Perspectivas

¿Qué hay detrás de la narrativa china en favor de la paz en Ucrania?

Fotografía de Vladimir ASTAPKOVICH | SPUTNIK | AFP

31/03/2023

Al concluir el líder chino Xi Jinping su visita oficial de tres días a Moscú el 22 de marzo, daba forma a la primera reunión bilateral entre los dos países desde la invasión rusa a Ucrania. Tanto él como su homólogo Vladimir Putin prometieron reforzar las relaciones en ámbitos como el comercio, las maniobras militares y la exploración espacial.

Custodiados por guardias con uniformes de desfile al estilo del siglo XIX, los dos mandatarios compartieron una cena de siete platos en el Palacio de las Facetas, que data del siglo XV y que sirvió de salón de banquetes a los zares. Allí estrecharon lazos y se llamaron “querido amigo”, el uno al otro.

En la rueda de prensa conjunta, el segundo día de la visita oficial, Putin elogió la propuesta de paz de China para Ucrania. La misma que ha causado desconfianza en occidente pues permite al Kremlin mantener sus conquistas territoriales en Ucrania.

La visita oficial del presidente Xi se produce días después de que la Corte Penal Internacional (CPI) emitiera una orden de detención contra Vladimir Putin, aislando aún más al país que se ha convertido en el más sancionado de la historia.

Se trata de la primera orden de detención emitida por la CPI por crímenes cometidos en el conflicto de Ucrania. No es habitual que la corte emita una orden de detención contra un jefe de Estado en ejercicio, lo que sitúa a Putin en la misma categoría del libio Muamar Gadafi y de Omar al-Bashir, expresidente de Sudán.

La propuesta de paz anunciada por Xi Jinping en marzo, recompensaría de facto la agresión rusa. Pide «respetar la soberanía de todos los países» y evita mencionar que Rusia actualmente ocupa más de una sexta parte del territorio ucraniano. Además, refleja la indulgente postura de Beijing hacia Rusia por omisiones a las violaciones de derechos humanos cometidas por el Kremlin en el conflicto bélico.

Tras finalizar las conversaciones con Xi, Putin declaró: «Muchas disposiciones del plan de paz chino pueden tomarse como base para resolver el conflicto en Ucrania, siempre que occidente y Kiev estén dispuestos a ello».

Hasta el momento, Ucrania ha insistido en que la principal condición para iniciar diálogos de paz es que Rusia retire las tropas de su territorio, pero el ejecutivo Putin no ha dado indicios de estar dispuesto a hacerlo.

De espalda a occidente

En febrero de 2022, justo antes del ataque de Rusia a Ucrania, el presidente chino Xi Jinping y el presidente ruso Vladimir Putin se habían reunido en Pekín con motivo de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, para anunciar al mundo su estrecha relación. Durante este encuentro, los dos líderes declararon que su asociación «no tenía límites».

El mismo carácter amistoso se percibió en la reciente visita de Xi a Moscú. Ambos líderes demostraron su compromiso por reforzar la asociación política, diplomática, económica y militar entre sus países. Su alineamiento pareciera querer contrarrestar el dominio estadounidense y un orden mundial liderado por occidente. La intención del presidente Xi de afianzar la inclinación de Pekín hacia Moscú quedó clara, además, cuando criticó recientemente a Estados Unidos por promover la «contención» de China.

Según Alexander Gabuev, investigador principal de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, los recientes acuerdos entre China y Rusia, si bien tienen una carga simbólica antioccidente, carecen de sustancia, dado que consisten principalmente en modificaciones menores de acuerdos preexistentes.

Además, se alcanzó un nuevo acuerdo sobre una central nuclear que Rusia ya ha estado construyendo en China, y ambos países acordaron cooperar en la producción conjunta de programas de televisión para repeler la influencia del mundo occidental.

En su declaración conjunta, los líderes esbozaron su visión en nueve puntos, abarcando diversos temas como Taiwán, el cambio climático y las relaciones con Mongolia. A lo largo de la declaración, describieron a Estados Unidos como un obstáculo para crear un mundo mejor y más justo.

Aunque las potencias occidentales solicitaron a China que utilizara su influencia sobre Rusia para poner fin a la guerra, el plan de paz chino carece de propuestas concretas para hacer frente a la actual crisis en Ucrania.

El plan chino para poner fin al conflicto ucraniano sólo fue mencionado en la última sección de la declaración conjunta, sin detalles concretos sobre el camino a seguir. No obstante, la declaración incluyó una advertencia a los países occidentales que apoyan a Ucrania, enfatizando que cualquier solución a la crisis debe «evitar la formación de bloques de confrontación” para prevenir la escalada del conflicto.

A medida que los lazos de China con Estados Unidos se han ido deteriorando, las sólidas relaciones con Rusia se han vuelto más cruciales. Una sucesión de acontecimientos desde el año pasado parece haber endurecido la desconfianza del presidente Xi hacia Washington, incluso cuando ha tratado de estabilizar las relaciones con el presidente Biden.

Tras su reunión con Putin, Xi Jinping podría ponerse en contacto con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, lo que supondría su primera conversación desde el inicio de la invasión. Sin embargo, no es probable que la propuesta de paz de China gane adeptos en Kiev, ya que parece hacerse eco de las quejas de Rusia sobre la OTAN, restringiendo potencialmente las demandas de Ucrania.

Una opinión compartida por los expertos en relaciones internacionales es que los cálculos de Xi están dominados por su convicción de que China está inmersa en una confrontación a largo plazo con Estados Unidos, la cual puede desembocar en una guerra por Taiwán. De ser así, Rusia representa una fuente indispensable de energía, tecnología militar y apoyo diplomático en un potencial enfrentamiento.

Un resultado desastroso para China sería que un líder prooccidental asumiera el poder en el Kremlin, lo que a sus ojos redundaría en el freno de la influencia china a nivel global.

Un aliado estratégico en tiempos de guerra

La administración Biden ha transmitido al gobierno chino sus dos principales preocupaciones: el posible debilitamiento por parte de China de las sanciones internacionales contra Rusia, y el suministro de armamento militar al Kremlin. En tal sentido ha advertido que habrá consecuencias por estas acciones.

El comercio entre Rusia y China siguió creciendo después del inicio de la invasión rusa a Ucrania. En 2022, las exportaciones rusas de crudo y gas a China aumentaron un 44% y más del 100% respectivamente en dólares, mientras que las exportaciones chinas a Rusia crecieron un 12,8%. Además, los dos países también han intercambiado envíos de microchips, que occidente ha intentado negar a Rusia mediante sanciones económicas, lo que sitúa a China dentro del grupo de menos de 100 países en el mundo que no aplican plenamente las sanciones.

Rusia, por su parte, está proporcionando recursos naturales a China a un precio reducido y promoviendo que las empresas chinas llenen el vacío dejado por las empresas occidentales que han cortado sus relaciones comerciales con Rusia desde el inicio de la guerra.

Según Wall Street Journal, los lazos comerciales entre Rusia y China incluyen recursos estratégicos y equipo especializado empleado para la guerra en Ucrania. Los reportes indican que empresas estatales chinas de defensa están transportando equipos de navegación, tecnología de interferencia y piezas de aviones de combate a empresas de defensa rusas propiedad del gobierno, actualmente están sometidas a sanciones.

Militar, diplomática y económicamente, China se ha convertido en un puntal cada vez más importante para Rusia. Ha seguido siendo uno de los mayores compradores de su petróleo y ambos han realizado maniobras militares conjuntas.

En Ucrania, los drones se están utilizando de diversas formas: pequeños vehículos comerciales de reconocimiento que pueden transmitir imágenes de vídeo de corto alcance, municiones improvisadas a pequeña escala, drones avanzados de reconocimiento, en ataques con aeronaves no tripuladas de mayor tamaño para destruir blindados pesados, y otros capaces de lanzar bombas y misiles a largas distancias por aire o por mar.

Como consecuencia, Rusia recibe continuamente nuevos drones, que acaban desplegándose en el frente del actual conflicto con Ucrania. Sin embargo, la vida útil de estos cuadricópteros suele ser corta, ya que a menudo se destruyen en combate tras unos pocos vuelos. Por lo tanto, reponer las existencias de los vehículos aéreos no tripulados más básicos se ha convertido en algo tan crucial como adquirir municiones o proyectiles de artillería.

Desde el inicio de la invasión, casi 70 exportadores chinos han vendido 26 marcas diferentes de drones a Rusia. La segunda marca más importante es Autel, fabricante chino de drones con filiales en Estados Unidos, Alemania e Italia. Los exportadores vendieron a Rusia drones de Autel por valor de casi 2 millones de dólares, y el último envío llegó apenas en febrero de 2023. Autel también anuncia ventas a las fuerzas policiales estadounidenses en su sitio web.

La propuesta de paz de China forma parte de su narrativa, que la presenta como intermediaria de la paz, y denuncia a occidente como responsable de la guerra en curso. Esto le permite mostrarse como el único miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU que trabaja activamente por lograr el cese del conflicto.

El continuo suministro de equipos y armas tanto a Ucrania como a Rusia dificulta la negociación de una resolución pacífica del conflicto. Mientras sigan volando las balas, las posibilidades de entablar negociaciones significativas son escasas.

Por todo esto, China no parece estar en la mejor posición para erigirse como mediadora de la paz. Cualquier negociación de paz es complicada por naturaleza y suele requerir estrategias concretas y viables a fin de avanzar hacia una resolución, algo que no parece contemplado en el plan de paz de China para Rusia y Ucrania, el cual carece de un camino claro por hacer caso omiso a la usurpación rusa del territorio ucraniano y a las violaciones de los derechos humanos.

La implicación económica de China en el conflicto sugiere que su interés se afianza más en el avance de objetivos estratégicos y comerciales que de mediación verdadera.

“Los dirigentes chinos esperan que la guerra continúe durante algún tiempo. Su propuesta, por tanto, tiene menos que ver con poner fin a la guerra que con mantener la reputación internacional de China y socavar la de occidente,” escribió Alexander Gabuev, Director del Centro para Rusia y Eurasia del Think Tank Carnegie Endowment for International Peace.


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