entrevistas / La DEUDA EXTERNA: entre la iliquidez y la insolvencia

Tamara Herrera:

La cesación de pagos agravaría el cuadro actual”

Entregamos en garantía un caramelo con valor aproximado de 7 millardos de dólares a cambio del canje y del dinero fresco otorgado por Rosneft para un proyecto petrolero.

Para Tamara Herrera la administración de Nicolás Maduro no está en condiciones ni tiene la disposición de diseñar un plan que permita enfrentar el impacto que acarrea la deuda externa en el bienestar de la población. No obstante, la economista y directora de Síntesis Financiera, una de las firmas más consultadas por quienes buscan comprender el día a día de la economía venezolana, afirma que no cumplir con el pago de los compromisos agravaría la crisis.

 

Ante la interrogante de cuál debería ser la estrategia a adoptar por el Gobierno, explica que “es difícil responder una pregunta que solicita el deber ser como parte de la respuesta, cuando la posibilidad de solucionar el problema requiere el cumplimiento de unos objetivos que no están ni al alcance ni dentro de la disposición de quienes tienen la responsabilidad de lograrlo. Quizás no hay mejor forma de ilustrar la necesidad de refinanciar la deuda externa que observando el doloroso costo económico y social que se ha impuesto al país en los últimos tres años debido a la incapacidad de hacer a los mercados –es decir, al propietario del bono emitido– una propuesta sólida y razonable de refinanciamiento”.

 

Para ilustrar la incapacidad del Gobierno señala la situación de Pdvsa.

 

“El Gobierno no ha sido capaz de demostrar que puede tan siquiera sostener la operatividad de las empresas a su cargo e incluso de la principal generadora de divisas del país. No puede, por lo tanto, transmitirle al propietario de un bono emitido por la República o Pdvsa la certeza de que en unos tres, cinco o diez años podrá honrar cualquier esquema de refinanciamiento que proponga”.

 

Complementa la respuesta e indica que el entorno tambiénes adverso para el sector no petrolero de la economía.

 

“El Gobierno tampoco ha sido capaz de crear un clima de negocios con un marco jurídico que promueva la inversión y productividad que fortalezcan al sector no petrolero, ni políticas antiinflacionarias distintas a las exclusivamente basadas en un populismo llevado al grado más destructivo de la actividad comercial e industrial”.

 

Desde su punto de vista, la operación de canje que realizó Pdvsa en 2016 y las condiciones del financiamiento recibido por parte de la empresa rusa Rosneft,son una clara muestra de lo que el mercado le exige en este momento a Venezuela.

 

“El canje de los bonos de Pdvsa realizado en 2016 son un buen ejemplo. Dado el entorno petrolero y las condiciones económicas y políticas venezolanas, los inversionistas sólo estaban dispuestos a aceptar un título que duplicara o triplicara el valor del canjeado, o un “caramelo” colateral equivalente. El caramelo del canje fue la mitad de Citgo. La otra mitad del dulce fue dada a los amigos rusos de Rosneft para recibir financiamiento de 1,5 millardos de dólares a finales del 2016. Entregamos en garantía un caramelo con valor aproximado de 7 millardos de dólares a cambio del canje y de dinero fresco para un proyecto petrolero”.

 

Agrega Tamara Herrera:

 

“No hay mejor prueba de que el desempeño económico, el marco jurídico venezolano y el bloque de políticas públicas no generan la credibilidad necesaria para hacer una propuesta de refinanciamiento razonable y digna. Por eso se han realizado acuerdos cada vez más desesperados, totalmente oscuros y entreguistas del país: Citgo, Arco Minero, por ejemplo”.

 

No duda en advertir de que el futuro inmediato no muestra mayores razones para ser optimista.

 

“Dado que el prerrequisito de un cambio de rumbo no se puede cumplir sin un cambio político, no habrá propuesta de refinanciamiento exitosa y el 2017 será una versión recargada del 2016: cumplir a costa de más racionamiento y recesión”.

 

Advierte de que la cesación de pagos profundizaría el malestar.

 

“No cumplir, sin embargo, agravaría más el cuadro actual. Muchos piensan que si se dejan de pagar los 9 millardos de dólares del servicio de la deuda en bonos, ese dinero se destinará automáticamente a importar y a abastecer el país. Es una simplificación matemática infantil, porque los 9 millardos no existen. Hay que producirlos. Y si Pdvsa decidiera hacer default no va a lograr producir el dinero, porque la industria petrolera nacional estará sometida a acciones jurídicas que dificultarán las operaciones comerciales y su cobro”.

 

Ante la suposición de que el Gobierno, en algún momento, implementará un programa de ajuste que permitiese una negociación con los tenedores de bonos, Tamara Herrera considera que es necesaria la participación del Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

“Para mí el involucramiento del FMI es casi una necesidad. No simplemente por el financiamiento sino sobre todo por la “bendición” que puede dar a un plan económico. El plan debe ser creíble y ello, además del contenido mismo del plan, requiere de compromiso y gobernabilidad. Si el plan y el contexto tienen buenas dosis de esos elementos tendrá el financiamiento voluntario de los mercados”.

 

Desde su óptica el país debería negociar una rebaja del monto de la deuda.

 

“En cuanto a la quita en el caso de refinanciamiento, la encuentro probable y casi que aseguraría que habría consenso en que es conveniente distribuir el sacrificio entre todos los involucrados (deudores y acreedores). Los acreedores han disfrutado por larga data de rendimientos astronómicos gracias al deplorable desempeño de las políticas públicas. De manera que es dado esperar una quita razonable. La proporción la dirá la combinación de todos los elementos del refinanciamiento”.

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