entrevistas / La DEUDA EXTERNA: entre la iliquidez y la insolvencia

Víctor Silva:

La deuda de Venezuela no requiere una reestructuración más severa que la de Ucrania”

 

No se requeriría algo más severo que lo ocurrido en Ucrania. El plazo se extendió en aproximadamente cuatro años, los cupones se fijaron en niveles de un dígito alto y se hizo una quita de 20% en el valor facial de la deuda.

El economista y presidente de Kapital Consultores, Víctor Silva, observa diariamente el comportamiento del mercado financiero internacional y mantiene al día los principales indicadores que reflejan la dimensión de la deuda venezolana respecto a otros países petroleros o las principales economías de la región.

 

¿Cuando se toma en cuenta el servicio y el monto de la deuda externa, entendiendo por ésta los bonos en divisas emitidos por Pdvsa y el Gobierno Central, podemos decir que Venezuela tiene un problema de liquidez?

 

Si evaluamos el servicio de la deuda respecto a las reservas internacionales o versus los ingresos petroleros y los comparamos con otros países, es evidente que estamos ante un problema de liquidez bien complicado. Las estimaciones indican que en 2017 el servicio de la deuda equivaldría a un tercio del ingreso petrolero. Esto, sin tomar en cuenta el mercado interno de combustible o el impacto de las ventas anticipadas de petróleo. Asimismo, el servicio equivaldría a 82% de las reservas internacionales.

 

¿Y en materia de solvencia?

 

No es fácil hablar de la solvencia porque por los distintos tipos de cambio y la falta de estadísticas oficiales solo hay aproximaciones al PIB. Aunque cuando vemos la deuda en términos per cápita es evidente que ha habido un incremento importante incluso respecto a otros países de la región. Diría que si bien no tenemos un problema intenso de solvencia se han venido debilitando los indicadores.

 

¿Qué recomendaría para atender el problema de liquidez que entre otras cosas ha obligado a un severo recorte de importaciones?

 

Los problemas de liquidez obedecen a distorsiones macroeconómicas que, sin lugar a dudas, tienen que resolverse con un plan de ajuste amplio e integral, y la mejor manera de llevar esto a cabo sería con el apoyo de un organismo multilateral que otorgue financiamiento, y con su aval, le genere confianza al mercado. Seguramente este paso también va a implicar una reestructuración de la deuda externa.

 

¿Desde su punto de vista sería una reestructuración traumática?

 

No se requeriría algo más severo de lo que ocurrió en Ucrania. Creo que esta experiencia –la más reciente en casos de reestructuración ordenada– puede darnos alguna señal. El plazo de los bonos se extendió en aproximadamente cuatro años, los cupones se fijaron en niveles de un dígito alto y se hizo una quita de 20% en el valor facial de la deuda.

 

¿Qué indica la experiencia de Ucrania en cuanto al impacto para los inversionistas?

 

Si bien se afectan los términos financieros porque se obtiene 20% menos al vencimiento del papel y se cobra cuatro años más tarde, el riesgo baja sustancialmente. Entonces, se recibe menos dinero en más plazo, pero el valor de mercado del bono termina siendo mayor.

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