Perspectivas

Avengers: Endgame: crecimiento y sacrificio

Fotograma de Avengers: Endgame (2019)

05/08/2019

“El juego no se acaba hasta que se acaba.”

Yogi Berra

El final del juego, esta vez, es un título no referido a Cortázar o a Samuel Beckett. Es una película. Avengers: Endgame (Anthony y Joe Russo, 2019) que, como su título indica, es la conclusión de una epopeya, es decir, representa el final de varios arcos argumentales abiertos en el transcurso de la Saga del Infinito. También significa la despedida para algunos de sus personajes más representativos.

En Endgame, la acción se desarrolla después de los eventos de Avengers: Infinity War, donde vimos derrotados a nuestros superhéroes. En esa anterior ocasión, el villano Thanos ganó la batalla pues utilizó las gemas del infinito para exterminar la mitad de toda la vida del universo. Solo quedaron en pie los Vengadores originales: Iron Man, Capitán América, Thor, Hulk, Black Widow y Hawkeye, junto con algunos aliados clave, entre los se cuenta la nueva adquisición, la Capitana Marvel.

En esta nueva entrega, los vengadores sobrevivientes tratarán de viajar al pasado, gracias al descubrimiento del mundo quántico por Ant-Man, para así revertir las acciones de Thanos.

Un cuento embrollado

Lo primero que hay que decir es que parece un recurso folletinesco eso de echar mano del viaje temporal para rescatar a las víctimas de la exterminación. Hay que agregar que dicho recurso se emplea de una forma muy complicada.

Debido al recurso del viaje temporal, el argumento de Endgame se disgrega en una trama enredada. La narrativa intenta dar cuenta de los diferentes personajes que tienen que desplazarse a  distintos lugares y tiempos, con el objeto de apoderarse de las preciadas gemas antes que Thanos las utilice para el genocidio universal. A veces, Endgame se siente tan compleja como El origen (Inception, Christopher Nolan, 2010), donde ocurren muchas cosas de forma vertiginosa y simultánea, sin que el espectador pueda captar el sentido de unidad de todo lo que sucede.

Si bien el viaje temporal es una posibilidad teórica, todavía no hay una corroboración experimental. En la misma teoría existe el problema de la paradoja de asesinar al abuelo. Si viajo al pasado y mato a mi abuelo antes de concebir a mi padre, entonces, cómo pude haber existido yo para ir a matar a mi abuelo. Una de las posibles soluciones a este problema es el de las realidades temporales alternativas.

Esta es la solución a la que trata de apelar Endgame. Hay dos líneas de tiempo en Endgame. Durante los viajes al pasado, los Vengadores sobrevivientes hacen todo lo posible para no cambiar su propio pasado, lo que provocaría que el flujo del tiempo se dividiera en dos realidades alternativas. Tienen éxito en todos los intentos, menos en uno.

Cuando Nébula viaja al 2014 para buscar la gema que le corresponde, sin querer produce una nueva línea de tiempo. Por eso, en el presente aparecen dos Nébulas. Aparece una Nebula2, la mala. Esta línea alternativa da lugar a que también surja un Thanos2, y sus secuaces vayan al presente a evitar el plan de los Vengadores.

Luego de la batalla final, Iron Man logra que Thanos2 y su ejército dejen de existir, lo que les impide regresar a su pasado, donde Thanos2 podría recolectar las gemas del infinito para que los eventos en la línea de tiempo principal vuelvan a ocurrir. Como consecuencia, los Vengadores terminan salvando dos universos: la realidad principal y la línea de tiempo derivada.

Este juego de malabares pone en peligro la integridad de la historia. Afortunadamente, respecto a este reto, los cineastas, los hermanos Russo, logran salir adelante. Echan mano a los recursos con que contaban. Su materia prima son personajes familiares y queridos por el público, los cuales destacan por unas psicologías muy bien establecidas durante todos estos años. Utilizaron con sabiduría los focos emocionales y las personalidades de estos seres. La guerra constante de Tony Stark entre la arrogancia y su grave sentido de la responsabilidad, los remordimientos de Thor por haber perdido el reino de su padre, el profundo dolor de Steve Rogers tras haber sido arrancado de su época. Los dramas individuales alcanzan una nueva dimensión frente al gran enfrentamiento final.

Además, para delicia de los fieles, los distintos viajes al pasado recrean momentos estelares de las películas anteriores. Dichos momentos son vistos desde una nueva perspectiva y recreados con la intervención de visitantes del futuro. Estas escenas son bocadillos cocinados para los paladares de los admiradores. No obstante, el film no se reduce a complacer a la fanaticada.

En defensa de Thanos

El pensamiento de Thanos es coherentemente malthusiano. Al igual que el clérigo anglicano Thomas Malthus, Thanos está convencido de que la sobrepoblación excederá la capacidad de sostener la vida. Para él, el número mismo de seres vivos es un problema. Se supone que la Tierra tiene una capacidad de carga natural, un número máximo de personas que el planeta puede soportar en virtud de que los alimentos y otros recursos son limitados.  El titán loco parece sostener una visión muy parecida a la literatura paranoica que apareció a finales de los sesenta y comienzos de los setenta del siglo pasado.

La conclusión del libro Los límites del crecimiento de 1972 fue la siguiente: si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la Tierra durante los próximos cien años. Unos cuatro años antes, La explosión demográfica o Bomba P, una obra escrita en 1968 por Paul R. Ehrlich, afirmaba que los próximos años verían a cientos de millones morir de hambre debido a la sobrepoblación. Esa predicción no se hizo realidad. Al contrario, según las Naciones Unidas, la proporción de personas desnutridas ha descendido al 11%.

Thanos le agrega a su visión malthusiana una fe en el progreso despiadado. Está convencido que está realizando el mal necesario indispensable para lograr un bien mayor. Su genocidio redundará en las benéficas consecuencias de promover la biodiversidad a largo plazo en la Tierra, y el universo en su conjunto. ¿Por qué los Vengadores querrían revertir el efecto del tronar de sus dedos?

Un autor como John Gray, tan crítico del humanismo, diría que los Vengadores son culpables de poner el dolor de los sobrevivientes por encima de la salud de nuestro mundo. Desde el punto de vista del planeta, los superhéroes son los malos. Revertir las acciones de Thanos es un esfuerzo egoísta que refleja el hecho de que los humanos nos colocamos en el centro de todo, un punto de vista filosófico llamado antropocentrismo.

Gray es pesimista. Ve que la humanidad va directo hacia su destrucción y echa mano de una combinación de argumentos malthusianos con otros de ecología profunda. No hay escape del apocalipsis que el hombre ha creado con la industrialización y la superpoblación. Esta es la lógica implacable del antihumanismo, unido al utilitarismo.

Un triste adiós

Endgame ha pasado a convertirse en la película más exitosa de Marvel. Un gigante de taquilla. Acaba de superar a Avatar, la más taquillera de la historia. Ha sido además muy bien recibida por la prensa especializada: 94% de críticas positivas, según Rotten Tomatoes. En otras palabras, es una obra altamente apreciada. ¿Por qué?

El punto fuerte de Endgame reside en la construcción dramática. Las variables de la emoción humana y las decisiones difíciles impulsan el argumento. Cada personaje está perseguido por sus propios fantasmas. Desde el origen, Marvel ha tenido mucha garra para los personajes atormentados. ¿Cuánto puede el Capitán América mantener separado su sentido del deber y sus necesidades afectivas? ¿Cómo puede conciliar Tony Stark su sentido de responsabilidad con la humanidad y el amor a su familia? La batalla final es crucial para resolver estas variables. La catarsis surge de priorizar el desarrollo de la psicología del personaje sobre la trama y el espectáculo. Este es el logro artístico de Endgame.

Desde Iron Man hasta Endgame, se desarrolla una suerte de bildungsroman o “novela de formación”. El personaje de Tony comienza como un imbécil. Luego del incidente del secuestro por los terroristas, Stark inicia su transformación. Comprende que el sentido de la vida está en el servicio a la humanidad. El cambio ha sido progresivo y evidente durante todos estos años. Aunque mucho ha tenido que luchar contra su petulancia enquistada.

Hasta hace poco, cuando reclutó a Spider-Man como Vengador, Tony fue muy arrogante; luego se sintió conmovido, y hasta culpable por la pérdida del joven héroe a manos de Thanos. Al comienzo de Endgame, Tony ha establecido una familia y es padre de una niña. Es quien menos se ha visto afectado por las desastrosas consecuencias de la desaparición de la mitad de la vida del universo. A diferencia de Natasha, Tony es quien tiene más que perder.

Hemos sido testigos de su desarrollo hasta adquirir la virtud de la magnanimidad. Aristóteles, en su Ética a Nicómaco, sostiene que el hombre magnánimo es aquel capaz de aspirar a las metas más elevadas que le permiten perfeccionarse como persona, a través de actos heroicos y grandes, “sin titubear el sacrificio de su vida, porque esta no tiene a sus ojos tanto valor que se la deba conservar a todo trance” (IV, 3).

La evolución de Tony, así como el significado de su gesta, es parte esencial de la gran eficacia sentimental de Engame, en la cual reside el éxito del film. La despedida de Iron Man es capaz de arrancar alguna lágrima a los más duros fanáticos del universo de los súperhéroes.


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