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Endy

Fotografía de Leo Ramirez | AFP

02/01/2019

Endy Chávez jamás usó el uniforme del Caracas. Los uniformes de Bravos, Cardenales y Leones son los únicos que no lució en 19 zafras.

Siempre enfrentó a los Leones con el extra que los de su clase ponen en la enconada rivalidad. Cuando no fue con el bate fue con el guante, con ese alcance con el que le hemos visto llegarle a todas las pelotas que van por sus predios y un poco más allá o acá. Endy trepado por la pared para impedir un jonrón, Endy de zambullida, Endy bien colocado debajo de la pelota, Endy como si todo fuese fácil.

Este recuerdo es del 12 de noviembre de 1999. En el Universitario había tensión: parte alta del séptimo inning, Caracas arriba 2-1. Llegó al home con hombres en segunda y tercera. Abrí el micrófono y lo anuncié: “Alimentos Margarita presentan al bateador de turno: Endy Chávez, jardinero central”. Aún no empezaba ese grito que lo acompañó por varios años: “Endy sí, Chávez no”.

Matt Herges estaba en el morrito y fue cambiado para que el zurdo Rolando Valles enfrentara a Endy. Había un out en la pizarra y la amenaza de dos hombres en posición de anotar. Debía dominarlo, podía empatarse con un elevado a los jardines o peor, lo que pasó,  soltó un cable por encima de segunda, su primer doble contra Caracas, para voltear el juego y ser el clutch de aquella victoria 3-2.

Y se hizo oficial.

Endy Chávez ingresaba en la lista de los verdugos de los Leones.

De los seiscientos treinta y tres hits con los que terminó su cuenta de por vida en campaña regular, ciento catorce le conectó al pitcheo de los melenudos, a quienes castigó con su bate desde que apareció en las primeras alineaciones. Ningún otro equipo recibió más imparables de su parte.

Se contagiaba del ambiente de un Caracas-Magallanes, la presión no era con él. El Universitario, con casi idéntico número de magallaneros y caraquistas, se dividía entre los que esperaban un buen batazo y quienes  temíamos que lo diera.

Con él, las emociones van de un extremo al otro: el temor de un batazo y el alivio de verlo out. Verlo perseguir un flais pensando que es capaz de llegar y la alegría porque la pelota desapareció. Todos estos años, ha sido valorado como un rival de lujo. Trabajó siempre con respeto al juego.

Gregorio Machado, el coach que lo firmó para los Navegantes, no duda en describirlo como un pelotero definido por la disciplina y la constancia: “Era el trabajo que hacía en las prácticas, llegaba temprano y se instalaba en los jardines a fildear flais. Tomaba prácticas de bateo extra. Me decían ‘va llegar muy lejos, no te equivocaste cuando lo firmaste’. En todas las prácticas trabajaba muy duro. Siempre he admirado su dedicación, en eso me recuerda a Edgardo Alfonzo. Se merece el lugar al que ha llegado”.

No lo hizo quedar mal, cumplió con el bate, con el guante y con el Magallanes. Gregorio sonríe satisfecho, coincide en que aún le queda beisbol, con una campaña sobresaliente nadie duda de que podría rendir al menos un año más y alcanzar las veinte  temporadas. Hasta ahora ningún jugador de los Navegantes sólo ha hecho, solo  por eso alguien debería convencerlo de que no se retire.

En cada entrevista que ha dado en estos días de despedidas, Endy Chávez no deja de agradecer al sabio coach que lo haya firmado y confiado en él.

Casi todos los equipos de la LVBP rindieron homenaje a su trayectoria en nuestra pelota. Recorrió todos los parques y en todos se llevó un recuerdo de los equipos a los que enfrentó, reforzó o castigó, y el aplauso de pie de los fanáticos que le vieron brillar en todos los terrenos en la LVBP y estadios del Caribe, y en las Grandes Ligas, donde ligamos sus batazos y disfrutamos sus atrapadas extraordinarias. Como aquella de la Serie de campeonato 2006, Mets- Cardenales, en la que le robó un jonrón de dos carreras a Scott Rollen luego de dar un salto y capturar la pelota. Ya del otro lado de la cerca, y lanzar al cuadro para poner out, también a Jim Edmonds quien corría en primera.

Cada vez que se hace una selección de las mejores jugadas ocurridas en playoff, aparece esa de Endy Chávez en Shea Stadium y está en el video que proyecta el teatrino del Museo de Cooperstown.

Esta última temporada regular, bateó .319, alcanzó el hit número seiscientos con el uniforme del Magallanes y es el segundo de la historia de la franquicia con más imparables conectados escolta de un legendario, Luis “Camaleón” García.

Celebrado en todas partes, sin mezquindad, Endy Chávez ha unido a los fanáticos de todos los equipos sin distingo. La suya es una trayectoria inobjetable.

Se ganó en toda la afición el aprecio y respeto que él dio siempre, el beisbol le ha retribuido.

Se hace complicado escribir en pasado cuando aún anda repartiendo palos y volando para alcanzar una pelota.

Fue un honor anunciar en el Universitario sus primeros turnos cuando inició su leyenda.

Anunciar a Endy, capaz de convertir curvas en líneas que pican lejos de los guantes.

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Referencias consultadas

Qualitybeisbol.com.ve

Pelotabinaria.com.ve


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