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Francia en crisis: el primer ministro es destituido en menos de 100 días de gobierno

Michel Barnier. Fotografía de YOAN VALAT | EPA | EFE

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05/12/2024

El primer ministro francés, Michel Barnier, se ha visto obligado a dimitir tras una moción de censura en la Asamblea Nacional, sumiendo a Francia en la incertidumbre política y fiscal. 

La votación, impulsada por una improbable alianza de legisladores de extrema izquierda y extrema derecha, surgió a partir de la decisión unilateral de Barnier de reformar la financiación de la seguridad social sin la aprobación parlamentaria.

Barnier recurrió al artículo 49.3 de la Constitución de Francia para forzar, el pasado 2 de diciembre, la aprobación del proyecto de ley sobre la financiación de la seguridad social del gobierno para el próximo año, ante la certeza de que la Asamblea Nacional le negaría la mayoría para respaldarlo.

La Asamblea Nacional aprobó la moción de censura con 331 votos a favor, muy por encima del umbral de 288 votos necesarios, sólo 96 días después de su nombramiento como primer ministro, lo cual lo convierte en el gobierno más breve de la quinta república francesa, la cual se inició con la Constitución del 4 de octubre de 1958, impulsada por Charles de Gaulle. 

El líder ultraizquierdista Jean-Luc Mélenchon y la ultraderechista Marine Le Pen, tacharon la última maniobra de Barnier en la Asamblea Nacional de antidemocrática y alejada del sentir de la opinión pública, y se alinearon para votar a favor de la remoción de Barnier.

Aunque Macron no está directamente implicado en la moción de censura, el resultado se considera un ataque a su frágil liderazgo. 

Ahora debe nombrar rápidamente a un sucesor para garantizar que el Gobierno pueda reanudar su agenda legislativa. Entre los principales candidatos figuran Sébastien Lecornu, actual Ministro de las Fuerzas Armadas, y François Bayrou, veterano político centrista del partido Movimiento Democrático. Ambos son considerados potenciales creadores de consenso y podrían aliviar las tensiones en un Parlamento fragmentado.

Francia ingobernable

El centro político del país vuelve a derrumbarse en Francia. Los partidos tradicionales de centro-izquierda y centro-derecha han perdido popularidad y el pueblo francés se ha volcado hacia los extremos del espectro político, como sucedió en la primera y segunda vuelta de las elecciones parlamentarias de este año, en el que la extrema izquierda y extrema derecha ganaron terreno en el poder legislativo francés, dejando a un presidente con una minoría en el congreso. 

El gobierno de Macron no ha conseguido frenar el déficit presupuestario y la creciente presión, debido a que, al igual que otras naciones europeas que enfrentan una fuerte competencia de Estados Unidos y Asia en los mercados globales, debe vérselas con el envejecimiento de la población, sin poder seguir gastando de forma insostenible. 

Este año se prevé que el déficit presupuestario del país supere el 6% del PIB, un agujero fiscal evidente que Michel Barnier y Emmanuel Macron intentaron solucionar mediante un plan que combinaba recortes de gastos por 40.000 millones de euros con subidas de impuestos por valor de 20.000 millones.

Los políticos a los extremos de la izquierda y la derecha no parecen estar preocupados por la sostenibilidad del sistema de bienestar francés. Por el contrario, han optado por hacer tambalear al gobierno con miras a forzar unas elecciones tempranas, en su intento por llegar al poder.

El resultado hasta el momento es la ingobernabilidad. Sin ningún partido o alianza que se acerque a una mayoría en la Asamblea Nacional, el país enfrenta ahora la perspectiva de una serie de gobiernos minoritarios de corta duración con dificultades para lograr pasar cualquier legislación. 

Francia no puede convocar nuevas elecciones hasta julio del año que viene, e incluso entonces no hay garantías de que algún partido o coalición consiga la mayoría.

Líderes de la oposición piden la renuncia de Macron y sostienen que es la única opción para devolver la nación la gobernabilidad. 

“Creo que la estabilidad requiere la salida del presidente de la República”, dijo Manuel Bompard, líder del partido de extrema izquierda, Francia Insumisa, durante una aparición en BFM TV el miércoles por la noche.

La líder de extrema derecha de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen, cuyo partido tiene la mayoría de los escaños en la Asamblea, también pidió la renuncia de Macron, y aseguró que “la presión sobre el presidente de la república será cada vez más fuerte”.

Macron ha rechazado estas demandas y ha descartado convocar nuevas elecciones legislativas. Según la Constitución francesa, un presidente no está obligado a dimitir si su Gobierno es destituido por la Asamblea Nacional.

“Fui elegido para servir hasta 2027 y cumpliré ese mandato”, dijo a la prensa a principios de esta semana.


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