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¿Qué significa para el conflicto autorizar misiles de largo alcance para Ucrania?
Soldados de la 24a Brigada Mecanizada disparan un obús de 152 mm hacia posiciones rusas cerca de Chasiv Yar en la región de Donetsk, Ucrania. Fotografía de EFE | EPA | Press service of the 24th Mechanized Brigade
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La administración Biden comunicó a Ucrania que respaldaría el uso por parte de Kiev de potentes misiles estadounidenses de largo alcance para ataques selectivos dentro de Rusia, de acuerdo con un reportaje del Washington Post, publicado el domingo pasado en el que cita a dos altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos.
A pesar de las discusiones geopolíticas suscitadas por el informe de The Washington Post, el portavoz del Departamento de Estado, Matt Miller, se ha negado a confirmar si Estados Unidos ha autorizado a Ucrania a utilizar misiles suministrados por Estados Unidos para ataques dentro de territorio ruso.
El presidente de Ucrania, Volodímyr Zelenski, se refirió a los informes del fin de las restricciones de Estados Unidos sobre los ataques de largo alcance dentro de Rusia, el pasado 17 de noviembre declarando: “Esas cosas no se anuncian. Los misiles hablarán por sí mismos”.
En la cumbre del G20 celebrada en Río de Janeiro, Joe Biden reafirmó el apoyo de Estados Unidos a Ucrania, señalando el compromiso continuado con su defensa. Sin embargo, evitó cualquier mención directa a la decisión de autorizar el uso de misiles de largo alcance en Rusia por parte de Ucrania.
“Todos tenemos que trabajar para poner fin a los conflictos y crisis que están erosionando los avances para mejorar la seguridad en todo el mundo”, afirmó Biden. “Estados Unidos apoya firmemente la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Todos los presentes en esta mesa, en mi opinión, deberían hacerlo también”.
Este presunto cambio en la política de apoyo estadounidense a Ucrania es discutido en medios de comunicación internacionales tras el despliegue de miles de tropas por parte de Corea del Norte para reforzar el esfuerzo bélico de Moscú, y también se produjo el mismo día de uno de los mayores ataques de Rusia contra la red eléctrica de Ucrania durante la guerra.
Donald Trump volverá a la Casa Blanca en 2025 y el futuro del apoyo estadounidense a Ucrania es incierto debido a su política extranjera “America First”, con la que hizo campaña. Con el tiempo agotándose, el presidente Biden parece decidido a maximizar la ayuda mientras pueda: reforzar el ejército ucraniano ahora podría darle una posición más fuerte en futuras negociaciones de paz, creando una influencia que de otro modo podría perderse si la política estadounidense cambia bajo una nueva administración.
Desde el comienzo de la guerra, la administración Biden había trazado una línea firme: las armas suministradas por Estados Unidos no podrían utilizarse para atacar aeródromos, depósitos de municiones o centros de mando desde los cuáles Rusia ha impactado a Ucrania, debido, principalmente, a que podría provocar una peligrosa escalada de la guerra.
Este martes el presidente ruso Vladimir Putin emitió un decreto en el que se reduce el umbral de Rusia para el uso de armas nucleares. En la nueva doctrina «Principios básicos de la política estatal de la Federación Rusa en materia de disuasión nuclear», Rusia podría emplear armas nucleares en respuesta a un ataque convencional que represente una “amenaza crítica para la soberanía y la integridad territorial”.
El cambio de la política nuclear rusa se produce en el día número 1.000 de la guerra en Ucrania y establece que un ataque convencional a Rusia de parte de cualquier nación respaldada por una potencia nuclear podría ser considerado un ataque en conjunto.
Cuando se le preguntó si la doctrina actualizada se había publicado intencionadamente tras la decisión de Biden, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, calificó su publicación de «oportuna», señalando que Putin había ordenado al gobierno a principios de año que la revisara para adaptarla a la «situación actual».
Se teme una escalada nuclear, aunque algunos expertos, como Steven Pifer, investigador principal no residente del think tank Brookings, argumentó que las amenazas nucleares de Rusia son en gran medida un amague, debido a que las consecuencias políticas, diplomáticas y militares del uso de tales armas serían devastadoras para Putin y para la propia Rusia.
El arma presuntamente autorizada por Estados Unidos es el “Sistema de Misiles Tácticos del Ejército”, conocido como ATACMS, por sus siglas en inglés. Es un arma de precisión y alcance que, en el contexto de la guerra de Ucrania, puede cambiar las reglas del juego.
Cada misil cuesta 1,5 millones de dólares y son herramientas de guerra caras, pero diseñadas para una eficacia devastadora. Capaces de alcanzar objetivos situados a una distancia de hasta 300 kilómetros, estos misiles tierra-tierra ofrecen a Kiev la posibilidad de golpear en lo más profundo del territorio controlado por Rusia, algo fundamental, según los expertos, para interrumpir las líneas de suministro, los centros de mando y los nodos logísticos alejados de la línea del frente.
Es incierto si Reino Unido y Francia permitirán que Ucrania despliegue los avanzados misiles de crucero, Storm Shadow y SCALP, que les han otorgado, contra objetivos dentro de Rusia. Lo que más preocupa es cómo responderá el presidente ruso Vladimir Putin. El Kremlin ha acusado a Estados Unidos de agregar “gasolina al fuego”, advirtiendo que las tensiones aumentarían si en efecto Estados Unidos ha permitido a Ucrania atacar dentro de Rusia.
“Esta decisión es imprudente, peligrosa, apunta a un cambio cualitativo, a un aumento cualitativo del nivel de implicación de Estados Unidos en este conflicto”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Peskov también sostuvo que Putin ya se había referido a esta posibilidad desde una alocución en San Petersburgo, el 12 de septiembre, cuando Putin advirtió que si Occidente aprobaba tales acciones, ello supondría la «implicación directa» de la OTAN, incluidos Estados Unidos y Europa en el conflicto de Ucrania. Su razonamiento: el uso de estos misiles requeriría que la infraestructura militar y el personal de la OTAN se encargaran de la selección de objetivos y la ejecución, una línea que, según él, arrastraría a la alianza a una mayor implicación en la guerra.
Donald Trump ya ha declarado su intención de poner fin rápidamente a la guerra en Ucrania, aunque ha sido impreciso en los detalles. Una posibilidad es que cancele el uso de misiles de largo alcance una vez que asuma el cargo.
Por ahora, Trump no ha aclarado si continuará con la política actual, pero su círculo íntimo ya está dividido. Algunos de sus aliados más cercanos, como su hijo Donald Trump Jr, han criticado la nueva medida de apoyo a Ucrania.
“El complejo militar-industrial parece querer asegurarse de poner en marcha la Tercera Guerra Mundial antes de que mi padre tenga la oportunidad de crear paz y salvar vidas”, escribió Trump Jr. en la red social X.
Otros miembros de la administración entrante, como el vicepresidente electo J.D. Vance, han declarado que la ayuda militar adicional a Ucrania no forma parte del interés nacional.
Michael Waltz, asesor de Seguridad Nacional del presidente electo, ha abogado por presionar a Ucrania y a Rusia para que negocien, permitiendo a Ucrania usar libremente las armas de largo alcance de EE. UU. para atacar objetivos en Rusia, y a su vez, presionando a Zelenski para que participe en las negociaciones, ya que sin el apoyo de Estados Unidos, Ucrania no podría sostener su defensa. Con opiniones divididas dentro del equipo de Trump, no está claro cuál será la postura de la presidencia de EE. UU. en 2025.
Estados Unidos ha sido el mayor contribuyente al esfuerzo militar de Ucrania, proporcionando la cifra de 84.700 millones de euros en ayuda -incluyendo armas, equipamiento y apoyo financiero- entre enero de 2022 y agosto de 2024, según el Instituto Kiel.
En comparación, otros países han proporcionado mucho menos: Alemania ha enviado 15.000 millones de dólares, el Reino Unido 13.000 millones, Francia 4.580 millones, Dinamarca 6.890 millones y Los Países Bajos 6.430 millones.
Diego Marcano Arciniegas
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