“Por la democracia que no conocemos”

Fotografía de Helena Carpio

TEMAS PD
16/07/2024

En el centro de la plaza, varios jóvenes sostienen pancartas en blanco y negro. Tienen distintos nombres, fechas y lugares temidos —“La tumba”, “La nevera”, “El cuarto de los locos”— que se resumen en una misma petición: “Liberen a los presos políticos”, “Cierren los centros de tortura”. Es una de las exigencias más frecuentes del día, en este encuentro convocado por estudiantes universitarios, incluyendo integrantes de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Entre los detenidos políticos se incluyen jóvenes y estudiantes.

“Los sueños de querer un mejor futuro están intactos”, se escucha como parte de un discurso.

Fotografía de Helena Carpio

Los asistentes comenzaron a congregarse hace media hora, y la mayoría se refugia del sol bajo los árboles y los techos que rodean la plaza. En el centro, varios grupos estudiantiles se alternan para gritar consignas y alzar pancartas. Vendedores ambulantes ofrecen banderas tricolores, gorras vinotinto, silbatos y bandanas. Estamos en la Plaza del Rectorado de la UCV, en Caracas, el domingo 14 de julio de 2024 a las diez y media de la mañana. Faltan 14 días para las elecciones presidenciales. 

—Claro que tengo miedo, pero más miedo tengo de perder al país. Jean Carlos enfrentó ese miedo, lamentablemente fue secuestrado y desaparecido —dice Yván, 25 años, abogado recién egresado de la UCV. 

Jeancarlos Rivas, dirigente juvenil del partido opositor Voluntad Popular, fue detenido en La Guaira el pasado 14 de junio. Está recluido —y denuncian que incomunicado— en el Helicoide, sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional. 

—Él es parte de mi equipo de Voluntad Popular. Si no abandoné la lucha como estudiante, mucho menos lo haré ahora que soy egresado y tengo un juramento —dice Yván. 

Los convocados esperan la llegada de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, la líder y el candidato de la mayor coalición opositora para las elecciones. Estamos en el décimo de los veintiún días de campaña electoral, iniciada con una caravana en Caracas y un período marcado por la persecución a disidentes: se estiman 71 detenciones en lo que va de campaña, incluyendo parte del equipo de campaña de María Corina y dirigentes regionales en otros estados del país. 

Hace tres meses, un Grupo de expertas de la ONU alertó sobre el aumento de las desapariciones forzadas de opositores y dirigentes de la sociedad civil en Venezuela; hace casi dos semanas, el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos rechazó el aumento de las amenazas a opositores y las restricciones al espacio cívico en el país. Estas elecciones —consideró— pueden ser una oportunidad democrática.

Fotografía de Helena Carpio

Este acto en la UCV es polémico incluso antes de su inicio: la noche anterior se difundió en redes sociales un comunicado y una carta, ambos decían que el rector de la universidad no autorizó el evento, citando preocupaciones de seguridad y preservación del patrimonio de la Ciudad Universitaria, el campus, que también es Patrimonio de la Humanidad. (La dirección de información de la universidad desmentiría un día después el comunicado, pero no la carta; el rector no aún no ha declarado sobre el evento).

La Universidad Central es pública y autónoma, la primera del país, fundada hace más de tres siglos, y tiene una reputación de rebeldía histórica ganada a pulso. La supuesta decisión del rector —no del Consejo Universitario— fue ignorada, y por eso esta mañana sigue llegando gente a la plaza, que está justo en la planta baja del edificio de las autoridades universitarias.

Llegan con diversos reclamos, prioridades, de distintas ciudades. Aunque la sede es la UCV, la convocatoria congrega a otras universidades.

—Quisiera vivir en un país donde tenga permitido soñar y cumplir mis sueños —dice Rebeca, 27 años, egresada de la Universidad Santa María, una institución privada.

—Quiero una economía digna, estudios dignos para cada uno de nosotros —pide Génesis, 23 años, estudiante de la sede del Litoral de la Universidad Simón Bolívar, pública y autónoma.

—Debemos resolver el tema de la industria petrolera para arrancar la economía —dice Jefferson, estudiante de Medicina en la Universidad de Carabobo, núcleo Aragua, también pública.

—Es el momento de que los jóvenes decidamos sobre nuestra vida. Necesitamos un país libre y soberano donde podamos vivir sin preocuparnos si vamos a comer o si vamos a tener posibilidad de estudiar —dice Grecia, 21 años, estudiante de la UCV. 

—Antes estudiaba, pero por motivos económicos y políticos lo tuve que dejar. Trabajo en una tienda en el [centro comercial] Sambil. Si queremos que la situación cambie cada quien debe aportar —dice Exaúl, 22 años e integrante del partido Vente Venezuela. 

—Al realizar la transición a la democracia podemos recobrar oportunidades para que nuestros chamos no se vayan del país. Yo no me quiero ir —dice Israel, 21 años, estudiante de Ciencias políticas.

El sol de mediodía impulsa a la multitud a la Plaza Cubierta, también parte del complejo del Rectorado y el sitio oficial del encuentro. Entre los coros de consignas y empujones típicos de las aglomeraciones, diversos dirigentes estudiantiles se abren paso para organizar la escena, justo en las puertas del Aula Magna, donde se gradúan los ucevistas. 

Lanzan dos pendones con las caras y nombres de Edmundo y María Corina. En el centro cuelgan otro. La frase “Volver a casa” se lee sobre un fondo que replica el diseño de la Cromointerferencia de color aditivo del artista Carlos Cruz-Diez, la obra que cubre el piso y pared del aeropuerto internacional de Maiquetía, la puerta de salida de buena parte de los 7.77 millones de emigrantes venezolanos

Fotografía de Helena Carpio

Entre los estudiantes se cuelan distintos logos, de organizaciones universitarias y partidos políticos. Vente Venezuela, Voluntad Popular y Primero Justicia se mezclan con banderines de Un Nuevo Tiempo, Encuentro Ciudadano, Proyecto Venezuela y Convergencia, entre otras toldas. Aunque pertenecen a distintas agrupaciones, muchos de estos estudiantes coinciden en la importancia de participar en la elección, no sólo con el voto sino como parte de las estructuras para protegerlo, ser testigos del proceso. 

Gritos atronadores anuncian la llegada de los invitados: María Corina —de negro, con una silueta de Venezuela que replica el diseño de Cruz-Diez—, y Edmundo —de blanco, con una camisa de inspiración swiftie que dice The Libertad Tour—. Es la primera visita de campaña de ella, mientras él ya ha venido antes a otros encuentros, esta misma semana estuvo reunido en la UCV con pensionados. Ambos llegan rodeados de su equipo, junto a Mercedes, la esposa del candidato. Suben al primer piso tras varios intentos fallidos para ser escuchados. No hay sonido ni tarima —recuerda María Corina, quien pide silencio cuando toma el micrófono—, en algo influyó el no tener permiso. 

Fotografía de Helena Carpio

Les acompañan la precandidata opositora Delsa Solórzano, el gobernador del Zulia electo y despojado Juan Pablo Guanipa y, entre otros, la dirigente Sairam Rivas, quien en 2015 fue la primera opositora electa para dirigir el centro de estudiantes de Trabajo Social, una escuela que fue bastión histórico del chavismo en esta casa de estudios. Hace diez años también estuvo detenida en la sede de inteligencia. En los extremos del grupo se ven fotografías de diversos detenidos, las pancartas contra la persecución política tienen su espacio.

—Venimos aquí a hablar del futuro de cada uno de ustedes en una Venezuela libre —dice María Corina. 

La multitud ruge, y más lágrimas se asoman con cada frase del discurso. Las violaciones a los derechos, las despedidas, la persecución, la falta de libertades, de servicios públicos, de salud, de créditos para crecer, enumera María Corina. 

—Viene un proceso súper complejo, delicado, de construcción de una nueva institucionalidad democrática con pilares republicanos, éticos, liberales, sólidos. Y ustedes van a ser protagonistas. 

Fotografía de Helena Carpio

María Corina destaca la importancia de la propiedad privada, promete fortalecer la educación pública y arranca ovaciones cuando dice que viene un país donde los jóvenes podrán emprender y “hacer plata bien ganada”. Extiende el micrófono cuando los asistentes gritan “libertad” y presenta a Edmundo, diplomático, candidato y –explota la audiencia– egresado ucevista. 

—Haremos lo mejor para conseguir una universidad de primera… —dice Edmundo González—. Una Venezuela donde, confiamos, no habrá prisioneros políticos. Que no tengan que venir sus familiares a recordarnos con una foto la prisión injusta que recibieron sus pares.

Recuerda sus tiempos universitarios, el entusiasmo de su juventud, su graduación en esa misma Aula Magna, el valor de la educación pública y las oportunidades que ya no ofrece la universidad, tampoco el país. 

—Nos habían dicho que este acto probablemente no se realizaría porque no iban a darnos el permiso para hacerlo. Pero la presencia de ustedes fue el estímulo para que no desmayáramos. 

Edmundo habla con calma. De a ratos es difícil escuchar. La audiencia interrumpe entre consignas contra el rector y declaraciones de amor al candidato. 

“Universidades críticas y libres”, se escucha la promesa en la corneta.

—El desafío es muy grande —reconoce Edmundo.

Fotografía de Helena Carpio

El acto culmina a la una de la tarde con la misma tranquilidad del inicio, entre consignas y banderas. La multitud se disuelve con relativa rapidez. Los dirigentes estudiantiles revisan que todo quede limpio, seguramente para evitar reclamos de la autoridad, y quizás también como un sutil te lo dije.

La rebeldía ucevista se debe en gran medida a su histórico rol político. La UCV es la casa del primer gran movimiento estudiantil venezolano: la Generación del 28, formada por los líderes estudiantiles que se opusieron a la dictadura de Juan Vicente Gómez durante la primera mitad del siglo XX. Entre sus integrantes estuvieron los nombres de destacados intelectuales y algunos de los futuros presidentes que tendría Venezuela durante sus décadas de democracia. 

De esa generación se heredó también el máximo símbolo del estudiante ucevista: la boina azul, distintivo de la Federación de Estudiantes de la época y símbolo de protesta a la dictadura en actos públicos, desfiles universitarios, eventos académicos e intentonas armadas, como la mítica expedición del Falke.

Pero han sido muchas las generaciones de dirigentes y movimientos de protesta estudiantiles en la universidad, donde aún quedan homenajes a líderes de la izquierda política. 

Fotografía de Helena Carpio

A la UCV pertenecen varios de los integrantes del Movimiento Estudiantil más reciente, como Juan Carlos Requesens, expresidente estudiantil, dirigente universitario, exdiputado a la Asamblea Nacional, detenido en agosto de 2018, condenado a ocho años de cárcel y excarcelado hace nueve meses tras un acuerdo en la mesa de negociación política, después de pasar más de tres años de encierro y arresto domiciliario. Todo esto con 35 años de edad. Toda su generación, que lideró las protestas de 2007 y entró triunfal a la Asamblea Nacional en 2015 fue puesta a prueba: perseguidos, encarcelados, exiliados. De ese Movimiento Estudiantil pocos quedan libres en Venezuela. El movimiento actual lo sabe.

—Nunca había sentido tanto miedo de una movilización como hoy. Pero creo que nunca había sentido el nivel de responsabilidad —dice Dilan, 24 años, estudiante de Derecho en el último año de la carrera e integrante de la federación estudiantil. 

Camina de la Plaza del Rectorado a la Plaza Cubierta, donde lo esperan sus compañeros. Sostiene un megáfono en la mano. 

—Mi familia me amarra a este país. Yo tengo hermanos pequeños y quiero que ellos tengan una Venezuela de oportunidades, que no tengan que estar como yo…

Se detiene, baja el megáfono, traga grueso. 

—…peleando por comedor, becas, transporte. No quiero esto. Nos ha tocado difícil. 

Ya no puede detener el llanto.

—Hemos entregado gran parte de nuestra juventud por la democracia que no conocemos. Pero la anhelamos, la estamos buscando.

Se limpia las lágrimas mientras camina. Adentro lo esperan. Antes de despedirse, dice:

—Esto vale la pena. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo va a hacer.

***

Al cerrar la jornada del domingo, el abogado Perkins Rocha, vocero de la campaña opositora, reportó al menos ocho detenciones de personas relacionadas con eventos de la oposición en Lara, Carabobo, Anzoátegui, Monagas y Portuguesa, la próxima parada de la gira opositora. 

La campaña cierra el jueves 25 de julio con un acto en Caracas. 

Quedan 11 días.

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