Literatura

La poesía de Salustio González Rincones

27/10/2018

El premio Reina Sofía para nuestro gran poeta Rafael Cadenas es un reconocimiento a la tradición lirica venezolana, una de la más destacada de la lengua española. Este fundamental hecho fue silenciado por el gobierno revolucionario, en su empeño en desconocer los valores que no se basen en su ideología e intereses políticos. En esa tradición poética ocupa un lugar relevante Salustio González Rincones [1], uno de los más elevados poetas del siglo XX venezolano. Por eso presento en Prodavinci un ensayo que examina y reflexiona sobre su obra.

La belleza y el color: dos constantes en la poesía de Salustio

Salustio Gonzáles Rincones tuvo la habilidad de transfigurar la fealdad en belleza ayudado por medio del manejo del color. La belleza y los colores se potencian a través de sus metáforas e imágenes “en expansión”, para decirlo con palabras prestadas de Bachelard. Tal vez por eso se ha convertido en un “poeta legendario”, como lo afirma la autorizada voz de Luis Miguel Isava [2].

Hay poemas dedicados a la belleza como ocurre con “In the Bay-Window” y “En la tarde vigorosa”, en cuya primera estrofa se retrata la belleza de la manera siguiente:

En la tarde vigorosa,
Bajo los ramajes de hojas oro,
con insólito polvo, de diabólicos toros.
Intrépido conjunto. Las asiduas astas,
Relucen espantosas en vastas
Alegorías de cejas.
Como llamas vibran las orejas,
Haciendo bajo las cornamentas asustadizo alegro,
Los ojos fervorosos llamean
Inmóvil fuego negro [4].

¿Por qué es belleza una manada de toros que cruza un camino? Los toros lucen amenazantes y agresivos, pero aun así hay belleza en la bravura, en la estampa ancestral y mítica del animal. Ofrece metáforas y convierte hábilmente lo real en imágenes de lo real. Y así los cachos (de la realidad) son alegorías, no propiamente el cacho del animal que infunde miedo, sino de las cejas. También “los ojos fervorosos llamean” y aquí hay una operación lírica que delata a un poeta cromático que pasa del color blanco de las nieblas a este color negro de los toros.

Asimismo, hay un contrapunteo entre la belleza de los toros con la belleza del paisaje, al tiempo de introducir la sola imagen de una estrella: “Una estrella, violentamente, sobre las copas, arde”. El toro es imponente e infunde miedo, pero González Rincones convierte ese miedo que infunde el toro en belleza: “Como heridas oscuras, /los ojos frecuentes”.  Y aquí se advierte la habilidad del poeta de transformar la fealdad en belleza. Este poema (“En la Tarde vigorosa”) dialoga con el poema “…esta…” (al que me voy a referir más adelante). Y el diálogo se basa en el aspecto cromático, en la referencia a los colores. En este caso, al color negro; y en el segundo, al blanco. Pero también hay un diálogo con el poema “LA NOCHE, LOS…”[5]  que igualmente proyecta el color blanco: “La Noche. Los asteriscos blancos/ De las estrellas”.

Pero el poema (“LA NOCHE”)  también dialoga con “los luceros danzarines” [6] que dice: “Por el enhiesto/crepúsculo, una estrella sucinta como un gesto”. Es una hermosa imagen que pone en escena a un gesto que resume algo “el pilogal” (como lo dice Salustio en su poema), y ello porque un gesto es también un epilogo que resume un discurso o una conducta. Luego, en la estrofa final aparece el elemento humano: “Ojos. Se disimulan/en la ventana. Tremulan”.

Aquí el poeta recupera a la mujer en la ventana; motivo que también aparece en la poesía de Ramos Sucre [7]. Es la imagen de la Venezuela de comienzos del siglo pasado, en la que la mujer conversaba en la ventana con su potencial pretendiente. Hay una imagen que se expande: la de la mujer en la ventana, símbolo de la joven pura e inocente.

“El poeta, dice Bachelard, le da al objeto real su doble imaginario, su doble idealizado. Este se vuelve inmediatamente idealizante y así nace un universo de una imagen en expansión” [8].  Es lo que ocurre con este poema (“…esta…”) de Salustio en el cual “la blancura” expande la imagen blanca de la neblina. Es un poema hermoso que proyecta imágenes en expansión también hermosas. Esas imágenes de lo blanco se van combinando con una cadena de tramas y mini tramas donde el autor busca explorar el canto del paisaje. Más allá vemos un tono vanguardista que se engendra y desarrolla sin pausa.

En Los caminos noveles encontramos la presencia del color; y ello se debe a que el poeta quería ser pintor en la época en que esos poemas, y la mayor parte de su energía creativa la dedica a la pintura. Entonces es un poeta que pinta. Y por eso su poesía destaca el ojo pictórico del poeta. Y el mimo título lo evoca “Caminos noveles“, es decir, caminos nuevos por explorar.  Luego fracasa como pintor, pero no como poeta, actividad en la que sigue y en la que pone en escena ese tono cromático de su poesía. Así tenemos el poema “He ido por los caminos blancos” que fue escrito en el mes de enero porque habla de “la Luna de enero…”. En este poema predominan los colores cuando dice:

“He ido por los caminos blancos de Sol ardiente.
Los días claros entre su paz de oro,
ha corrido como el agua de fuente”.

Cada estrofa del poema dibuja un tono y dentro de esos tonos gobiernan las diversas formas del amarillo, en la luz que va del mediodía a la noche. Al mismo tiempo pone en escena lo blanco, lo transparente, lo azul, lo violeta. Y esta puesta en escena de los distintos colores ocurre en cada estrofa. Aquí cabe destacar el color flavo que es “el color entre amarillo y rojo, como el de la miel o el de oro”[9]. Es una especie de naranja que tiene más de amarillo que de rojo. Entonces el uso de los colores tiene mucho peso en el laboratorio poético de Salustio González Rincones.

Y no solo aparece el color flavo sino también aparece la palabra “Ángelus” que alude a una canción sobre el misterio de la encarnación [10]. Esta palabra “Ángelus” aparece numerosas veces en la poesía de Salustio, como ocurre en el poema “larga blancura de oro”. En este poema el color del oro, es decir, el flavo aparece en el  título del propio poema, donde el poeta pone en escena el canto “Ángelus” como algo melodioso, de un tono musical ameno, como el color de la miel.  Lo que ocurre es que Salustio está pintando el paisaje de colores sin la presencia humana.

En este poema también aparece el negro (además del oro): “Flacos esquemas negros,/ antes de que te agotes/ ¡oh Crepúsculo!, los intensos postes/ pintan sobre tus colores desintegros”. En “…caminos noveles…” pone en escena el color blanco: “Los troncos blancos/ en la Montaña. A los Barrancos/ el Sol aguza clarores francos”. Aquí lo que pesa más es lo natural, el río, el árbol blanco, los barrancos, o sea, el paisaje de la naturaleza.

Luego González Rincones escribe un poema en el que pone en escena la imagen humana y que lleva por título “La letanía de la abuela”. Posiblemente no sea un gran poema, pero conviene examinarlo porque en él, Salustio pone en escena el elemento humano. Puede ser considerado como un poema hermoso, porque proyecta la imagen de una mujer que fue bella, que en este caso es la abuela, que al estar ya vieja representa el reverso de la belleza.

Sin embargo, la vejez no equivale a fealdad porque es hermosa cuando transmite dignidad.

Consideraciones finales

En la poesía de Salutio González Rincones la belleza es central en todo su sistema poético. También es un poeta cromático porque hace brillar los colores, como ocurre con el blanco en el poema “…esta…” y el negro en el poema “En la tarde vigorosa”. Son, en los casos examinados, metáforas convertidas en imágenes que se expanden, lo cual encuadra en el mencionado concepto de Bachelard. En efecto, si se toma alguno de los poemas que he analizado en este trabajo, se observa que cuando el poeta transfigura la fealdad, muta al mismo tiempo, lo feo en belleza que es la imagen que expande.

También hay una expansión de la imagen cuando González Rincones elabora el tema de los colores. Así ocurre, por ejemplo, con el color flavo al que se refiere en “He ido por los caminos blancos…”. Aquí el poeta comienza a referirse a “los caminos blancos”  para pasar al “Sol ardiente”, que refiere al color amarillo del sol y al color miel del oro. Al utilizar su paleta cromática toma uno de esos colores para expandirlo en otra imagen poética. Así ocurre cuando se refiere al blanco, el cual emplea para expandir un grupo de imágenes de lo blanco, como la neblina. Es algo maravilloso poder producir estas imágenes con tanta claridad.

Entonces González Rincones, en la etapa analizada de su producción lírica, es un poeta que tiene a la belleza como eje central y que logra transfigurar lo feo en bello. Y al mismo tiempo es un poeta cromático por disponer de un laboratorio de colores en su producción poética.

En estos momentos estelares de la lírica venezolana, gracias al premio Reina Sofía otorgado al gran Rafael Cadenas, vale la pena recordar a otro sobresaliente exponente de nuestra poesía, como lo es Salustio González Rincones.

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BIBLIOGRAFÍA

ARRÁIZ LUCCA, Rafael: El coro de las voces solitarias. Caracas, Grupo Editorial Eclepsidra, 2003.

______________________: La poesía en camino hacia la vanguardia. En: En Nación y Literatura. Itinerario de la palabra escrita en la cultura venezolana. Caracas, Editorial Equinoccio; Fundación Bigott,  Banesco, 2006.

BACHELARD, Gastón: La poética de la ensoñación. México, Fondo de Cultura Económica, Colección breviarios, 6ta. Impresión 2011.

GONZÁLEZ RINCONES, Salustio: Antología poética. Caracas, Monte Ávila, 1977.

GUTIÉRREZ PLAZA, Arturo: Itinerarios de la ciudad en la poesía venezolana. Caracas, Fundación para la cultura urbana, 2010.

_________________________: De atardeceres, desorientados, angustias y hasta un viernes: la poesía de entreguerras. En: Nación y Literatura. Itinerario de la palabra escrita en la cultura venezolana. Caracas, Editorial Equinoccio; Fundación Bigott,  Banesco, 2006

LISCANO, Juan: Lecturas de poetas y poesía. Caracas, Academia Nacional de la Historia. El libro menor, 1985.

ISAVA, Luis Miguel: Los otros lenguajes: Traducción y Vanguardia. En: Aproximación al canon de la poesía venezolana,  Coordinador: Joaquín Marta Sosa. Caracas, Editorial Equinoccio, 2013.

MEDINA, José Ramón: Noventa años de literatura venezolana. Caracas, Monte Ávila Editores, 1era Edic, 1993.

MIRANDA, Julio: Julio Miranda: Antología de la poesía venezolana. En: http://books.google.co.ve/books?id=B2uBtaq3rxAC&pg=PA153&lpg=PA153&dq=Julio+Miranda+salustio+gonzalez+miranda&source=bl&ots=0hG0FFKWU0&sig=PAaqmKTujVQcMEwYqqX9aCooksw&hl=es&sa=X&ei=KEIOVO7ALJWxggSrn4GACg&ved=0CDIQ6AEwAw#v=onepage&q=Julio%20Miranda%20salustio%20gonzalez%20miranda&f=false

PAZ, Octavio: Obras Completas. México, Fondo de Cultura Económica, tercera reimpresión, 2003, T. 2.

SANOJA HERNÁNDEZ, Jesús. En: Prólogo a la Antología poética de Salustio González Rincones. Caracas, Monte Ávila Editores, 1977.

VVAA: Salustio González Rincones y la Generación de la Alborada, Prólogo y selección de Jesús Sanoja Hernández,  Caracas, Celarg, 1998.

*

[1] Bueno es advertir que este poeta fue descubierto por Jesús Sanoja Hernández, y luego se han ocupado de él, entre otros, Juan Liscano, Arturo Gutierrez Plaza, Rafael Arraiz Lucca, y Luis Miguel Isava.

[2]  Los otros lenguajes: Traducción y Vanguardia. En: Aproximación al canon de la poesía venezolana,  Coordinador: Joaquín Marta Sosa. Caracas, Editorial Equinoccio, 2013, p.134.

[3] SANOJA HERNÁNDEZ, Jesús. En: Prólogo a la Antología poética de Salustio González Rincones. Caracas, Monte Ávila Editores, 1977, p. 16.

[4] VVAA: Salustio González Rincones y la Generación de la Alborada, Prólogo y selección de Jesús Sanoja Hernández, Caracas, Celarg, 1998, p. 152.

[5] Ibíd, 127

[6] Ibíd, p. 123.

[7] Véase RAMOS SUCRE, José Antonio: Obra completa. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1980,  Vol. 73, p. 14.

[8] BACHELARD: Ob. cit, p. 264.

[9] Diccionario de la Real Academia Española, consulta on line En: http://lema.rae.es/drae/?val=flavo

[10] Esto es, transformarse en carne porque Jesús se hace hombre en el vientre de María; y esto es un problema teológico, que nadie explica y por eso es un misterio.


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