Literatura

El Mago, un libro de culto

06/08/2023

Eduardo Liendo. Ilustración de Sebastián Guzmán

El 26 de julio de 1973 un aviso publicitario anunciaba en El Nacional la aparición de un nuevo libro de Monte Ávila Editores, colección El Dorado: El mago de la cara de vidrio de Eduardo Liendo, primera novela del narrador en ciernes.

Su carta de presentación en el ámbito literario fue entonces un rotundo acierto, las diecisiete ediciones y varias reimpresiones que ha tenido desde que vio luz así lo confirman. Es una de las novelas más divulgadas y vendidas en la historia de la literatura venezolana, con favorables comentarios tanto de crítica como de público.

¿A qué elementos podríamos atribuirle esta aceptación por más de 40 años? En primer lugar, al tino en abordar desde la sátira una temática que marcó el siglo XX a escala mundial y se proyecta en el siglo XXI: el fascinante poder e influencia de la televisión en las masas. Además del adecuado uso de recursos narrativos, así como el manejo pertinaz del tono paródico y de la ironía para matizar la denuncia social sin que ésta pierda contundencia.

Una de las reseñas iniciales sobre El mago, la suscribió el poeta y periodista Jesús Sanoja Hernández en la columna Almacén de Antigüedades, del Papel Literario: “Ya era tiempo de que uno se riera con la t.v. y que dejara de cargar esa cara malhumorada centro de desconocidas neurosis, inéditas iras, relampagueantes decepciones, amenazantes fastidios, El mago de la cara de vidrio ni más ni menos la pantalla azul-grisácea que exasperó a los hobos de Kerouac  y echó por el mundo esa banda de hipsters y hippies, pero también de excelentes amas de casa que olvidan sus terribles dramas domésticos para padecer los de Lucecita, Gabriela, la  simplemente María y otras docenas más, ha producido una reacción de alegre sátira en un telemaníaco hasta ahora casi desconocido por la mayoría de los venezolanos. Su nombre y apellido: Eduardo Liendo”. (El Nacional, 16 de septiembre de 1973).

Otra característica relevante de esta novela, y a la que Liendo le da preponderancia, es la alienación entendida en términos sociológicos. Para quienes estudiamos periodismo en la Universidad Central de Venezuela, el texto Comunicación y cultura de masas (1963), del profesor Antonio Pascuali, sigue teniendo repercusión. Asimismo, en Liendo la lectura de esta obra influyó de manera importante, ampliando su criterio respecto a la alienación, el poder de la sociedad de consumo y el fetichismo publicitario.

Durante el tiempo que estuvo detenido en la isla de Tacarigua (1962-1967) no se dejó hechizar por los encantos televisivos, pero sí reflexionó acerca del poder ideológico, económico y político de este medio de comunicación. El análisis de Pascuali, estadísticas precisas mediante, llegó a sus manos para ampliarle los conceptos antes referidos.

Génesis del quijote mediático

La idea primigenia de El mago es de inspiración quijotesca: la televisión percibida como el libro de caballería del siglo XX. Después de releer Don Quijote, Liendo tuvo el discernimiento de que la televisión representaba aquello que significaron los libros de caballería para Alonso Quijano, al punto de convertirse en un factor de distorsión de la realidad que podía conducir a la demencia a cualquier individuo, según lo ha expresado el propio autor en varias ocasiones. Esto, aunado a la información de Pascuali, le proporcionó el tema de su ópera prima.

Comenzó a escribirla en 1971 en los mesones de la biblioteca pública Paul Harris, ubicada en La California Norte (Caracas) a unas cuadras de donde residía, con lápiz o bolígrafo –lo que tuviera a mano–, rodeado de liceístas, curiosamente, el tipo de lector más significativo de esta novela.

En diciembre del año siguiente entregó el manuscrito a la editorial y en julio de 1973, El mago de la cara de vidrio se dio a conocer en la literatura nacional. Por cierto, si algún interesado aguza la vista al leer el Informe clínico podrá conocer las fechas exactas en la que el novelista inició y culminó esta obra.

El medio es el mensaje

Marshall McLuhan, catedrático canadiense, acuñó el término aldea global para referirse al influjo de los medios audiovisuales y apuntó además que el medio es el mensaje. Precisamente por esto, el escritor venezolano Juan Carlos Chirinos considera a El mago un texto maclujiano.

Puede que en tales factores se encuentren las razones de la continuidad y vigencia de la obra, más ahora en tiempos de laptops, tabletas, teléfonos inteligentes y toda clase de dispositivos electrónicos que parecen salidos de la chistera de un prestidigitador con la velocidad que éste desvanece un conejo.

Al revisar la evolución de los fundamentos críticos que dieron origen a esta ficción, es notable que Liendo se anticipó a su tiempo: se produce, por ejemplo, la promesa de El mago de efectuar todas sus proezas en colores, ya que su magia en 1973 era solo en blanco y negro. Los viajes y rapidez en las noticias, su forma de seducir a Ceferino, se han multiplicado mediante la globalización pues todos los sitios del planeta pueden ser visitados por El mago y ya suma millones de televidentes. Pero en ciertos aspectos, el autor cambió su perspectiva. Una de las modificaciones hechas a esta decimoséptima edición, se refiere a la Ley del silencio que de ahora en adelante será Ley antirruido.

Maestro versus Mago

Otro logro de Liendo es el maestro como personaje principal, figura clave. Ceferino representa valores tradicionales en la conducta escolar y familiar, en contraste con los modales grotescos y estilo desenfadado de Mr. TV, alias El mago. Esas diferencias afectan el comportamiento hogareño de los Rodríguez Fernández: la esposa Carmelina, los hijos adolescentes Tania y Armando, de Carlitos, el hijo menor, quien poco a poco comienza a desdeñar los cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo narrados por su progenitor hasta llamarlo Tribilín o Meteoro. Guillermina, la trabajadora doméstica y el conservador y aventurero tío Porfirio, también van trocando su conducta al punto de mimetizarse con los programas y personajes televisivos de su preferencia. Todos sometidos de una u otra forma por el embrujo de El mago que irrumpe en la morada por mediación de Henry, representante de la C.A. Los amigos del hogar.

A propósito, el intelectual, crítico y poeta Juan Liscano destacó: “El mago de la cara de vidrio, la novela breve de Liendo es una pequeña obra maestra que introduce en la narrativa venezolana una crítica sin mensaje explícito, una denuncia sin énfasis, el humor, la burla, el dramatismo bufo, un sentido penetrante de la alienación por la tecnología”. (Panorama de la literatura venezolana actual. Pág. 273).

El huésped alienante, La niñera electrónica, La mala maestra, Ladrona de tiempo, La caja boba son algunas de las denominaciones o sentencias que los estudiosos de la comunicación le han dado a uno de los medios que mientras más detractores tiene, más adeptos gana.

Pero, aunque Eduardo Liendo no pretende ofrecernos una tesis ni un ensayo concienzudo de la televisión, sí brinda una historia que cautiva no solo por su forma sino por su fondo. Su capacidad de crear una atmósfera con características fantásticas en algunos pasajes nos lleva por los caminos de la ciencia ficción, el capítulo Juicio póstumo en su totalidad es una muestra de ello.

Libro de culto

Han sido unas cuantas las generaciones de estudiantes (desde primaria, bachillerato hasta universitarios de Letras, de Sociología, de Comunicación Social), docentes, lectores iniciales y experimentados, que han tenido en sus manos a El mago hasta convertirlo en un libro de culto así como lo son en sus geografías de origen Rayuela de Julio Cortázar o El señor de las moscas, de William Golding.

El respeto y dominio manifiestos por la palabra como savia del pensamiento, hacen que el trabajo creador de Liendo sea de gran valía; no solo se limita a erigir universos ficcionales, los trasciende. Se aleja de convencionalismos, aunque nos habla de ellos; esgrime su habilidad para exponer metaliteratura, verbigracia cuando Ceferino alude a Don Quijote. Con maestría recurre al simbolismo literario: humaniza una imagen icónica como lo es la televisión, le integra acciones afectivas e hilvana un discurso devenido en espejo de una sociedad que rehúsa verse a sí misma.

Liendo ha manifestado que El mago es el libro que le dio su identidad de escritor, identidad afianzada durante toda su trayectoria. Al cultivar la escritura por más de cuatro décadas, ha labrado una senda que todos los venezolanos debemos transitar porque sus textos son reflexiones ineludibles. Con el ejercicio de su escritura ha contribuido a forjar el pensamiento de la sociedad venezolana, allende las fronteras del divertimento que supone la literatura de ficción y ha logrado despertar la moral e intelecto colectivos en búsqueda del bien común.

Liendo ha tenido en su narrativa una admirable continuidad a partir de esta novela iniciática con argumentos inéditos y originales. La sapiencia que demuestra en su oficio para registrar el imaginario latinoamericano, la fecunda imaginación y esfuerzo investigativo que lo caracterizan, es impronta que deja en cada novela, cuento, ensayo.

Huelgan las razones que han hecho de El mago un libro de culto, un libro que buscan con avidez alumnos, profesores, libreros, bibliófilos. Un libro que las editoriales se disputan por publicar y que Editorial Planeta lanza como uno de los títulos más preciados de su catálogo.


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