Las cuñas de navidad de RCTV (a 25 años del “Estamos contentos…”) [1 de 3]

26/12/2018

En 2013, se publicaron en Prodavinci tres textos con la intención de abarcar los mensajes navideños de RCTV producidos entre 1993 y 2007. El motivo inicial fue que un grupo de actores y trabajadores de RCTV, convertida en productora tras su cierre en 2007, hicieron un video amateur en homenaje al tradicional mensaje navideño que hacía el canal. Y lo hicieron justo 20 años después de que se dejara de corear el “Estamos contentos/ contigo, con todos…” que desde 1993 fue sustituido por canciones anuales, marcadas principalmente por la idea de recorrer las regiones geográficas de Venezuela en sus versos. Hoy es una serie que sirve de repaso a esas ideas, nombres y variantes.

A continuación republicamos para los lectores de Prodavinci el primer texto de la serie:

El 21 de diciembre de 2013 circularon por las redes sociales ciento seis segundos de la canción del tradicional saludo de navidad de RCTV. Una de las actrices que aparece allí es la joven María Gabriela De Faría. Ella nació en septiembre de 1992. En 1992 fue la última vez que RCTV hizo su saludo navideño con el estribillo «Estamos contentos/ contigo, con todo».

Quizás sin saberlo, la interacción de generaciones de actrices tan diversas como Caridad Canelón, Julie Restifo, Eileen Abad y Prakriti Maduro no sólo cantan una canción que dejó de ser una novedad hace la misma cantidad de años que dicta la cédula de De Faría: participan en la recuperación de esos versos justo veinte años después de que los mensajes navideños de RCTV mutaran a otro tipo de piezas, ésas que nos hicieron asimilar a Tomás Henríquez como la voz de la conciencia nacional, con una carga emotiva, nacionalista e incluso moral que iba más allá del quién-es-quién de cada año.

La pieza de 2013 es casi doméstica. Antes que una producción, evoca la idea de un grupo de compañeros de trabajo que aprovechan algunos decorados y juegan a inscribirse en una tradición, en una línea emotiva que precisa de una alegre terquedad. Para ellos, la canción navideña de Radio Caracas vuelve a tener sentido, como todavía tiene sentido su sede de Quinta Crespo. Es una canción mudándose al capital simbólico circulante, junto a la nostalgia y a la pátina mágica el espectáculo.

En vista de que el habitual ejercicio de memoria que se hacía cada año antes del estreno del saludo de navidad, una vez más, no puede ser visto en señal abierta, quizás no sea una mala idea emprender la memoria colectiva y ver cómo fueron cambiando las maneras de llegar a fin de año desde la caja catódica del recuerdo gracias a ese aliado del pasado que es YouTube.

1993. «Creemos en Venezuela». La idea de un dios todopoderoso y afrodescendiente que hace que medio mundo piense en Morgan Freeman tiene un antecedente poderoso en la televisión venezolana con el personaje de Henríquez en Juanito y Él, por 1982. Esta potencia de fuerza moral y cruce generacional es revivido al plantear como punto de partida del primer mensaje navideño de esta etapa a un infantil Juan Carlos Lares que tiene en Tomás Henríquez a su abuelo. El niño le pregunta si en toda Venezuela se celebra la Navidad, sembrando el germen de la escala nacional que caracterizará a los mensajes posteriores. Pero en este primero la mirada del abuelo trascuerda los tambores de la costa y el rostro de Antonio Machuca aparece como el vínculo entre la memoria y su tierra. Una patinata encabezada por los actores de Por estas calles sirve de puente entre el recuerdo y elenco de la ambiciosa De oro puro, más la tropa del exitoso programa de Nelson Bustamante Hay que oír a los niños. Ese programa y Supercrópolis, con Raúl y Merci (ambos presentes en la parranda), eran la columna vertebral de una apuesta por la oferta televisiva infantil que no ha vuelto a repetirse. Ése era el espíritu de la cuña: cruces generacionales. El equivalente femenino a Henríquez, doña Amalia Pérez Díaz, es celebrada por actores y actrices jóvenes. Los dos intérpretes de los temas musicales de las telenovelas estelares, Yordano y Colina, forman parte de una parranda navideña, al igual que Nancy Ramos, Toña Granados, Karolina (con K), Mary Carmen Regueiro, María Conchita Alonso, la futura Miss Mundo Jacqueline Aguilera y otros referentes como la ya adolescente Petite Kutlesa y Judith Castillo (quien siguió en RCTV, pero vinculada en el área legal, algo que quedó en evidencia durante los días de la no-renovación de la concesión del canal). La versión televisada de la noche caraqueña, el Estudio 92 conducido por Liliberth Rodríguez y Carolina Perpetuo en «La Parabólica de Sábado Mundial«, se complementa con primeros actores como Julio Motta, Carlos Villamizar y Héctor Myestorn, este último en dupla con Carlota Sosa por sus personajes de Chepe Orellana y Lucha Briceño. En el remate de la pieza, el pequeño Juan Carlos Lares eleva un papagayo hecho con la bandera tricolor y le pregunta a su abuelo «¿Ésa es Venezuela?». Y Tomás Henríquez, la voz de la conciencia, le advierte que sí… «pero aún le falta volar mucho más alto».

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1994. Venezuela, hoy más que nunca. La incorporación de un león de verdad en la animación del logotipo fue un plus sorprendente en la imagen del canal durante ese año, así que el mensaje navideño no podía sino iniciar con esta pirotecnia digital. De la mano del compositor Neguito Borjas, líder del Gran Coquivacoa, se emprende el primer ejercicio cartográfico de las emociones y se establece un recorrido sonoro que determina los espacios geográficos por los cuales pasa el mensaje. El elemento intergeneracional se mantiene y figuras como Dilia Waykaran, Eduardo Gadea Pérez, Raúl Xiquez, y Alexander Milic aparecen en cruces con Enrique Ibáñez, Ana Karina Manco o Henry Soto. O el experimentado elenco de Radio Rochela, que comparte exteriores con Catherine Correia y Juan Carlos Alarcón, del Club Disney. También adquieren notoria presencia la intergeneracionalidad de la parte informativa en nombres como Tinedo Guía, el analista Román Rojas Cabot, Graciaela Beltrán Carías y Sergio Novelli.

Sin embargo, el hecho de ficcionalizar una «Esquina de la Tradición» para arrancar con «La Sorpresa» replanteó la manera de atender estas piezas de fin de año. Empezando desde el Zulia, asociando íconos de la región como Guillermo «Fantástico» González con figuras de prestigio y alcance nacional como Elba Escobar, la producción en exteriores adquiere importancia, al tiempo que se cruzan con las fuerzas de la programación. Por ejemplo: Simón Pestana, Lilibeth Rodríguez y Luis Silva, en ocasión del remake de La Fiera, llamado Pura Sangre, tienen la responsabilidad de protagonizar el segmento de los llanos junto a Reynaldo Armas y el resto del elenco. Mientras que Caridad Canelón canta la parte vinculada con los Andes, se aprovecha y se hace mención de la corrupción. Al mismo tiempo, la sirena «Venezuela» en voz de Francisco Pacheco aparece por primera vez y deviene protagónica de la pieza, mientras que Gualberto Ibarreto sirve como ancla emotiva del oriente y Serenata Guayanesa de las tierras del sur. De esta manera, el arranque de Neguito Borjas resignifica la manera de entender los saludos navideños de los canales de televisión, inyectándoles un apetito nacional, expansivo, pero sobre todo pop: se escribía una canción nueva para que pegara más que la de la competencia.

En el remate, justo en el año de la debacle bancaria, el mismo Juan Carlos Lares sostiene el papagayo de la pieza del año anterior en sus manos, pero roto y maltrecho. «Me lo rompieron. No me lo dejaron volar», se queja el niño con su abuelo. El viejo sólo se atreve a responderle con esperanza: «No te preocupes, hijo, que con tesón, con esfuerzo, con trabajo, ¡lo vamos a arreglar!»

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1995. Un acto de fe (¿Qué más te puede pasar que ya no te haya pasado?). Este año las protagonistas fueron las devociones. Con la estructura conceptual de pedir «un acto de fe», comienza con un coro de niños a la Virgen de la Paz, en clave andina, para luego reventar con una gaita zuliana que pide ayuda a Papá Dios y pasar a La Divina Pastora y a la Virgen del Carmen. Era una suerte de oración en octosílabos, un auxilio del espíritu. Tras la imagen de los exteriores del mar que evocan a la Virgen del Valle y el tambor de la costa a San Juan, se vuelve al Zulia con un remate gaitero a la Virgen de Chiquinquirá: «Vamos a rectificar./ Señálanos el camino/ pa’ cambiar nuestro destino ¡Venezuela a trabajar!» y deciden terminar en los llanos, con Nuestra Señora de Coromoto, quizás por ser la patrona de todo el país y, de esta manera, abarcar la intención cartográfica del año anterior.

En un año difícil económicamente se nota la cantidad de tomas de archivo que respaldan las pocas tomas en exteriores, muchas de ellas limitadas a una dupla o un pequeño grupo de personas que generen la verosimilitud justa para que el viaje parezca posible. Además, el canal había puesto la carne en el asador con la telenovela La Inolvidable, así que era preciso echar mano de esa experiencia en locaciones exteriores controladas y decorados. No hay relato: sólo pedir fe y cerrar con una frase del Papa viajero, Juan Pablo Segundo. Era un mensaje de fin de año puesto en espera, conmovedoramente paciente y contemplativo.

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1996. Gente diferente. Nuevo cambio de logotipo y varios de los proyectos que se habían mudado a Los Cortijos se devuelven a Quinta Crespo. Así que nuevamente se posterga la posibilidad de repetir la magnitud de una producción como la de 1994, pero es necesario mostrar la nueva imagen y los cambios reflejados en la modernidad de los nuevos estudios. Quienes aparecen en exteriores y cantando, cada uno con voz propia y sin mayores remasterizaciones, pueden inventariarse sin hacer una lista excesiva: el hito del Zulia le corresponde a Lilibeth Rodríguez, heredera de la estirpe Rodríguez-Morillo, Caridad Canelón repite la voz en Los Andes; Emilio Lovera y Laureano Márquez aparecen como dupla sólida por primera vez en uno de los saludos navideños cantando en los Llanos, Franklin Virgüez y Marialejandra Martín cantan en las costas luego de una escena coral del elenco de Radio Rochela y algunos pertenecientes a dramáticos, finalmente el logotipo cruza el macizo guayanpes y Carlos Cámara, Gledys Ibarra, Beatriz Valdés y Eduardo Serrano cantan sobre el misterio de una selva pactada y, tras una patinata e imágenes de mesas en las que se hacen hallacas, Carolina Tejera y Alberto Alifa le cantan al «pueblo maduro, clara esperanza de un gran futuro» caraqueño. La mínima movilización del personal, sin embargo, no abandona el ejercicio cartográfico: puede decirse que con esta pieza se convierte en una firma. El remate es la esquina de Bárcenas y el nuevo logotipo, ahora tricolor, coronando el edificio.

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1997. ¡Este mundo es de los niños! La manera en la que RCTV vuelve a las producciones con exteriores significativos es inteligente y audaz: escogen la infancia como el centro de la pieza y, sobre todo, de la letra de la canción, saqueando la armonía del aguinaldo «Niño Lindo» y aprovechando la emotividad que generan las imágenes bien logradas cuando la protagonizan niños. Es una pieza que, una vez más, adquiere un tono optimista y de futuro esperanzado, logrando que la mayoría de las escenas consistan en los íconos de la pantalla compartiendo con chamos de múltiples fisionomías y edades. Incluso, por primera vez en una pieza de consumo masivo se alude al problema de la infancia en la calle y los niños trabajadores. Y en eso esta letra es particularmente renovadora: la manera en la que está escrita es epistolar y emula la idea de las voces de «los grandes» pidiendo sus deseos de navidad al Niño Jesús, pero estos deseos no tienen motivaciones personales sino que están dirigidos a satisfacer cuanto necesitan los niños del país. El arranque con Franklin Virgüez elevando a un niño para que suene una campana que arranca el mensaje es poderosa, pero en el resto de la pieza no hay poses sino acciones llevadas en conjunto, saludos, faenas, juegos que repiten situaciones ya clásicas (Serenata Guayanesa cantándole al niño de Guayana, Luis Silva cantando al niño llanero) con situaciones completamente nuevas como Emilio Lovera siendo maquillado por una niña wayuú, Pedro Durán reparando una red de pescar, el actor colombiano Marcelo Cezán jugando béisbol en un descampado, Iván Tamayo haciendo alfarería con un niño o Ruddy Rodríguez compartiendo una lección de piano. Tomás Henríquez, Cayito Aponte, Alba Roversi, Antonio Cuevas, Pedro «El Gato» Soto, Gledys Ibarra, Freddy Galavís y Francis Rueda, por ejemplo, simplemente aparecen compartiendo una toma casi familiar con los chamos que los acompañan y eso basta para conmover por tener a la infancia como centro desde los primeros versos: «Este canto es para ti/ porque tú te lo mereces,/ te lo has ganado con creces: tú eres el porvenir».

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Para leer la segunda parte de esta serie haga click acá.


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