Telón de fondo

José Gregorio tenía sangre limpia

16/09/2019

Los libros leídos con detenimiento producen descubrimientos extraordinarios. Lo he confirmado en las páginas de Conocer Venezuela colonial, del colega Antonio García Ponce, publicado en 2010 por la Universidad Católica Andrés Bello. Se ocupa del asunto anunciado en su título, pero agrega un documento de 1917 que incluye una gestión del doctor José Gregorio Hernández, a quien conocemos como “El siervo de Dios”. El doctor Hernández hace una petición genealógica que cabe con dificultades en el marco de las preocupaciones de un candidato a los altares.

En efecto, el médico joven entonces oficia ante la villa y Corte de Madrid para que el trono certifique la limpieza de su sangre, y las posibilidades que tiene de ostentar blasones. Suplica la merced ante la majestad de Alfonso XIII, quien contesta a través del despacho correspondiente para satisfacer la solicitud. En el expediente, el peticionario aparece identificado como don José Gregorio Hernández y Cisneros Manzaneda y Mansilla, “natural de Isnotú de Betijoque y vecino de Caracas”.

Las investigaciones solicitadas aseguran que su rama familiar es antigua y adecuada de sobra para merecer los honores de la sociedad, debido a que el primero de sus antecesores “fue uno de los caballeros de mayor opulencia y representación que florecieron en el reinado de don Alfonso V de León, por los años de 980”. Luego, los descendientes mantuvieron la pureza del linaje a través de matrimonios legítimos en el seno de la Madre Iglesia, sin mezcla de mala raza, y gracias a provisiones de hidalguía mantenidas sin interrupción desde la formación del núcleo familiar.

En consecuencia, la Corona permite al doctor Hernández la ostentación de un escudo de armas, que se describe de la manera siguiente:

Escudo cuartelado; primero: partido en palo; 1: en campo de gules tres castillos de plata, puestos dos y uno; 2: en azur tres flores de lis de oro puestas en el mismo orden (Hernández). Segundo: quince jaqueles de oro y gules (Cisneros). Tercero: en campo de rojo un león rampante de oro; bordura verde con ocho manzanas de oro (Manzaneda). Cuarto: escudo cortado: 1, en oro dos ríos azules, bordura de gules con cinco cabezas de sierpes verdes echando sangre; 2, en verde una torre de plata sobe una peña, y debajo, una fuente y un fresco con dos lebreles de plata atados a él (Mansilla). Va timbrado el escudo general de la militar insignia del casco o celada de acero bruñido con bordura y guilloque de oro forrado de gules, terciado hacia la derecha y surmontado de un penacho de plumas y lambrequines de los esmaltes correspondientes al campo primero y figura principal del primer cuartel, del apellido Hernández, que son rojo y plata, los mismos de las libreas de esta familia.

De dichas armas conforme quedan pintadas al principio de este documento y explicadas, podrá usar dicho señor Don José Gregorio Hernández y Cisneros Manzaneda y Mansilla, sin que se le ponga impedimento por ningún Tribunal de Justicia de este reino.

Quizá los impedimentos puedan venir de otra parte. De las oficinas de la Santa Sede en las cuales se desarrollan unas gestiones de canonización, por ejemplo. Son detalles que no se le pueden escapar al Abogado del Diablo, porque de donde menos se espera salta la liebre. Fíjense en mi caso: estaba leyendo sobre tiempos coloniales y descubro que tantos gules, castillos, torres de plata, sierpes verdes, ríos azules, penachos, lambrequines y jaqueles no caben en una entrañable estampita.


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