El Jardín Botánico de Caracas: El nuevo templo del ocio de la ciudad

26/06/2023

Lo que se va entretejiendo desde lo pequeño e inverosímil de las necesidades humanas compartidas, dentro de los territorios, es simplemente un punto que nos conecta, que nos exige transformarnos constantemente como grupos humanos, como sociedad. Durante cuatro días la ciudad de Caracas, presenció un experimento que lejos de la crítica, los ciudadanos comunes agradecemos y valoramos, el Jardín Botánico Patrimonio Cultural de la Humanidad declarado así por la UNESCO, acogió a ciudadanos locales y de tránsito para avivar la cultura y el sentido de pertenencia, un auténtico acto de resiliencia.

Recordé entonces una cita recurrente de mi entrañable amigo Tulio Hernández que dice “mejor que vivir en una gran casa, es vivir es una gran ciudad”, y este fin de semana retomé un poco esa esencia de vivir en una ciudad que se va transformando y ajustando a las necesidades de sus habitantes. La convocatoria para este fin de semana en el Jardín Botánico ha sido simplemente una celebración de la ciudad y de sus ciudadanos: emprendimientos gastronómicos, editoriales, encuentros literarios, espacios lúdicos para los más pequeños, un ambiente hilado desde el afecto más profundo a las verdaderas prácticas ciudadanas comunes, donde tuvimos oportunidad de estar y convivir con otros rodeados de naturaleza. Así, se garantizaron diversos formatos de pagos durante toda la jornada, y una vez más las alianzas privadas permitieron generar vínculos importantes entre los participantes, que se mostraron sin pretensiones y garantizaron un recorrido eficiente. Toda la dinámica estuvo bien pensada, aunque en diálogo con los años transcurridos sin inversiones de mantenimiento y presupuestos asfixiados, hasta eso fue pertinente, el contexto en contraste con todas esas ganas y fuerza humana con trayectoria y temple presentes.

El reto de estos encuentros y propuestas, lejos de caer en positivismos e inconsistencias, deja en evidencia la necesidad de estos espacios, el capital social sumado, y también lo que más recientemente vivió la comunidad ucevista activa semanas atrás, el país necesita y aspira un cambio real, esto último es sin lugar a dudas, lo que lo diferencia del resto de opciones y propuestas de valor presentes en la ciudad, su poder simbólico de representarnos como sociedad. Estamos quizás en un momento definitivo, que no es del todo bueno, pero sí significativo para asumir responsabilidades civiles.

Por cuatro días el Jardín Botánico se convirtió en el nuevo templo del ocio de Caracas, ya que como buenos devotos peregrinos de la democracia, la cultura y el espacio público asistimos a esta gran liturgia que nos reivindicó como ciudadanos conectados con lo global, con lo propio para ubicar entre las circunstancias nuestra manera de expresarnos, de apoyarnos, de vivir con dignidad. Desde el ocio, son muchos los espacios y dimensiones que se van abriendo paso, para pensarnos ante el cambio, y afianzar nuestras mejores prácticas. Este encuentro, no pudo darse en un mejor lugar, la renovación parece estar a la vuelta de la esquina.


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