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¿Podrá Macron contrarrestar el impulso de Le Pen en las próximas elecciones legislativas?

Fotografía de Teresa Suarez | EFE

11/06/2024

Las elecciones al Parlamento Europeo, celebradas del 6 al 9 de junio, han conmocionado al continente, planteando un duro revés para algunos gobiernos, sobre todo a los de Alemania y Francia, lo que ocasionó que el presidente Emmanuel Macron, al ver cómo el partido Agrupación Nacional de Marine Le Pen obtuvo más del doble de los votos alcanzados por su partido, tomó la decisión de disolver el Parlamento francés y convocar unas arriesgadas elecciones anticipadas, cuya primera vuelta se celebrará el próximo 30 de junio, y una eventual segunda vuelta el 7 de julio. 

Emmanuel Macron se dirigió a la nación para comunicar su decisión de adelantar las elecciones que estaban pautadas para el año 2027. 

“Tras haber realizado la consulta prevista en el artículo 12 de nuestra Constitución, he decidido devolverles la elección de nuestro futuro parlamentario mediante el voto”, dijo Macron en una alocución nacional televisada. “Es un momento de clarificación (…) He escuchado su mensaje, sus preocupaciones, y no las dejaré sin respuesta”. 

La disolución es una facultad legislativa prevista en el artículo 12 de la constitución francesa, destinada a permitir al presidente de la república sacar a Francia de una crisis institucional, por ejemplo, en caso de incompatibilidad entre las mayorías presidencial y parlamentaria. También puede interpretarse como referéndum, para poner a prueba la confianza de los electores.

Al convocar elecciones parlamentarias en 2024, tres años después de las presidenciales, Macron rompe la sincronía de las elecciones parlamentarias con las presidenciales.

Desde el paso al sistema quinquenal y la inversión del calendario en 2002, los comicios siempre se habían celebrado uno tras otro, y cada elección legislativa confirmaba el resultado de la elección presidencial que la había precedido unas semanas antes.

Las dos elecciones podrían volver a alinearse si, y sólo si, el próximo ganador de las elecciones presidenciales, en 2027, decide también disolver la Asamblea Nacional en cuanto tome posesión de su cargo.

La Agrupación Nacional de Le Pen obtuvo una victoria histórica en las elecciones europeas con el 31,36% de los votos, muy por delante de su anterior récord en 2019 de 8 puntos. Valérie Hayer, del bando presidencial, obtuvo solo el 14,6% de los votos, muy por detrás de Agrupación Nacional. El Partido Socialista, con la lista de Raphaël Glucksmann, quedó tercero con el 13,83% de los votos, seguido de Manon Aubry de La Francia Insumisa con el 9,9% y François-Xavier Bellamy de Les Républicains con el 7,2%.

No sólo el partido de Le Pen dió voz a la ultraderecha en Francia, también el partido Reconquista, liderado por su sobrina, Marion Maréchal obtuvo un 5.47, poniendo a la ultraderecha en una posición dominante en la política francesa. 

Marine Le Pen celebró la decisión del presidente francés y la calificó de “lógica con respecto a las instituciones de la quinta república francesa”. 

“Estamos dispuestos a tomar el poder si los franceses confían en nosotros en estas próximas elecciones legislativas. Estamos dispuestos a volver a poner al país de pie. Estamos dispuestos a defender los intereses de los franceses. Estamos dispuestos a poner fin a la inmigración masiva. Estamos dispuestos a hacer del poder adquisitivo de los franceses una prioridad, estamos dispuestos a reindustrializar el país”, dijo Le Pen. 

En las últimas elecciones legislativas de 2022, el partido centrista de Macron obtuvo el mayor número de escaños, pero no logró mantener la mayoría en la Asamblea Nacional. Esto ha obligado a los legisladores a maniobrar políticamente para aprobar leyes.

A pesar de su campaña centrada en alertar sobre la amenaza que representan el partido de Marine Le Pen y sus aliados europeos en Bruselas, con la invasión rusa de Ucrania y el posible regreso de Donald Trump al poder en Estados Unidos como telón de fondo, el partido de Macron no logró movilizar a una gran parte de su electorado.

El actual auge de los partidos derechistas en los dos países más grandes de la UE (Alemania y Francia) incluso si no se produce en el resto de la Comunidad Europea, complicaría la capacidad de los partidos centristas para gobernar las instituciones del bloque en Bruselas sin depender de alianzas o de negociar concesiones con políticos nacionalistas que antes consideraban inaceptables.

Si el partido de Le Pen obtiene la mayoría en el Parlamento, podría dar lugar a un complejo acuerdo de reparto del poder conocido como “cohabitación”, que obligaría a Macron a nombrar a un primer ministro con puntos de vista divergentes. 

De hecho, un sondeo realizado por el partido Les Républicains, el 15 de marzo por el instituto Ipsos sostiene que Agrupación Nacional obtendrían entre 243 y 305 escaños, frente a los 89 actuales. Esto podría dar al partido de Le Pen  la mayoría absoluta en la Cámara, fijada en 289 escaños.

La perspectiva de Le Pen en el Elíseo es vista con alarma en Bruselas, donde se teme que un giro de Francia hacia la extrema derecha pueda representar una amenaza existencial para la Unión Europea. 

Aunque Le Pen ha suavizado su retórica incendiaria y euroescéptica, su partido sigue siendo un outlier en varias cuestiones. La Agrupación Nacional se ha abstenido repetidamente en las votaciones de ayuda a Ucrania, aboga por abandonar el mando integrado de la OTAN y se opone a muchas de las principales medidas legislativas de la UE de los últimos años.

Este domingo, celebrando los resultados en el Parlamento Europeo, Le Pen declaró su intención de “poner fin a esta dolorosa era de globalismo”.

Las elecciones legislativas, con su sistema de votación a dos vueltas, históricamente han favorecido a los partidos más tradicionales. En estas elecciones, los votantes de izquierda y derecha suelen unirse en torno al candidato más fuerte para derrotar a la extrema derecha. Se dice a menudo que los franceses votan primero con el corazón y luego (en la segunda vuelta) con la cabeza.

No obstante, el poder de convocatoria del presidente no sólo se demostró débil en las elecciones parlamentarias europeas, sino que sus niveles de aprobación han caído al 34%

Durante las próximas tres semanas, los partidos políticos franceses se dedicarán a movilizar a sus seguidores. Algunos ya buscan dejar sus diferencias atrás y aliarse mientras otros manifiestan en distintas ciudades del país para detener a la extrema derecha. Igualmente, otros lo harán en favor del cambio. 

Jamás en la historia la Agrupación Nacional había estado tan cerca del poder, contando con un número récord de eurodiputados y miembros de la Asamblea Nacional. La posibilidad de que Marine Le Pen pueda finalmente ganar las elecciones presidenciales, agendadas para 2027, parece más cerca que nunca.


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