Crónica
Juan Guaidó, 22 horas sin luz y el Día Internacional de la Mujer: ¿qué pasó el 8 de marzo?
por Indira Rojas
Fotografía de Federico Parra / AFP
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Habían pasado 18 horas sin energía eléctrica. El apagón era nacional. El viernes 8 de marzo, la gente en la calle decía que era un «blackout total». No había señal telefónica. Tampoco internet. En la plaza de Los Palos Grandes, en el municipio Chacao de Caracas, los vecinos cargaban sus celulares en una estación solar.
La señora Yolanda Pereira tiene 68 años, 43 de ellos viviendo en un edificio a dos cuadras de allí. Desde la inauguración de la plaza en 2010 nunca había usado la instalación, que a simple vista parece un tubo cualquiera con un panel de colores en el tope. “Yo ni siquiera sabía que existía”, dijo su hermana. Tenían dos horas en una larga fila de al menos 40 personas, que esperaban conectar sus celulares por unos minutos. “También vine por el evento de hoy”, aseguró Yolanda. “Porque Juan Guaidó nos da ánimo”.
El presidente de la Asamblea Nacional y presidente encargado de Venezuela hablaría en el Día Internacional de la Mujer, ese viernes 8 de marzo, frente a una pequeña concentración en la plaza de Los Palos Grandes. Un grupo de obreros armaba la tarima. A las 9:30 de la mañana el andamiaje ya estaba listo. Instalaron cuatro cornetas grandes y nueve pequeñas.
—Señor, ¿cómo van a hacer con el sonido si no hay luz?
—¡No te preocupes! Ya traen la planta eléctrica.
Los vecinos del municipio comenzaron a congregarse desde las 8:00 de la mañana. Llegaron caminando desde sus casas. Los que vienen de otros lados de la ciudad son pocos. Judith Mendoza y Yeni Hernández vinieron juntas desde la urbanización Lomas del Ávila, en el municipio Sucre. Jackeline desde Plaza Venezuela. Se trasladaron en carro particular. «De lo contrario sería imposible», dijo Antonieta Scandina. La acompañaban sus hijos y una vecina. «Somos de Montalbán. Nos enteramos por radio de que Guaidó iba a hablar aquí. Empezamos a regar la voz porque mucha gente no lo sabía».
Más tarde, Guaidó insistiría en que la situación no era normal. Subió al podio con rostro serio. Saludaba a la gente, pero no sonreía. “Ahorita me decían acá: ‘cambia esa cara’. (…) No, evidentemente no es un día de normalidad en Venezuela, en una Venezuela ya golpeada, una Venezuela en la que se extraña lo cotidiano”.
Isaac, de 29 años, se enteró por un vecino que el presidente encargado daría un discurso desde la plaza. Vive cerca, llegó a pie. Se sentó en las gradas de cemento a esperar y se encontró entre la gente a una de sus vecinas. Se pusieron a hablar. Desde el jueves Isaac no tiene batería en su celular. “Estoy totalmente desconectado. Yo siempre me informo por las páginas de noticias en internet. Creo que estar informado en estos tiempos es algo muy valioso. La información es valiosa”.
La convocatoria anunciaba que Guaidó hablaría a las 10:30 de la mañana. No fue hasta la 1:45 de la tarde que el presidente de la Asamblea Nacional subió al podio.
Primero se presentaron las cantautoras venezolanas María Teresa Chacín y Rummy Olivo. “Vinimos a cantar, pero no podemos porque no sabemos cuántas personas han muerto en los hospitales por falta de energía eléctrica”, dijo Olivo. Habló también Alison Pepe, líder juvenil de Voluntad Popular; la diputada indígena Maulimar Valoa y dos defensoras de derechos humanos. La gente estaba impaciente. El calor quemaba. Iban a las panaderías a comprar agua o algo de comer, pero no tenían dinero en efectivo para pagar las compras. Se rumoreaba que estaban aceptando dólares. Una niña de unos 12 años le susurró a su padre: “Papá, ¿qué vamos a comer hoy?”.
“Feliz día de la mujer”, dijo el presidente encargado para empezar. Habló de la fuerza de la mujer venezolana, pero el discurso por la igualdad de género estaba obligado a cambiar de foco. “Es una tragedia lo que estamos viviendo en Venezuela, la falta de luz se le suma a la emergencia humanitaria compleja, a la crisis sanitaria, a la falta de agua, a la falta de transporte público (…) Las reivindicaciones propias de la lucha de la mujer son para todos iguales hoy. Esa es la verdad. Estamos luchando por lo elemental, por vivir”.
Jensiré Vallenilla, Victoria Sous y Luis Auyanet escuchaban al presidente encargado bajo la sombra del sector techado de la plaza.
Jensiré no pudo llegar a casa la noche del jueves 7 de marzo. Es profesora de francés en un instituto en La Castellana. Salió del trabajo a las 6:00 pm y se sumó al río de gente que bajaba hasta la avenida Francisco de Miranda. Caminaban apurados y sin detenerse. Ya había pasado la primera hora sin energía eléctrica. El metro no funcionaba. Las camionetas pasaban de vez en cuando llenas de pasajeros. Algunos viajaban con medio cuerpo fuera de los buses, aferrados a las puertas tambaleantes. Jensiré no sabía qué hacer. Su hogar, en Catia, está a 10 kilómetros. Anochecía.
Una de sus tías vivía en Chacao. Podría llegar a pie en menos de media hora. Intentó comunicarse con ella por teléfono, pero su celular había perdido la señal. No tenía opción: le haría una visita sorpresa, obligada. Un inquilino la dejó entrar al edificio. Subió las escaleras hasta el apartamento. Tocó y tocó la puerta sin recibir respuesta. Pensó que su tía también estaría intentando cruzar la ciudad. Se sentó en las escaleras oscuras a esperar. Comenzó a recibir mensajes en su teléfono y aprovechó el instante de conexión para llamar a su casa. En Catia la esperaban sus padres. “Yo no tengo hijos, pero ellos son como mis niñitos”. Pasó una hora, dos, tres, cinco. Su tía llegó a las 11:00 de la noche. “Y eso que le habían dado la cola. Venía de El Paraíso”.
El viernes decidió ir a trabajar. “Pensé: ‘si llega la luz en la mañana ya estaré allá’”. Pero la energía eléctrica no volvió. Frente a las puertas del instituto de francés se encontró a su colega Victoria y a Luis, uno de sus estudiantes. Los tres sabían que Guaidó había convocado una concentración en la plaza Los Palos Grandes, a un kilómetro de La Castellana. Decidieron ir antes de regresar a sus casas. “Estar aquí es también una forma de estar informado”, dijo Luis.
El estudiante de francés de 52 años vive en el estado Vargas. Cuando despertó el viernes sin electricidad en casa pensó que era otro apagón más en el litoral. “Allá hemos tenido hasta 36 horas sin luz. En Vargas nadie sabía que esto era algo nacional. Cuando me viene a Caracas, en mi carro, me enteré por la radio”.
—¿Y saben que la concentración es por el Día Internacional de la Mujer?
—Sí, sí.
Algunas mujeres en la concentración llevaban una cinta morada en la cabeza, atada en las muñecas o alrededor del cuello. Maurin y Jackeline aceptan dos de una mujer que las reparte entre los manifestantes. Confiesan que no saben qué significa la prenda, tampoco el color. Ignoran que forma parte de la campaña por el Día Internacional de la Mujer. Todas usan una, así que ellas también. El viernes salieron a trabajar y encontraron su empresa cerrada por la falta de luz. Las dos analistas de finanzas fueron a la plaza “para escuchar a Guaidó”.
Fabiana Rosales, comunicadora social y esposa del presidente encargado, también subió al podio. Era la primera vez que ofrecía un discurso frente a una concentración opositora. Comenzó con una historia triste. Su ahijado de 10 años, Jorge Andrés, murió el 25 de febrero porque tenía la hemoglobina muy baja. Necesitaba una transfusión de sangre. Sin reactivos para análisis de VIH fue imposible ayudarlo. Rosales estaba en Bogotá, junto a su esposo. “No solo estaba lejos de mi casa, de mi familia, sino que su mamá, mi tía, se había alejado de su hijo en sus últimos días de vida para cuidar a mi hija mientras estuve lejos (…) ¿Quién deja de lado sus necesidades para ayudar y colaborar con otros? Esa es la mujer venezolana”.
Rosales habló de su incursión en la política, de su camino en el equipo de juventudes del partido Voluntad Popular y su motivación temprana guiada por su hermano. “Hacer vida política para una mujer en este país es un poquito difícil. Por muchos años estuvimos escuchando un discurso de inclusión donde participaban las mujeres, pero ellas no nos representaban. Una rectora del CNE que no nos representaba, ministras, diputadas (…) Hoy nos acompañan mujeres que sí nos representan”. Se giró y señaló al grupo de parlamentarias y defensoras de derechos humanos que estaban detrás de ella. La actriz Viviana Gibelli se encontraba en la tarima. También Lilian Tintori, esposa del dirigente opositor Leopoldo López.
Entre las activistas en el podio se encontraba Ileana La Rosa, vestida de morado de pies a cabeza. La presidenta de la ONG Aliadas en Cadena considera que el gobierno venezolano tiene una gran deuda en tres puntos claves: el embarazo adolescente, la mortalidad materna y la violencia de género. “Ahora se suma la migración de las mujeres en las fronteras, que además incluye casos de trata de blancas, esclavitud y sexualidad forzada. Pero en países en emergencia la situación es compleja, porque se ve vulnerado el acceso a la salud, la alimentación y sus libertades”.
Fabiana Rosales cerró su discurso diciendo que está orgullosa de todas las mujeres venezolanas. Guaidó tomó de nuevo el micrófono. Ya habían pasado 22 horas sin electricidad, internet ni señal telefónica. Insistió en que la ineficiencia de la administración de Nicolás Maduro es la responsable de la crisis. La emergencia eléctrica se decretó en 2009. En 2013 dijeron que en 100 días sería solucionada. Solo militarizaron el sistema. Aseguró que 50% de los hospitales del país tienen su propia planta. «El otro 50% opera a medias». Confirmó que el sábado se haría otra marcha, en la avenida Victoria de Caracas.
La gente en la plaza se dispersó. Escucharon a Guaidó, pero se preguntaban unos a otros lo mismo. “¿Qué sabes de la luz?”. Hay quienes confesaron que creyeron que la noche del jueves habían detenido al presidente encargado. Otros, que había problemas en Miraflores. Conocían a medias la versión que ofreció Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación: que se trataba de un ataque cibernético al sistema Guri. Una mujer preguntó a la prensa qué sabían sobre la falla eléctrica. En su casa no le quedaba agua para beber. Tenía carro, pero poca gasolina y las estaciones de servicio no estaban funcionando.
Nadie sabía qué responder.
***
Al momento de esta publicación van 66 horas sin servicio eléctrico continuo. El sábado 9 de marzo se restableció la energía parcialmente, cerca de la 1:00 de la madrugada. No duró mucho tiempo. A las 11:00 de la mañana la luz se fue de nuevo. Juan Guaidó habló, megáfono en mano, en la concentración opositora en la avenida Victoria. El domingo 10 de marzo, algunos sectores de la capital reportaron la restitución del servicio en la mañana. Cerca de las 11:00 a.m. se registró un nuevo corte.
Indira Rojas
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