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Reinaldo vio a los camarógrafos y fotógrafos que estaban cubriendo la represión, y notó que él era el único de suéter blanco. A la una y media de la tarde, quince minutos después y a no más de veinte metros, cumplieron la orden. Le dispararon.
Esta es la cuarta bomba que ha recibido Reinaldo, pero la que logró fracturarle la pierna mientras hacía su trabajo: fotografiar.
Sus padres se sentían más seguros desde que Reinaldo Riobueno, 24, estudiante de Ingeniería en Telecomunicaciones de la Universidad Católica Andrés Bello, dejó de protestar (2014), estudió y se convirtió en fotógrafo de Unión Radio, con chaleco, casco y credencial.
Pero el 3 de mayo, la GNB arremetió directamente contra los medios.
“¡Quiero a la prensa fuera en cinco minutos!”, se escuchó.
Dos fotógrafos se quedaron con él para cuidarlo. Sentado sobre una piedra y con un dolor insoportable, trataba de llamar por teléfono para ser rescatado. Se quitaron las máscaras y la GNB les volvió a disparar.
Con la pierna fracturada lo obligaron a caminar. Logró negociar, una moto lo recogió y lo llevó a Salud Chacao. Minutos después llegó un par de colegas, con impactos similares en las piernas.
Reinaldo no lloró por la fractura de la tibia; sin embargo, la frustración era otro tema. Está dispuesto a salir de nuevo a la calle, pero lo van a operar. Le colocarán una placa de titanio y deberá guardar reposo por diez semanas.
Por ahora, tiene un yeso. A su hermanito de 8 años le dice que es un disfraz de momia.
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Este artículo fue publicado originalmente en Prodavinci el 4 de mayo de 2017
Roberto Mata
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