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Con un doble, el Día de Apertura, Miguel Cabrera igualó a Ichiro Suzuki en el puesto 23 de los hiteadores mas prolíficos de la historia del béisbol.
Son amigos, Ichiro llegó a las Grandes Ligas apenas dos años antes que Miguel, en 2001.
Llegó precedido por la fama que había ganado en la liga japonesa, donde brilló gracias a sus habilidades como bateador y defensivo. Fue el primer jugador de Japón que llegó a las Mayores sin ser lanzador.
Cumplió con creces las expectativas que había sobre él: ganó el Premio al Novato del Año luego de participar en 157 juegos con un promedio al bate de .350. Quedó líder en la Liga Americana con 242 hits en 642 turnos. Nadie dio más imparables ni tuvo tantas veces al bate aquella temporada. No hubo otro jugador en el joven circuito con mas apariciones en el plato (738); fue líder en bases robadas con 56, fue al Juego de las Estrellas, ganó Guante de Oro, Bate de Plata y, obviamente, después de una producción tan extraordinaria, ganó el Premio al Jugador Más Valioso.
Se retiró en 2019, así que compartió con Miguel como compañeros en el Juego de las Estrellas de 2010. Ambos fueron titulares de la Liga Americana: Ichiro primer bate y Cabrera tercero, detrás de Derek Jeter.
El año pasado, los Tigres de Detroit terminaron la temporada en Seattle, donde Ichiro trabaja como coach de los Marineros. Los fotógrafos se dieron banquete retratándolos mientras conversaban, muy risueños, con gestos que evidenciaban el respeto y la amistad que hay entre ambos. Allá en Seattle Cabrera quedó en 3.088 hits, tan sólo a uno de darle alcance.
A propósito de esas imágenes de los dos en esa serie en Seattle, le preguntamos por su relación con él.
Se alegra cuando habla de Ichiro. Nos contó que cada vez que lo ve, le pide que enseñe a decir “groserías”, petición que el nipón concede entre risas. De eso y otras cosas es que se reían mientras los fotógrafos hacían sus gráficas. “¡Ichiro! Ichiro me ha enseñado mucho japonés. Muchas groserías, aunque los japoneses no dicen gorserías, yo trato de sacarle cómo se dicen las partes íntimas de las personas y siempre ando aprendiendo ese tipo de cosas”. Son dos hombres que se han divertido mucho en un campo de béisbol.
La historia de Ichiro comenzó en Japón, cuando era un niño. Al finalizar sus estudios de la secundaria, fue contratado por el equipo Orix Blue Wave de la Liga Japonesa del Pacífico.
De acuerdo con sus estadísticas, no vio mucha acción en sus dos primeras temporadas, según Británica.com “porque al manager no le gustaba el estilo de bateo poco ortodoxo del joven jugador, una especie de movimiento de péndulo creado al patear el pie delantero hacia atrás y luego avanzar con el swing.”
En 1994, un nuevo manager le dio a Suzuki un puesto de titular en el equipo, y le permitió hacer su swing como quisiera, lo que quería era producción.
En esa temporada, terminó con promedio al bate de .385, segundo en average de bateo en la historia del béisbol japonés. Acumuló 210 hits, récord para una temporada. Hasta el año 2000, Ichiro Suzuki ganó siete títulos de bateo consecutivos de la Liga del Pacífico, dejó un promedio de .353 y guió a su equipo a dos banderines.
Esa fue justamente la fama que lo precedió cuando aterrizó en las Grandes Ligas. Algunos críticos decían que no les parecía bien que un hombre con esa experiencia fuese considerado un novato, pero lo justo es lo ocurrido. Ichiro con sus 27 años de edad y ese palmarés, estaba por primera vez en las Mayores y en efecto, era un novato.
Un novato que llegó de la Tierra del Sol Naciente con la maleta cargada de trofeos, y sueños por cumplir.
En 2004, Ichiro Suzuki dejó atrás el récord de más hits en una temporada, que por 84 años estuvo en poder de George Sisler. Fueron 262 hits y un promedio al bate de .372.
En 2009, se convirtió en el líder en imparables de todos los tiempos para un jugador japonés, con 3.086, sumando los que conectó en su carrera tanto en Japón, como en Estados Unidos.
Ese mismo año llegó a los dos mil hits en las Grandes Ligas, consiguiendo esa cifra más rápido que cualquier otro jugador en la historia, con la excepción de Al Simmons.
Por 10 temporadas consecutivas dio 200 o más hits, empatando la seguidilla del jugador más fecundo en inapatrapables en la historia de MLB, Pete Rose.
Cuando Ichiro terminó su paso por las Grandes Ligas como jugador activo, en un interesante trabajo sobre el jardinero nipón, el periodista dominicano Enrique Rojas en ESPN compartió un gráfico que demuestra exactamente como fueron repartidos esos 3.089 hits.
Douglas Jordan, escritor de la Sociedad Americana de Investigación del Béisbol (SABR), comenta en su trabajo biográfico sobre Ichiro:
Ichiro significa: ‘El más brillante, el más alegre’, nació el 22 de octubre de 1973 en Nichi Kasugai-gun (un suburbio de Nagoya), Japón. Sus padres son Nobuyuki y Yoshie Suzuki, y su único hermano es su hermano mayor, Kazuyasu. El amor de Ichiro por el juego y su famosa ética de trabajo le fueron inculcados por su padre. Nobuyuki, quien fue un ex lanzador en la escuela secundaria y le compró a Ichiro su primer guante, además jugaba a la pelota con él cuando el niño tenía solo tres años.
Aunque Ichiro era naturalmente diestro, Nobuyuki le enseñó a batear a la zurda, porque los zurdos llegan más rápido a la primera base. Cuando Ichiro tenía siete años, los dos establecieron una rutina diaria por la tarde: verano e invierno, independientemente del clima.
El niño hacía 200 lanzamientos a su padre y hacía 50 jugadas en el campo. Después de la cena, todos los días, se iban a la jaula de bateo local, donde Ichiro hacía entre 250 y 300 swings.
Cuando Ichiro tenía 12 años, ya sabía lo que quería hacer en la vida.
En un ensayo de sexto grado, escribió: ‘Mi sueño cuando crezca es ser un jugador de béisbol profesional de primera clase… Tengo la confianza para practicar lo necesario para alcanzar esa meta…. Solo tenía cinco o seis horas (por año) para jugar con mis amigos. Eso es lo mucho que practiqué. Así que creo que puedo convertirme en un profesional’.
Ichiro Suzuki vistió también el uniforme de los Yankees de Nueva York, en las temporadas 2012, 2013 y 2014 y llegó a los Marlins en 2015.
Con el uniforme de Miami alcanzó los 3 mil hits.
Particularmente lo recuerdo, porque Ichiro Suzuki salía a trabajar al terreno, antes que el resto del equipo. Hacía una serie de ejercicios de calentamiento, con algunos movimientos parecidos al Tai Chi, y cuando sus compañeros salían a trabajar con el entrenador, se incorporaba al grupo. Tenía sus propios aparatos para hacer ejercicio, algunos muy novedosos y hechos a su medida.
Lo vi conmovido cuando murió el lanzador José Fernández, en un accidente de lancha; lo vi ser amable con todos en el estadio, creo que en Miami lo recuerdan así. En cada turno previo a la histórica conexión, los fanáticos grababan sus turnos en sus teléfonos, para quedarse con el recuerdo del gran bateador.
El hit 3 mil llegó fuera de casa, el 7 de agosto, en el Coors Field de Denver. Ichiro disparó un triple hacia la pared del jardín derecho, que pasó por encima de Gerardo Parra, para convertirse en el jugador número 30 con la increíble cifra.
Sus dos últimas temporadas transcurrieron en Seattle, donde dijo hola y adiós a las Grandes Ligas como jugador, y donde se quedó como técnico.
Un hombre que ama el béisbol, eso además del don extraordinario que tienen para batear, es otra de sus coincidencias con Miguel Cabrera.
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Referencias:
https://www.baseball-reference.com/players/s/suzukic01.shtml
https://www.britannica.com/biography/Ichiro-Suzuki
https://sabr.org/bioproj/person/ichiro-suzuki/
https://espndeportes.espn.com/beisbol/nota/_/id/5411436/ichiro-suzuki-es-un-genuino-salon-de-la-fama
Mari Montes
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