entrevistas / La DEUDA EXTERNA: entre la iliquidez y la insolvencia

Francisco Rodríguez:

Con la política económica correcta es posible

el refinanciamiento voluntario

de la deuda”

Si de verdad las políticas económicas no van a cambiar, seguir pagando la deuda es postergar una cesación de pagos que al final será inevitable.

Francisco Rodríguez plantea un escenario en el que las medidas acertadas permitirían abrir la puerta del mercado internacional y refinanciar la deuda externa sin mayores inconvenientes; pero de continuar por la senda actual, Venezuela se comportaría como un personaje de dibujos animados que, frente al precipicio, da un paso al frente y cae en un costoso incumplimiento de sus compromisos.

 

PhD de la Universidad de Harvard, autor de trabajos académicos relevantes para entender el desenvolvimiento de la economía venezolana, durante cinco años se desempeñó como economista jefe de Bank of America para la región Andina y actualmente es el principal analista de la firma Torino Capital, desde donde sigue muy de cerca la coyuntura actual.

 

Considera que es necesario examinar el tema según el curso que decida tomar el Gobierno. Dice Francisco Rodríguez:

 

“En primer lugar, es importante distinguir el trato de la deuda dentro de un esquema de ajustes y reformas económicas del trato que se le puede dar en ausencia de esas reformas. En mi opinión, es urgente que Venezuela adopte un programa de estabilización macroeconómica que incluya unificación y regreso a la convertibilidad cambiaria, ajuste de precios de derivados de hidrocarburos, restablecimiento del funcionamiento del sistema de precios y establecimiento de garantías de seguridad para los derechos de propiedad, entre otras reformas”.

 

Agrega a este conjunto de medidas cambios relevantes en la conducción de Pdvsa.

 

“Algo muy importante en este esquema de reformas es la profesionalización de la gerencia de Pdvsa y el compromiso del Estado de no sobregravar a la industria petrolera. En el contexto del lanzamiento de un programa integral de estabilización y reformas económicas con estas características, creo que las perspectivas de acceso a financiamiento del país, y particularmente de la industria petrolera, podrían cambiar radicalmente”.

 

Un aspecto relevante es que no considera que la deuda de Pdvsa tenga un monto desmedido.

 

“El coeficiente de deuda de Pdvsa a sus reservas de petróleo es bajísimo en comparación con otras empresas petroleras del mundo. Si Pdvsa tiene una gerencia profesional y no enfrenta impuestos excesivos, debería estar en capacidad de acudir a los mercados de capital internacional sin problemas. Por lo tanto, el reperfilamiento de la deuda de Pdvsa se podría lograr de una forma voluntaria, sin la necesidad de aceptar condiciones financieras muy onerosas ni de acudir a una traumática cesación de pagos”.

 

De la misma forma observa la deuda que está en hombros del gobierno central.

 

“Un argumento similar se puede aplicar a nivel del gobierno central. Creo que con las reformas económicas necesarias, Venezuela puede en el corto a mediano plazo converger a un PIB en dólares de alrededor de 200 millardos, frente al cual la carga actual de deuda externa no es excesiva. En otras palabras, con las políticas económicas correctas, Venezuela puede restablecer su acceso a los mercados internacionales y refinanciar voluntariamente su deuda sin la necesidad de una restructuración”.

 

Complementa su análisis evaluando las perspectivas en caso de que el Gobierno no implemente las reformas que permitirían el refinanciamiento voluntario.

 

“Ahora, esto es distinto de lo que se debe hacer con la deuda si el Gobierno no adopta las políticas económicas que debe aplicar en otros ámbitos. El problema es que cualquier país que enfrente, como enfrenta Venezuela, rendimientos de 30% o más en su deuda, está inevitablemente en una senda insostenible si decide acumular más deuda, porque ningún país puede crecer tan rápido como para pagar este tipo de rendimientos. Las reformas económicas permitirían bajar esos rendimientos a niveles razonables, pero en ausencia de ellas, Venezuela se seguirá endeudando a tasas impagables”.

 

No duda en señalar que en la ausencia de correctivos, la cesación de pagos será inevitable y es mejor hacerla de manera temprana.

 

“Si Venezuela continúa aplicando las actuales políticas económicas, en algún momento se le hará imposible seguir pagando su deuda. Si de verdad las políticas económicas no van a cambiar, seguir pagando la deuda es postergar una cesación de pagos que al final será inevitable. Esto es lo que los economistas llamamos un problema del segundo mejor, es decir, cuál es la política económica correcta en una dimensión cuando las otras políticas no son óptimas. Y sí, definitivamente una cesación de pagos temprana puede ser mejor que una cesación de pagos tardía si no se van a abordar los problemas fundamentales en la política económica”.

 

Rodríguez evalúa las consecuencias que tendría adoptar las medidas correctas en distintos ámbitos pero, contrario a lo que recomienda, se lleva adelante una reestructuración no voluntaria de la deuda. Explica:

 

“Yo creo que esta opción conlleva una serie de riesgos significativos. El principal riesgo es el embargo de activos físicos y financieros de Pdvsa en el exterior, incluyendo las cuentas por cobrar por ventas de petróleo. Dado que Pdvsa es una corporación, sus activos no están cubiertos por las cláusulas de inmunidad soberana y son embargables. Para evitar los embargos en Estados Unidos, Pdvsa tendría que acogerse al régimen de bancarrota de la ley estadounidense, lo que requeriría una declaración de quiebra de Pdvsa en Venezuela”.

 

Complementa este aspecto y dice:

 

“El Gobierno también tendría que intentar transferir el monopolio de extracción y comercialización de petróleo de Pdvsa a otra empresa, llamémosla Pdvsa 2, pero los acreedores seguramente buscarían embargar las exportaciones de esa empresa”.

 

Otro aspecto que considera relevante en este escenario es el impacto que habría en los ingresos y en el crecimiento de la economía.

 

“Es importante notar que este tipo de problemas no son comunes en las reestructuraciones de deuda en otros países porque Venezuela es atípica. La mayoría de los deudores en crisis no tienen una empresa transnacional con activos y flujos embargables como lo tiene Venezuela. Estas acciones judiciales podrían restringir significativamente la capacidad que tiene Pdvsa para generar ingresos para la nación, y limitar seriamente la capacidad del país de iniciar una recuperación económica sostenida”.

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