Diario Literario

Diario literario 2024, febrero (parte II): Rilke a Hofmannsthal, Cavafis en Grecia, Lord Chandos

Izq: Rainer Maria Rilke. Der: Hugo von Hofmannsthal

17/02/2024

Milán, sábado 10 de febrero de 2024 

Rilke a von Hofmannsthal

No es mucho lo que se ha conservado de la correspondencia entre Rilke y von Hofmannsthal. Se conoce el respeto y el afecto que mantenían gracias a un puñado de cartas. Las últimas intercambiadas insisten en la importancia de haber llegado a los cincuenta años, Hofmannsthal en 1924 y Rilke en 1925. Se siente algo oscuro en ambas comunicaciones, algo ominoso, presagioso. No era un sentimiento desviado. Ninguno de los dos superó por mucho la fecha. Rilke habría de morir en 1926, a los cincuenta y uno; y Hofsmannsthal en 1929 a los cincuenta. He traducido las dos misivas a partir de la preciosa edición italiana de las Lettere a Rilke, de von Hofmannsthal (Editorial Via del Vento 2000).

Castello de Muzot sur Sierre

Valais (Suiza)

11 de febrero de 1924

Mi querido Hofmannsthal,

Nunca supe la verdadera fecha de su cumpleaños y me pareció una inoportuna curiosidad preguntarle

aunque solo fuera porque este año esa importante cifra nos debería unir más. Pero me sorprendí cuando ayer, el número de febrero de Rundschau (raramente leo los periódicos) me reveló que era demasiado tarde para celebrar juntos en silencio ese día en especial. Atribuya a esta sorpresa, mi querido Hofmannsthal, si le hago llegar ahora (¿demasiado tarde?) mis felicitaciones. A mis manera de ver sus cincuenta años debería considerarse como una especie de conclusión, una suma minuciosa. Pero no pienso en eso, no quisiera terminar! A propósito, se me ha ocurrido un par de versos que tengo la sensación de debérselos a usted. Se los he escrito a mano en el ejemplar de las Elegías y son una silenciosa muestra de mi atención y amistosa admiración.

A su señora mis queridos saludos.

Su Rilke.

Con motivo de los cincuenta años de von Hofmannsthal, Rilke le hizo llegar un ejemplar de sus Elegías de Duino con un nuevo poema, “Das Füllhorn” escrito a mano.

Milán, domingo 11 de febrero de 2024

Trust

Trust, la novela de Herman Díaz puede leerse como un brillante homenaje a las técnicas narrativas inventadas por su paisano Jorge Luis Borges. La primera de las cuatro partes de la obra es una “novela” firmada por un escurridizo H. Vanner, cuyos protagonistas Benjamin Rask y su esposa, están modelados en la pareja de Mildred y Andrew Bevel, el hombre más rico de los Estados Unidos antes y, sobre todo, después del crack de 1929. La segunda, es la autobiografía incompleta de Andrew Bevel. La siguiente sección la escribe Ida, secretaria de Bevel, contratada para que escriba un libro que desmienta la escabrosa versión de Vanner. La última parte son las confecciones fragmentarias de Mildred Bevel. En este juego de espejos, el super-ficticio Rask parece más real que el ficticio Bevel. El contexto es la génesis de las grandes fortunas norteamericanas. Andrew Bevel tiene un poco de todos los grandes robber barons (Gould, Vanderbilt, Carnegie, Morgan, Rockefeller, Frick, etc) que diseñaron la cultura norteamericana del siglo XX. Hombres sin ninguna clase ni vergüenza, pícaros a escala épica, malhechores que utilizaron el perverso liberalismo imperante para construir una nación sobre los hombros de esclavos, aborígenes e inmigrantes. Al final, uno termina convencido de que Andrew Bevel es el único real de todos los míticos robber barons.

Rilke a von Hoffmansthal

Esta es una primera versión al castellano en versos libres del poema que Rilke le escribió a Hofmannsthal con motivo de sus cincuenta años en febrero de 2024.

 

CORNUCOPIA

Silencio y forma de la generosa vasija
apoyada en el hombro de la diosa;
que, aunque llena de deseos,
no es comprensible para nosotros;

en lo más profundo de sus vueltas conserva
la forma y la fuerza de toda madurez
y del florecer de ese fruto, el corazón
sería la imagen del más puro huésped.

En lo más alto, con la frescura
de la mañana, el leve regalo de las flores
apenas evidente, como una invención
y no obstante real, como los sentimientos…

¿Derramará la diosa su previsión
sobre los corazones desbordados,
sobre tantos techos, tantas moradas,
sobre los senderos donde se debe vagar?

No, ella estará, con su grandeza sobrehumana,
allí con su corno desmesurado.
sólo el agua descenderá como
si fluyera hacia las plantas y la hierba.

 

Es difícil no recordar a Hölderlin y su nostalgia de los “inmortales” leyendo estos versos. Leyendo estos versos, recuerdo aquel juicio que leí en mi juventud, y que me gusta atribuírselo a J.M. Cohen, según el cual las Elegía de Duino, de Rilke, son el libro de poesías más oscuro del siglo XX. Von Hofmannsthal, que podía ser tan oscuro en ocasiones, le agradece el envío del poema desde Rodaun (Austria) el 19 de febrero de 1924, hace justo cien años:

En verdad que es mucho, mi querido Rilke, lo que debo agradecerle. Se recordó, a pesar de la gran distancia, de mi cumpleaños. Me ha escrito con verdadera amistad palabras que me han conmovido. Me hizo llegar el libro con su obra, tal vez el más elevado intento de reunir de manera excepcional toda su fuerza. Y ha adornado la primera página de este volumen, ya bastante hermoso e importante, con un incomparable poema escrito de su puño, cuya dedicatoria me ha producido tanto honor como alegría. Le agradezco todo con las palabras más sencillas y el pensamiento más afectuoso. Que pueda yo conservar su recuerdo como usted el mío, con toda mi entrega, simpatía, atención y admiración.

Su Hofmannsthal

El 4 de diciembre de 1925 Rilke cumplió a su vez cincuenta años. Hofmannsthal, desde su residencia en Rodaun, le escribe la última carta que se conserva de esta correspondencia.

Querido Rilke,

Así, para usted llegó también este raro, grave y embarazoso día festivo. Para usted que ya en cada día “común” viene visitado por un aire enigmático y que me anima a no dejar pasar en silencio decirle cuánto pienso en usted, cómo lo hago afectuosamente, no de vez en cuando sino muy a menudo; por las más variadas razones de la vida común soy llevado a la imagen de su persona. Pero una característica timidez me hizo olvidar el día exacto: así, acepte hoy mis amistosas felicitaciones, cuyo verdadero sentido es este: que mientras usted viva no olvide nunca el sentimiento de la gran fuerza que ha sido depositada en usted, como en una delicada vasija... ¿Debo agregar que cada encuentro con usted es único para mi alma, puro, y de una gran amistad?

Desde lo profundo del corazón, su Hofmannsthal.

Constantin Cavafis

Milán, viernes 16 de febrero de 2024

Cavafis en Grecia

Una de las realidades que no es saludable soslayar cada vez que leemos la lírica de Constantin Cavafis es que no se trata de un poeta griego, aunque toda su obra haya sido escrita en ese idioma fundador. Más preciso es definirlo como un vate alejandrino, que quiere decir alguien que nación en una ciudad fundada por un emperador Macedonio en la última etapa de la civilización egea. Cuando viajó a Grecia continental por primera vez, lo hacía como un turista que viaja a conocer unos parientes en otro país. Es lo que se concluye después de leer su Diario de Grecia, que he conocido tardíamente en la versión italiana. Con su hermano Alejandro, llega Cavafis en 1903 a Atenas. la ciudad mito, el origen de su especie y de su poesía.

Hugo von Hofmannsthal. 1927. Fotografía de Edward Wasow

Los 150 de von Hofmannsthal

A los 150 años de su nacimiento, Hugo von Hofmannsthal parece más contemporáneo que nunca. Su actualidad y permanencia había sido reconocida en su tiempo por filósofos como Husserl, poetas como George y Rilke, escritores como Herman Broch (le dedicó un libro completo fundamental, Hofmannsthal y su tiempo), pensadores como Benjamin (Hofmannsthal supo apreciarlo y le publicó su seminal ensayo sobre Las afinidades electivas). En nuestros días, Massimo Cacciari le dedicó un importante estudio incluido en la edición italiana de La torre). Y su presencia, al lado de Richard Strauss) en las casas de ópera es reiterada, ahora más que nunca. No es fácil encontrar un teatro serio que no incluya al menos una de sus óperas en la programación. He podido ver su Salomé en el Metropolitan y en la Bastille y, más recientementemente, Arabella en Viena. Ningún repertorio contemporáneo más reiterado que el de Strauss-Hofmannsthal. Todavía me falta por ver, y no me lo perdono, El caballero de la rosa, Ariadna en Naxos y La mujer sin sombra. La conmemoración de este siglo y medio ha servido para recordar que cerca hemos tenido el genio de Hofmannsthal sin darnos cuenta, mucho más contemporáneo de lo que queríamos creer. La intuición de las limitaciones existenciales del lenguaje, el divorcio insalvable entre lo que decimos y lo que queríamos decir, una experiencia casi trágica cuando se escribe poesía, reseñó el vienés en su Carta a Lord Chandos, uno de los documentos más hermosos que se escribió durante el todo siglo veinte. En uno de sus párrafos más conocidos pudo redactar estas frases memorables:

Mi caso, para ser breve, es este: he perdido completamente la facultad de pensar o hablar en forma coherente sobre un tema cualquiera. Al comienzo se me iba haciendo cada vez más imposible tratar de cosas generales o elevadas usando términos que son de uso corriente. experimentaba una sensación de malestar inexplicable ante la necesidad de pronunciar las palabras “espíritu” o “alma” o “cuerpo”. En lo más íntimo me sentía impedido de emitir juicios acerca de los asuntos de la corte, los incidentes en el Parlamento, o lo que se quiera. Y no crea que inhibía determinado tipo de consideraciones, pues bien conoce usted mi franqueza rayana en desparpajo: sucedía que las palabras abstractas a las cuales, sin embargo, ha de recurrir la lengua a fin de poder formular el más intrascendente juicio valorativo, literalmente se me pulverizaban en la boca, como si fueran hongos podridos… Mi mente me obligaba a ver todas las cosas de que se hablaba en una especie de inquietante cercanía: así como bajo lente de aumento en una ocasión vi un pedazo de piel de mi meñique que parecía una tierra en berbecho, llena de surcos y cavidades, así veía a los hombres y sus actos. Ya no lograba abarcarlos con la mirada simplificadora de la costumbre. Todo se me disgregaba en fragmentos, que a su vez se disgregaban en otros más pequeños, y nada se dejaba encasillar con un criterio definido. Palabras sueltas flotaban alrededor de mí, se volvían ojos que me miraban, obligándome a mirarlos: remolinos que me atraían hasta causar mareo, que giraban sin ceasr y más de los cuales no había más que el vacío. (Trad. García Terrés)

Lord Chandos es un personaje imaginario, von Hofmannstahal no. En 1903, después de escribir esta carta, su autor dejó de escribir poesía.


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