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Relatoría del curso “Periodismo y autonomía económica de la mujer: herramientas para su análisis y cobertura”
por Indira Rojas
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En los últimos 7 años, las mujeres venezolanas han perdido autonomía económica, lo que se refleja en indicadores como la tasa de participación laboral femenina, y afecta su influencia en las decisiones dentro del hogar y la capacidad de salir de las situaciones de violencia. El curso Periodismo y autonomía económica de la mujer: herramientas para su análisis y cobertura, parte del Programa de formación para periodistas de Academia Prodavinci, profundizó en un marco conceptual útil para historias e investigaciones con enfoques que consideren las causas y efectos de la participación laboral femenina, los objetivos y resultados de las políticas públicas, los cambios en el rol social de la mujer, y los desafíos para alcanzar la igualdad de género. Facilitadoras y participantes concluyeron que la autonomía económica no es un área aislada para el periodismo: es un concepto transversal.
El curso fue dictado los días 6, 13, 15 y 20 de junio de 2023. Participaron 56 periodistas, estudiantes y docentes de Comunicación Social de 20 ciudades de Venezuela, y también reporteros de Colombia y México. Las clases estuvieron a cargo de la historiadora venezolana Inés Quintero, Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia y autora de diversos libros e investigaciones sobre la mujer en la historia del siglo XIX y XX, y Claudia Piras, economista líder de la División de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo.
¿Por qué abordar temas económicos sobre género y desarrollo?
Cuando se aplicó el Latinobarómetro en 2015, se preguntó a los encuestados el grado de acuerdo con el siguiente enunciado: “Las mujeres deben trabajar solo si la pareja no gana lo suficiente”. Si bien los resultados podrían ser diferentes hoy, la economista Claudia Piras resaltó que las respuestas dan pistas sobre cómo las normas sociales afectan el comportamiento del mercado laboral, especialmente al incidir en las decisiones de las mujeres sobre su participación en actividades productivas. “Incluso en los países con las visiones más igualitarias tenían altos porcentajes de acuerdo. En Venezuela, era de 28%”.
La igualdad es un valor en sí mismo, dijo Piras, “pero para el desarrollo tiene además una importancia instrumental”. En el caso de América Latina, contribuye a enfrentar dos problemas centrales:
- La falta de crecimiento por la baja productividad.
- Los altos niveles de desigualdad de ingresos que enfrenta la región.
La igualdad de género no solo tiene un impacto positivo en la vida de las mujeres. Aunque su resonancia en la economía y en la sociedad es compleja, la visión global de su alcance, expuesta por Piras, puede resumirse en tres puntos:
- El impacto es intergeneracional. “Las mujeres tienden a pensar en el bienestar de los niños y las niñas en las decisiones que toman dentro del hogar. Está demostrado que donde hay menor desigualdad y mayor empoderamiento de las mujeres, ellos se ven beneficiados”.
- Las empresas tienen más oportunidades de crecimiento. “Hay toda una corriente de literatura que estudia el impacto de la igualdad de género sobre las empresas, en particular cómo una mayor diversidad de género permite más posibilidades de innovación, conduce a mejores decisiones y a una mayor rentabilidad”.
- La economía se fortalece. “La igualdad trae más crecimiento, más participación laboral femenina, más personas empleadas y menos desigualdad de ingresos”.
Temas sobre la mesa: una guía para periodistas
Trabajo no remunerado. Se trata de las actividades domésticas, de cuidado y de crianza. Piras señala que es “un tema de fondo del mercado laboral, pero muchas veces no se mide o no se contabiliza como trabajo porque no corresponde con la definición de participación laboral”. Datos de 2019, compartidos por la economista, revelan que en promedio las mujeres en América Latina destinan 38 horas semanales al trabajo no remunerado. Los hombres 16.
La crisis de los cuidados. Este es un punto reciente en la agenda de América Latina, en la medida en que han cambiado las características demográficas de la región y se mantiene el rol de los cuidados asociado a las mujeres. Piras lo resume así: “Si bien la proporción de niños está bajando, la población adulta mayor está creciendo a un ritmo más rápido. Tendremos más personas mayores para cuidar y menos personas disponibles para asumir esta tarea, porque las familias son mucho más pequeñas, el número de hijos se ha reducido y hay más mujeres empleadas en relación a décadas anteriores”.
Cambios en el acceso a la educación. El acceso a la educación en América Latina cambió en la década de los 60, lo que se compagina con la inserción cada vez mayor de las mujeres al mercado laboral. “Los hombres tenían más años de educación formal que las mujeres, pero a partir del año 65 se empieza a revertir esa tendencia”, dijo Piras. “En Venezuela es un fenómeno que empezó más temprano en relación a otros países de la región y, a su vez, América Latina dio este salto mucho antes que otras regiones. Logramos revertir la brecha, no sólo reducirla”. Durante la sesión, se reflexionó sobre algunas preguntas: ¿Qué otros factores bloquean o estrechan los puentes entre formación y mejores ingresos? ¿Se están formando las mujeres en los campos vinculados a los trabajos del futuro? Cuando la profesionalización deja de asociarse con estabilidad económica, ¿cómo se relaciona la educación y el mercado laboral?
Participación en carreras STEM. “La participación de la mujer es mucho menor en los campos vinculados a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática, en inglés STEM, que en muchos casos están vinculados a empleos de mejor calidad o con mejor remuneración y se consideran empleos del futuro”, advierte Piras. La economista señaló que uno de los factores que explica el fenómeno se relaciona a las creencias sobre las habilidades que tienen hombres y mujeres, reafirmadas en la escuela, el hogar y los medios.
Voces para la memoria histórica. Inés Quintero propone un acercamiento desde los relatos de vida y los testimonios cotidianos, desestimados por la Historia en el pasado y generadores, en parte, de las primeras impresiones del rol de las mujeres en actividades productivas. “En general, los estudios sobre las mujeres son pocos, carentes y difíciles. Se han hecho sobre derechos políticos, organizaciones de mujeres y temas relacionados a la agenda del movimiento de mujeres. Creo que hay más que está por hacerse y me parece que cualquier iniciativa tendiente a recuperar información, voces, experiencias e iniciativas, es decir, comunidad, es ganancia”. Frente a los desafíos que persisten, la historiadora también plantea darle espacio a los contrastes y reflexionar sobre los criterios en los que hoy se evalúan los logros de las mujeres: “¿Es mejor tener más mujeres gerentes o más mujeres emprendedoras? ¿Es más importante tener mujeres diputadas o tener organizaciones sociales conducidas por mujeres, que están construyendo alternativas de participación política? No lo sé. Es lo que debemos pensar”.
Brecha salarial. Las mujeres participan menos en el mercado laboral en relación a los hombres en toda la región y, una vez que participan, ganan menos que ellos. “Esa es la gran paradoja que está detrás de las brechas salariales”, dice Piras. “Por un lado tenemos una población femenina cada vez más educada, pero si la comparamos con sus pares masculinos los salarios por hora siguen siendo menores”.
3 claves para expresar e interpretar la brecha salarial
- Comparar los salarios en función a las horas trabajadas posibilita una aproximación más rigurosa al problema. “Es un patrón a nivel global que las mujeres trabajan menos horas que los hombres, porque dedican más tiempo que ellos al trabajo no remunerado. Para un análisis que permita a los lectores formar una opinión más justa, se divide el ingreso por las horas trabajadas y se obtiene el salario por hora. Esta brecha, por cierto, no parece estar disminuyendo desde los últimos 20 años”.
- No podemos comparar a todos los hombres con todas las mujeres de manera general. “Se deben tener en cuenta los factores que determinan el salario: la experiencia que tenemos, los años de educación, el sector en el que trabajamos, la ocupación en la que estamos, y otras dimensiones menos evidentes como el tamaño de la empresa o si el empleo es a tiempo parcial o completo”.
- La brecha se expresa en puntos porcentuales.
Políticas que inciden en la autonomía económica de las mujeres
Para comprender el tema, Claudia Piras estableció 5 consideraciones:
- Las políticas aplicadas en un país no pueden replicarse en otros de la misma forma porque las condiciones de base no son iguales.
- Hay una diferencia entre los objetivos y los resultados. No siempre se obtiene lo que se persigue.
- Se suele saber más del problema que de las soluciones. “Hay muchos programas y políticas implementadas, pero eso no quiere decir que hay evidencias de que todas hayan sido efectivas”.
- La desigualdad de género es un tema complejo, multicausal. “Cambiar una política usualmente no es suficiente”.
- Los medios pueden proporcionar información útil para tomar decisiones en la creación de políticas.
Piras reflexionó sobre los objetivos de las políticas más comunes y las consecuencias inesperadas que suelen plantear dilemas para los Estados:
Licencias de maternidad y paternidad:
Las licencias de maternidad largas son percibidas como un beneficio, lo que aumenta el atractivo de los trabajos y aumenta la empleabilidad femenina. Las licencias de paternidad buscan el equilibrio en la distribución de las responsabilidades familiares.
Sin embargo:
- Las licencias de maternidad muy prolongadas provocan una disminución en los ingresos de las mujeres.
- Se ha criticado que refuerzan los roles de género tradicionales.
- En América Latina tienen un alcance limitado al aplicarse principalmente en el sector formal. “En nuestra región, en promedio, más del 50% del empleo es informal”.
Cuidado infantil en las empresas
Permite a las mujeres trabajar y obtener ingresos adicionales. A la larga, las madres perciben esta política como un beneficio. Sin embargo:
- Se debe revisar la formulación de la legislación, porque “puede llevar a decisiones y conductas que no eran las deseadas”. Piras ilustró este punto con el caso chileno: una ley estableció que las guarderías se crearían en empresas con un número determinado de mujeres en su plantilla. Algunas compañías decidieron contratar la cifra límite de mujeres para no asumir la medida.
Legislación sobre pensiones:
“El diseño de las pensiones puede replicar las diferencias de género existentes en el mercado laboral”, advirtió Piras. “En la medida en que las mujeres participen menos en la fuerza laboral y perciban salarios menores a sus pares masculinos, tendrán una pensión más baja”.
¿Qué elementos debe evaluar el sistema para mejorar?
- La edad de retiro.
- Las tasas de mortalidad diferenciada.
- La compensación por tiempo dedicado al cuidado de otros, como hijos o personas con discapacidad.
- El diseño de pensiones no contributivas. Estas se han incrementado en la región para subsanar diferencias y beneficiar a personas del sector informal, en el que la participación femenina es alta.
La mujer en la sociedad venezolana: ¿cómo ha cambiado su rol?
Claudia Piras expuso los avances y desafíos del presente para la autonomía económica de la mujer. Explicó cómo las normas sociales y culturales pueden modelar la desigualdad y afectar las políticas públicas. Para comprender el caso venezolano, la historiadora Inés Quintero habló sobre la inserción de la mujer en la economía y la sociedad en el siglo XX. El proceso es complejo. ¿Qué nos dice sobre las demandas del pasado y del presente?
- El espacio laboral femenino es un concepto en debate. “Las mujeres siempre han trabajado. No hay posibilidad de hacer un relato histórico en el que la mujer esté fuera del sistema productivo. El problema es que muchas veces la actividad en la que se desempeña, en la medida en que no es remunerada o que no tiene un valor de cambio, no ha sido considerada como un factor de la economía”.
- En la década del 20 se empezó a indagar sobre las áreas en las que se desempeñaban las mujeres. En 1926, 928 trabajaban como técnicas y profesionales. Representaban el 0.6% de la fuerza laboral. “Todavía se seguía pensando que la función social y económica de la mujer debía estar fundamentalmente dentro de sus casas. En el caso de que fueran a incursionar en espacios distintos al hogar, debían ser adecuados a su condición de mujeres”.
- Los procesos de transformación económica beneficiaron a las mujeres. La sociedad se modernizó, en medio de la nueva industria petrolera y el crecimiento del mercado, generó una demanda de capital humano. Sería cubierta por hombres, pero también por mujeres. En la década de los 50, se contemplan como parte de las estadísticas económicas. Para ese momento, un 17% de mujeres eran parte de la Población Económicamente Activa.
- El incremento de la participación laboral femenina cambió la estructura de la familia. En la década de los 60 el promedio de fertilidad de las mujeres venezolanas era de 6.6 hijos. Tres décadas después, se redujo a 2.8 hijos.
- En la medida en que se ganaron derechos civiles y políticos, se gestaron cambios en el ámbito educativo. Esto ocurre en la década de los 70. “Las mujeres se dan cuenta de que no pueden seguir siendo educadas para reforzar su función social”.
Para ver y leer: ejemplos de enfoques periodísticos
Trabajo multimedia del canal RTVE (España). Siete mujeres que conquistaron espacios en sectores económicos y ocupaciones normalmente dominadas por hombres relatan cómo persiste la discriminación de género y qué limita su autonomía.
Estas trabajadoras domésticas se organizaron para luchar por sus derechos
Vice en Español (Reportaje en Argentina). Este reportaje de la periodista argentina-canadiense Natalia Gelós fue realizado con el apoyo del Pulitzer Center. Relata las condiciones de las obreras de casas particulares durante la pandemia, “para mostrar los cimientos de una estructura económica que sin su fuerza laboral se viene abajo”.
Mujeres migrantes frente a la pandemia en la Villa 1-11-14
La Diaria.com (Uruguay. Reportaje en Argentina). El reportaje muestra cómo cinco mujeres migrantes apoyaron a su barrio, en Buenos Aires, durante la pandemia de covid-19 para atenuar el impacto de la crisis sanitaria y económica, organizadas en labores no remuneradas.
La verdadera razón por la que las coreanas del sur no tienen bebés
The Atlantic (Estados Unidos). Este reportaje de Anna Louie Sussman explica un fenómeno particular de Corea del Sur. Mientras la sociedad coreana vive una transformación económica ultrarrápida, las instituciones sociales, como la familia, experimentan una evolución muy lenta. Las ambiciones de las mujeres se han ampliado, pero la idea de lo que significa ser esposa y madre no. Como resultado, han florecido los resentimientos y las brechas de género.
Autonomía perdida: ¿Qué pasa con la fuerza laboral femenina en Venezuela?
Prodavinci (Venezuela). Un trabajo de Indira Rojas y Francis Peña, realizado en alianza con ANOVA Policy Research, que explora los cambios de los principales indicadores de la autonomía económica de la mujer. Menos de la mitad con edad para trabajar participan en el mercado laboral, y las limitaciones empujan a 88% de los hogares liderados por mujeres solteras a la pobreza.
Buenas prácticas
Las discusiones y aprendizajes del curso fueron resumidos en 10 puntos clave para una cobertura de temas, historias e investigaciones periodísticas que buscan visibilizar las desigualdades económicas.
Buenas prácticas para la reportería sobre la autonomía económica de las mujeres by Prodavinci on Scribd
Indira Rojas
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