Jackie Robinson escribe su nombre en el contrato de los Dodgers de Brooklyn en 1950. A su lado está Branch Rickey. Fotografía de la Ohio Wesleyan University (owu.edu)
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La lucha contra el racismo desde los campos de béisbol no es nueva, no es una moda. Expresar rechazo a la discriminación ha sido una causa defendida por años. No es casual que el único número retirado de todos los equipos de las Grandes Ligas sea el “42”, por todo lo que significó Jackie Robinson y su lucha por los derechos civiles de los afroamericanos.
El pasado 28 de agosto, Major League Baseball celebró “El día de Jackie Robinson”, una celebración que ocurre cada año desde 2004, cuando se decidió dedicar el 15 de abril (día de su debut) para recordarlo.
Este año, la pandemia de covid-19 obligó a posponer el inicio de la temporada y con ello la fecha dedicada al “42”. La decisión de hacerla el 28 de agosto tuvo una razón histórica: ese fue el día que el empresario Branch Rickey y el jugador de las Ligas Negras se vieron por primera vez.
¿Por qué fue tan definitivo ese día? ¿Quién fue Branch Rickey?
Branch Rickey tenía 22 años y estudiaba en la Universidad Ohio Wesleyan. Era jugador y manager del equipo de béisbol. Les tocó ir a South Bend para enfrentar al club de la Universidad de Notre Dame.
El equipo tenía reservaciones para hospedarse en el Hotel Oliver. Los peloteros descendieron del autobús para registrarse. Luego de ver a cada uno, el gerente les dijo: «Tengo habitaciones para todos ustedes, excepto para él», y señaló al receptor del equipo, Charlie Thomas, un jugador afroamericano.
Branch Rickey le reclamó, pero el encargado le explicó que la política del hotel era que “solo se pueden hospedar hombres blancos”.
Apenado, Branch Rickey le pidió que llevara un catre a su habitación, para compartir hospedaje con su compañero, petición que fue aceptada luego de discutir un buen rato.
Más tarde, según Ken Burns en el documental Baseball, Branch Rickey contó: “’Charlie estaba tirando frenéticamente de sus manos, tirando de sus manos. Me miró y dijo: ‘Es mi piel. Si tan solo pudiese arrancarla, me gustaría ser como todos los demás. ¡Es mi piel, es mi piel, Sr. Rickey!'»
Ese día, confesó el manager después: “quien sintió más vergüenza por el color de piel fui yo”.
Pasados los años, Charlie Thomas se convirtió en un exitoso odontólogo. “Es aún más notable para la época en la que vivió el Dr. Thomas”, dijo Mark Moores, director ejecutivo de la Asociación Dental de Nuevo México, para el artículo Dentist cited as inspiration behind Jackie Robinson story, de Karen Fox, ADA News staff.
“Fue un momento en el que ser un profesional era difícil para un afroamericano. Como uno de los primeros dentistas negros en Nuevo México, el Dr. Thomas ayudó a eliminar la segregación de la odontología. Tuvo un impacto significativo en nuestra historia nacional y la profesión dental».
Charlie Thomas recordaría muchos años después :
“Desde el primer día en que ingresé en la Ohio Wesleyan University, Branch Rickey tuvo un especial interés en mi bienestar. Como el primer jugador negro en alguno de sus equipos, muchos de mis compañeros no me dieron una bienvenida amigable, aunque no había una franca oposición, pero siempre sentí que el Sr. Rickey los mantenía a raya. Durante los tres años que estuve en la Ohio Wesleyan, ningún hombre podría haberme tratado mejor. Cuando salíamos de viaje, el Sr. Rickey era el primero en ver si yo era bienvenido en el hotel en el que parábamos. En varias ocasiones, habló con el gerente para que me permitiese ocupar una habitación doble con él y su compañero de cuarto, Barney Russell”.
En 1944, después de convertirse en presidente de los Dodgers de Brooklyn, le dijo a Red Barber, el locutor radial de los Dodgers: “durante 41 años he oído llorar a ese joven [Charles Thomas]. Ahora, voy a hacer algo al respecto… Voy a llevar a un negro a los Brooklyn Dodgers”.
Encargó a varios cazatalentos de su equipo para encontrar en las Ligas Negras a ese hombre que pudiera ser capaz de jugar en un equipo de Grandes Ligas, en los Dodgers de Brooklyn, jugando buena pelota, cosa de la que Rickey no tenía dudas, ya que sentía admiración y respeto por la calidad de la pelota que jugaban los hombres de color.
Sabía del buen espectáculo que daban las Ligas Negras y sus estrellas, hombres como Satchel Page, Josh Gibson (El “Babe” Ruth negro), Larry Doby o Buck Leonard, por citar algunos de los más brillantes. Todos ellos “sonaban” más que Jackie Robinson, pero Rickey no sólo estaba en busca de un súper pelotero, necesitaba que ese hombre comprendiera la dimensión exacta de lo que significaría jugar en escenarios hostiles y soportar vejaciones y malos tratos hasta que fuese irreversible la integración.
El 28 de agosto de 1945 se reunieron por primera vez Rickey y Jackie Robinson. Ese día hablaron por varias horas. Rickey le dijo que no tenía dudas de que pudiera ser un gran jugador en las Grandes Ligas y le pidió paciencia ante lo que ambos sabían estaba por venir, pero conscientes de que cualquier sacrificio sería poco ante la conquista que iban a lograr.
Esa fue probablemente una de las acciones más importantes que se dieron hasta entonces para reducir el racismo. Una lección de “no violencia activa” que también sirvió de inspiración a Martin Luther King.
Siempre que se hable de la conquista de los derechos civiles de los negros que se dio desde los campos de béisbol, hay que mencionar a su principal promotor, Branch Rickey.
En 2007, en un foro en el National Civil Rights Museum, en Memphis, cuando se celebraron 60 años del debut de Robinson, el Comisionado Bud Selig reconoció que Branch Rickey “no solamente fue el más grande ejecutivo deportivo y del baseball del siglo XX, sino que su decisión de incorporar a Jackie Robinson a las Grandes Ligas permanecerá por siempre como el momento más orgulloso del baseball”.
En Espíritus afines, héroes humildes: Branch Rickey y William Wilberforce, publicado en abril de 2007, George W. Nicholson escribió:
“Literalmente, la temeridad y tenacidad de Rickey, explícitamente presagiaron el empleo en los Estados Unidos de las teorías de la no-violencia activa utilizadas por el Dr. Martin Luther King, Jr. No sorprende entonces que muchos cronistas deportivos contemporáneos llamaran a Branch Rickey el ‘segundo gran emancipador’ (después de Abraham Lincoln). Grantland Rice, quizás el más respetado reportero deportivo de su época, declaró sin sonrojarse, “Junto a Abraham Lincoln, el más grande benefactor blanco de los negros ha sido Branch Rickey”.
Unos días antes de anunciar la firma de Jackie Robinson, Branch Rickey coincidió en un restaurante con el alcalde de Nueva York Fiorello H. La Guardia; el político le comentó que estaban trabajando para que las leyes obligaran a los equipos de Grandes Ligas a incluir jugadores afroamericanos en sus nóminas.
Con todo listo para dar el gran paso, Branch Rickey le comentó a Sukeforth Clyde, el scout que envió a seguir a Jackie Robinson: “Tenemos que darnos prisa, la política no le puede ganar al béisbol”.
Mari Montes
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