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Violada, golpeada, mutilada y quemada: una venezolana demanda justicia 17 años después de ser brutalmente agredida

07/02/2018

Linda Loaiza López, que en 2001 fue víctima de una brutal agresión durante cuatro meses, acudió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos en búsqueda de una justicia que en su país no ha conseguido. Pasó hospitalizada un año y tuvo que ser operada 15 veces para reconstruir su rostro y genitales.

Linda Loaiza López, víctima de secuestro y agresiones sexuales, expone su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Jeffrey Arguedas/EFE

En marzo de 2001, cuando apenas tenía 18 años, Linda Loaiza López fue secuestrada, violada y brutalmente agredida durante cuatro meses por el hijo de un rector universitario en Caracas, a quien los medios en Venezuela apodaron ‘El monstruo de Los Palos Grandes’, en alusión al nombre de la urbanización donde cometió el delito.

Han transcurrido 17 años de aquel ‘infierno’, pero Loaiza López todavía no ha conseguido hacer justicia con su caso en su país. Este martes, la mujer que ahora tiene 35 años y se licenció como abogada para, entre otras cosas, asumir su propia defensa, testificó ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Washington.

«Cada día fui sometida a violencia física, sexual y psicológica», dijo con voz rota a los jueces al rememorar las semanas de cautiverio, amordazada y esposada, golpeada con palos y quemada con cigarrillos, mientras su hermana trataba de denunciar su desaparición a la policía.

«El día de mi rescate el agresor me vio totalmente desvalida, sin fuerzas, sin animo, y ese día antes de salir fue el único día que no me amarró. Quedé ahí tirada, ensangrentada, violada, torturada entonces saqué todo lo que tenía, le pedí a Dios mucha fuerza y pude arrastrarme y rodar para llegar a un ventanal y pedir auxilio«, contó Loaiza a Efe. Las personas que caminaban por la calle avisaron a la policía y fue rescatada.

Pasó hospitalizada un año y tuvo que ser operada 15 veces para reconstruir su rostro y genitales. Informes médicos reseñan que la joven sufrió, entre otras lesiones, fractura de maxilar, destrozos de labios y orejas, rotura de costillas, desviación ocular, cercenamiento de pezones, desgarre vaginal y quemaduras de cigarrillos en casi todo el cuerpo.

Peritos que declararon en la audiencia compararon las lesiones con un accidente de tránsito.

Luego, comenzó su segunda tragedia: intentar que se hiciera justicia. Loaiza batalló durante años porque su captor, Luis Carrera Almoina, fuera condenado por los tribunales venezolanos en proporción a los graves delitos que cometió.

El agresor fue absuelto en un primer juicio y finalmente condenado en 2006 a seis años y un mes de cárcel por privación de libertad y lesiones, pero fue declarado inocente de violación y tortura.

Hace diez años, Loaiza tuvo que recurrir al sistema interamericano para luchar contra un proceso judicial que percibe viciado, una investigación policial deficiente y una sentencia injusta.

«(Pido) que el Estado venezolano sea declarado responsable por violación, tortura (…) por todas las violaciones de derechos humanos que sufrí y que siguen sufriendo las mujeres en Venezuela», dijo Loaiza, quien tuvo que pasar por más de medio centenar de jueces y hacer 13 días de huelga de hambre.

Su icónica lucha ha hecho historia como el primer caso venezolano de violencia sexual que llega a la Corte, con sede en San José, y también por ser unos de los últimos tras la renuncia del Gobierno de Nicolás Maduro a la justicia regional en 2013, acusándola de estar intervenida por Estados Unidos.

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Este texto fue publicado originalmente en Univisión Noticias.


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