Perspectivas

Turquía, segunda vuelta: ¿Podrá Erdoğan mantener el poder?

Fotografía de UMIT BEKTAS | POOL | AFP

16/05/2023

Recep Tayyip Erdoğan, quien lleva más de 20 años en el poder en un régimen cada vez más autocrático, nunca había estado tan cerca de perder su posición como líder de Turquía. Tras las devastadoras réplicas de dos despiadados terremotos que cobraron la vida de más de 50.000 personas a principios de año, los ciudadanos turcos, sumidos en una grave crisis económica, acudieron a las urnas el pasado domingo para las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2023.

Con más del 99% de los votos escrutados, a las 10 de la mañana de este lunes, la junta electoral de Turquía anunció que Erdoğan obtuvo el mejor resultado de la jornada, con el  49,4% de los votos. Sin embargo, el porcentaje no fue suficiente para evitar una segunda vuelta electoral. Su principal oponente, Kemal Kilicdaroglu, candidato de la Alianza Nacional que ha formado con éxito una coalición de seis partidos, no alcanzó los pronósticos de las encuestas previas a la noche electoral y obtuvo el 45% de los votos.

Por su parte, Sinan Ogan, candidato nacionalista, quien alcanzó el 5,2% de los votos, podría jugar un rol clave en la segunda vuelta, influyendo en sus electores para inclinar la balanza en favor de uno de los dos candidatos en pugna en la segunda vuelta a realizarse el próximo 28 de mayo.

En cuanto al voto parlamentario, la oposición en Turquía falló en su objetivo de superar las fuerzas del actual presidente. La Alianza del Pueblo, liderada por el partido Justicia y Desarrollo (AK), de Erdoğan, y el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) de extrema derecha, se alzó como favorita al obtener el 49,4% de los votos, lo que le permite al mandatario conservar una cómoda mayoría en el poder legislativo, con 321 miembros de la Asamblea de Turquía a su favor, de un total de 600. Sin embargo, pierde 22 escaños en referencia a su posición anterior. La alianza del opositor Kilicdaroglu, encabezada por el Partido Popular Republicano (CHP), obtuvo sólo el 35,1% de los votos, lo que se traduce en 213 escaños.

Ante largas colas y con muchas personas teniendo que regresar a barrios devastados por los sismos, la participación electoral fue histórica: según el consejo electoral, superó el 88,9%, lo que representa una parte muy significativa de los 64 millones de ciudadanos turcos con derecho al voto en Turquía y en el extranjero.

Erdoğan supera las encuestas pero permanece vulnerable

El actual mandatario se encontraba en una posición política precaria en las semanas previas a las elecciones, quizá la más endeble en sus casi dos décadas en el poder. Dos crisis simultáneas, el terremoto y la economía, causaron un creciente descontento en la población.

La economía turca se enfrenta a importantes retos, con una inflación que se ha disparado hasta el segundo nivel más alto entre los países del G20, sólo por detrás de Argentina. A diferencia de otros bancos centrales que han subido los tipos de interés para combatir la inflación, el banco central de Turquía ha adoptado el enfoque opuesto, reduciendo su tipo de referencia en diez puntos porcentuales desde septiembre de 2021, situándose ahora en el 9%.

Aunque esta medida ha sostenido el crecimiento del país, estimado en un 5% el año pasado tras un impresionante 11% en 2021, también ha alimentado la inflación. En 2022 la tasa de inflación alcanzó un punto máximo de 85%, y actualmente, el índice inflacionario es casi 13 veces superior al objetivo establecido por el banco central.

Las dificultades económicas del país se hacen aún más evidentes en el descenso de la inversión extranjera directa y de las entradas de cartera, lo que deja a Turquía necesitada de fuentes alternativas de financiación. Para disminuir el déficit, el banco central ha realizado swaps de divisas por un valor de 28.000 millones de dólares con países como China, Qatar, Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos.

Hace una década, Erdoğan prometió convertir a Turquía en una de las diez principales economías del mundo para 2023 y aumentar la renta per cápita de 11.300 a 25.000 dólares. Sin embargo, la economía del país ha descendido del puesto 17 al 19, y los ingresos medios per cápita se han reducido a 9.600 dólares.

La subida vertiginosa de los precios y el descenso de los salarios reales en los dos últimos años han empujado a millones de turcos a la pobreza, erosionando la clase media. El actual modelo económico defendido por Erdoğan ha demostrado generar más perdedores que ganadores y exacerbar la desigualdad de ingresos, lo cual ahora se muestra como uno de los factores  que le ha costado votos a Erdoğan en la primera vuelta de la elección presidencial.

Según un sondeo realizado dos días antes de las elecciones por la organización de investigación política Orc Araştirma, Erdoğan se encontraba 7,5% por detrás de su principal rival, Kemal Kilicdaroglu, quien durante su campaña ha hecho hincapié en la necesidad de rescatar a Turquía de la autocracia.

Si bien Erdoğan alcanzó una victoria parcial y superó las expectativas generadas por las encuestas que lo ponían detrás de su rival, nunca antes había estado en riesgo de perder el poder.

En Turquía, empresarios pro-Erdoğan son propietarios de numerosos medios de comunicación, lo que se traduce en un flujo constante de cobertura triunfalista que convenientemente pasa por alto las críticas al gobierno por su deficiente reacción a los terremotos de febrero y las acusaciones de corrupción ligada a la frágil infraestructura del país. La clasificación de Turquía en el puesto 165 de 180 países en cuanto a libertad de prensa, según la evaluación de Reporteros sin Fronteras, acentúa aún más el limitado alcance del periodismo objetivo en la nación.

La incapacidad de Erdoğan de asegurar una mayoría superior al 50% en las recientes elecciones, a pesar del ventajismo de haber utilizado ampliamente diversos medios para inclinar la balanza electoral a su favor, sugiere que hay una masa creciente de votantes cansados de su gestión económica y su creciente concentración de poder.

Pese a no haber pasado a segunda vuelta, Sinan Ogan, candidato del Partido de Acción Nacionalista, podría convertirse en un actor crucial en el futuro político del país. Su candidatura alcanzó el 5,2% en la primera vuelta, unos 3 millones de votos que ahora podrían inclinar la balanza hacia un claro ganador, ya sea manteniendo en la presidencia a Erdoğan o dándole a Kemal Kilicdaroglu el empujón que necesita para poner fin a los casi 20 años de dominio político de su rival oficialista.

En recientes entrevistas, el candidato de extrema derecha, Ogan, ha indicado que su partido buscará la negociación de puestos ministeriales a cambio de su respaldo, pero aún no ha declarado a qué candidato apoyará.

A medida que las elecciones presidenciales turcas entran en su última fase, una retórica prevalecerá finalmente como la narrativa política ganadora. En la primera vuelta, el presidente Erdoğan consiguió asegurarse el éxito persuadiendo eficazmente a los votantes sobre cuestiones de identidad, orgullo nacional y seguridad en medio de la aguda crisis económica que aqueja al país.

Sin embargo, Kilicdaroglu, aunque obtuvo un peor resultado que Erdoğan, se prepara para reaparecer con fuerza. Se espera que el líder de la oposición turca centre ahora el debate en la economía, enfatizando escenarios fatalistas ante una reacción negativa del mercado a una eventual victoria de Erdoğan y la previsión de que siga gobernando por cinco años más.

Los inversores extranjeros, que anteriormente se habían mostrado cautos o se habían retirado de los mercados turcos debido a la preocupación por las extravagantes políticas económicas de Erdoğan, podrían volver al país ante un triunfo de la oposición.

A medida que se acerca la segunda vuelta, aumentan las tensiones en ambos bandos. Algunos partidarios de la oposición temen que Erdoğan se niegue a ceder el poder si pierde. Incluso, días antes de la primera vuelta, el Ministro del Interior advirtió de «un intento de golpe político apoyado por occidente».

La segunda vuelta electoral del próximo 28 de mayo será la primera en su tipo en la historia de Turquía: nunca antes una elección de primera vuelta había terminado sin que ningún candidato hubiera obtenido una mayoría que lo diera como ganador. Con el resultado de la elección del pasado domingo se abre un complicado periodo de dos semanas, durante el cual los candidatos se abocarán de lleno a tratar de conquistar a más votantes y mejorar sus posibilidades de alcanzar el poder en la histórica segunda vuelta.


ARTÍCULOS MÁS RECIENTES DEL AUTOR

Suscríbete al boletín

No te pierdas la información más importante de PRODAVINCI en tu buzón de correo