Álbum de familia

Palmeras

09/09/2021

Trinidad y Tobago, 1938: Fotografía de álbum familiar | @Archivo Fotografía Urbana

Una palmera sostiene al mundo

como la Columna del Infinito de Brâncuşi,

de hecho podría ser un promontorio vegetal

en estilo salomónico

con ornamentos y curvas ascendentes,

o tal vez descubras

en medio de la selva

una palmera

que se parezca a una columna torsa,

torcida sobre sí misma

hasta culminar en un penacho abierto

para que duerma el gallo

de Luciano de Samósata,

o dos palmeras que crecieron

acopladas, semejantes

a una columna ofídica

cuyos tallos se abrazan

como relucientes anacondas.

Estos altísimos monolitos

apaciguan el miedo

que provoca una geografía inextricable,

y siendo así

es posible acercar la cara

y olfatear el almizcle

del tigre, o del oso palmero

que aroman los troncos

de estas palmas.

Un pintor llamado Armando Reverón

logró simplificar

con pocos trazos de óleo blanco

sobre tela de yute,

las palmeras de la playa

de su apocado caserío: Macuto.

Fue un logro semejante

al del escultor Constantin Brâncuşi,

por la concisión de sus gestos.

Las cabezas de aquellos dos hombres

fueron cuerpos celestes

que giraban muy lentos,

deteniéndose con fe

en una estática contemplación.

Aunque ninguno de ellos

pudo evitar la decadencia del paisaje.


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