Perspectivas

Fray Juan Antonio Navarrete

25/09/2023

Reproducimos a continuación el artículo del gran prosista Enrique Bernardo Núñez (1895-1964) recopilado en el libro Figuras y estampas de la antigua Caracas. Núñez considera a Navarrete como un periodista de su tiempo. Según las  investigaciones de Blas Bruni Celli, el padre Gómez Canedo asienta que Navarrete falleció el 11 de septiembre de 1814.

Fray Juan Antonio Navarrete, lector jubilado en Artes, Filosofía y Sagrada Teología, hijo menor de la Orden Seráfica en las Provincias de Santa Cruz y Caracas, escribía en su celda con hermosa letra, no sólo las cosas del pasado sino todas aquellas dignas de memoria que ocurrían en torno suyo, bajo el título general de ARCA DE LETRAS Y THEATRO UNIVERSAL. Fray Navarrete era, en realidad, un periodista. De sus muchos volúmenes manuscritos apenas queda uno. Arriba, en la primera hoja, se halla la siguiente advertencia «Yo no escribo sino para mi utilidad». Y luego, tras de la dedicatoria y palabras al lector, declara que sus escritos deben quemarse después de su muerte pues no es su voluntad hacerse autor, ni escribir para otros. Y luego repite «Yo no escribo para otros sino apuntes para mí». Si tal era su propósito  no se podría decir por qué Navarrete dirigía palabras al lector. «Una cosa, dice, es la venida de los Religiosos de San Francisco, y otra la fundación de la Provincia religiosa. Felipe II los envía el año 1577, y la Provincia fue erigida e incorporada a la Orden Seráfica en el Consejo General celebrado en Roma en 1606». Entre los hechos notables ocurridos en el siglo XVIII, Navarrete refiere algunos acontecimientos que ensombrecieron la vida conventual. El doce de octubre de 1797 fray Leonardo Martínez se ahorcó en una celda de la enfermería. Estaba loco. El 24 de octubre de 1799, entre diez y once de la mañana, el corista sin órdenes, fray Manuel Hernández mató al Guardián del convento fray Pedro Fernández e hirió a un diácono y al maestro de novicios. Inmediatamente el corista, despojado de su hábito, fue entregado al brazo secular. Ya de noche se le condujo a la cárcel, esposado y en silla de mano. El domingo siguiente, después de la misa mayor conventual, se proclamó la excomunión, pero ésta fue levantada poco después, y el padre Vicente Echeverría dio la absolución al acusado, previa disposición del Provisor, doctor Andrés Menzanares. La noche anterior una inmensa nube en forma de espada, cubrió el cielo de norte a sur, lo cual se tuvo por presagio o aviso de lo que iba a ocurrir. Navarrete da cuenta de la invasión de Miranda en 1806, de la reunión del Congreso el dos de marzo de 1811 y de la proclamación de la Independencia, la cual se hizo primero sin el bando de rigor, el mismo cinco de julio, «para satisfacer los deseos de los patriotas y del pueblo». El catoce se hizo la publicación solemne. Navarrete vio a Miranda, cuando tomó en sus manos la bandera, y acompañado del pueblo, se dirigió por la plaza mayor al sitio donde el verdugo pisó y quemó su retrato. Navarrete fue ganado por las ideas de independencia y libertad. Es él quien pronuncia el elogio fúnebre del capitán Lorenzo Buroz, caído en el sitio de Valencia, en la función cívica de la Sociedad Patriótica, el dos de septiembre de 1811. Sin duda tomó una actitud decidida a favor de los patriotas, pues en 1816 fue deportado a España, junto con otros franciscanos y dominicos. Es uno de esos personajes cuyas huellas se han perdido. De tarde, cuando los claustros del viejo convento se pueblan de sombras, el recuerdo de los frailes de hábito  azul se hace más vivo, sobre todo el de fray Navarrete, ya que a pesar de sus deseos, se tiene por delante un libro suyo.

***

(Núñez, Enrique Bernardo. Figuras y estampas de la antigua Caracas. pp.31-33. Caracas: Monte Ávila Editores, 1991).  [Recogidas por única vez en dos folletos que el Concejo Municipal del Distrito Federal editó en 1962 y 1963].


ARTÍCULOS MÁS RECIENTES DEL AUTOR

Suscríbete al boletín

No te pierdas la información más importante de PRODAVINCI en tu buzón de correo