Álbum de familia

La cortina

13/01/2022

Autor desconocido. Fotografía de álbum familiar ©Archivo Fotografía Urbana.

Mi sueño silencioso, mi sueño incesante,

el bosque invisible, hechizado,

donde corre un murmullo vago,

como el susurro maravilloso

de las cortinas (…)

(Osip Mandelstam)

 

Abrir,

abrir, abrir

 

quisiera

atravesar esta cortina

 

y abrir

un lugar, más allá

 

donde puedan

aceptarme

 

no como uno,

sino como todos.

 

Abrir,

abrir, abrir

 

imposible es

que la muerte

 

quede fuera.

Abrir la vida

 

para que el final

tenga un espacio.

 

La mano señalará

el surco.

 

Morimos

pero nadie está muerto.

 

Lo hacemos

para que el misterio sea algo mayor.

 

Soy

la pregunta suspendida

 

semejante a un globo

sobre la carpa de un circo.

 

Seremos

las inquietas cotufas

 

en el aceite

del caldero.

 

La vida ha colocado

un tul blanco

 

y transparente

suspendido frente a la puerta

 

y solo nos resta

abrirlo.

 

Al cruzar la cortina

ya no tendrás

 

que quitarte la ropa:

no se trata de la desnudez.

 

El templo

miente.

 

Al cruzar

te espera lo que ya tienes.

 

Solo el cuerpo

ha de abandonar la piel ajada

 

transitarás

una zona ideal

 

que no se ha descrito

con palabras.

 

Te invito a liberar

las puertas de la jaula

 

donde un pájaro

sacude una cadena

 

que está sujeta

a un badajo:

 

ese trozo de metal que pende

dentro de una campana

 

para que repiquen

sus labios de bronce

 

de estaño y cobre,

en tantos lugares mundanos

 

donde

otra vida

 

podría ser

–no lo prometo–:

 

más festiva

y amable…

 

tal y como dijo

el poeta Moritake

 

es:

 

una flor caída
volviendo
a su rama.

 

Ese sería el sentido:

es la rama que sostiene

 

la floración

de toda una era.

 

Atrás quedará

el arbusto de mirto

 

de frutos

rojos

 

en el centro

del huerto

 

donde una garza

se posa con sus dudas.

 

Se abrirán entonces

los orificios del cuerpo.

 

A tu boca

regresarán las semillas

 

retornarán

las flores:

 

el aire y el sol

que nos rodean

 

seguirán presentes,

para que las lilas

 

gladiolos y azucenas

adornen

 

nuestras

fosas nasales

 

y la cuenca

de nuestros dos ojos

 

y también

los oídos.

 

Entonces,

no lo dudes:

 

¡anda!

y dilo sin tu lengua:

 

abrir

 

abrir

 

abrir

 

y piensa

en esta

 

única palabra:

desmesurada.


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