaria.
Imposible seguir de largo ante el drama humano, pero quien ve es un fotógrafo educado, sensible, con muchos años de trabajo; por eso de aquellas escenas que lo interpelan logra unas piezas armónicas, poéticas, de texturas finísimas. Es como si Costante quisiera hacerle un tributo a aquellos personajes que no vemos, pero que están allí, en los intersticios de la urbe, en otra relación con el mundo. Pocas veces el verbo “revelar” cobra tanto sentido como en esta mirada costantiana.
Veo estas fotografías y pienso en la alquimia, en la conversión de la tragedia en belleza. El acto creador de un demiurgo. También constato, una vez más, que el blanco y negro revela matices que los colores no descubren. Vaya paradoja. Nuestro fotógrafo ve, toma, transmuta, revela, y el dolor y la alta factura estética se dan la mano. Gracias, Ernesto.
Rafael Arráiz Lucca
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